Rafael Angel Coronado Giraldo
Colombia vive un momento providencial: los dioses alumbran nuestra compleja oscurana, el miedo comienza a desvanecer y el augurio es que los fantasmas del pasado no mortificarán nuestro trasegar hacia el país hermanado que anhelamos.
El acuerdo del cese al
fuego bilateral definitivo firmado el pasado 28 de junio con la guerrilla de
las Farc, es una magnífica oportunidad para comenzar a imaginar una nueva
Colombia.
Por dondequiera que
vayamos la vida se ha puesto muy dura, pero hoy más que nunca me acompaña la convicción
que la pedagogía para la paz y la educación nos ayudaran a salir del marasmo en
que hemos caído. Creo que de nuestro ofuscado y complejo mundo siempre podemos
extraer luz. Como artista estoy convencido que la hermosura alimenta y, como el
pan, si nos falta morimos.
Pero, cuan arduo es el
camino que nos conduce hacia la paz y la reconciliación. La paz negociada es la
vía maestra para salir del trágico túnel de más de medio siglo de guerra; una
paz sin justicia social se convierte en una colección de documentos y fotos
para la historia. Una paz construida sobre la pelea del presidente Juan Manuel
Santos con el expresidente Álvaro Uribe, es una paz explosiva. Es una paz a
medias aquella en donde los empobrecidos no se sientan en la mesa de negociaciones,
porque no basta un decreto para construir la paz; ésta se forja en el día a día
de cada colombiano que depone odio y resentimiento.
Los negociadores de La
Habana, Cuba afirman que "los acuerdos no tienen marcha atrás", pero
estos tendrán que ser refrendados mediante un plebiscito que no se convocará
hasta que no esté firmado el acuerdo final, y la guerrilla no firmará mientras
no haya amnistía. Seguridad jurídica y política es lo que las Farc pretenden
para cumplir el paso definitivo e irreversible de abandonar las armas.
Se habla de crear las
condiciones necesarias de "desarrollo para una paz estable y
duradera" en un territorio de grandes regiones, con zonas desconectadas y
pobres, con problemas de desigualdad y corrupción general. Y esta es una poderosa
razón que me lleve a considerar que el posconflicto es un enorme desafío. Y
para hacer más complejo el cuadro hay que agregarle las oscuras tintas, léase
férrea oposición contra el proceso de paz, que ejerce el expresidente Álvaro
Uribe y sus seguidores; afirman estos angelitos que los acuerdos solo
benefician a la guerrilla de las Farc y no al país. Y no contentos, le
echan candela al fuego cuando afirman
que Colombia va hacia el Castrochavismo, que Santos es comunista con piel de
liberal que le entregará el mando a Timochenko, el líder de las Farc.
Para concluir menciono
un par de problemas relacionados con lo que está pasando en La Habana, Cuba. 1]
La poca pedagogía e información "digerible" sobre lo acordado en la
mesa de negociaciones 2] La confusión que generan los medios de comunicación
llevan a que el colombiano del común crea que se le ha concedido demasiado a la
guerrilla y nada o poco al país.
Se esperan propuestas pedagógicas
del Consejo Nacional de Paz, de las comunidades eclesiales, de la Iglesia,
universidades, sindicatos, Ong´s. La pedagogía sobre el proceso es deficitaria
y no está a la altura de los desafíos planteados.
Rafael Angel Coronado Giraldo
A los colombianos nos ha llegado la hora
de atrevernos a imaginar un país que vivirá en paz y reconciliación. Un aporte que hacemos para visionar un horizonte diverso es LA CASA DE LA RECONCILIACIÓN para trabajar para que algún día podamos llevar a vivir la experiencia de la reconciliación. De esta "CASA" les hablaremos la semana que vienes.
Rafael Angel Coronado Giraldo