Historias bíblicas de ayer que se repiten hoy
HACER REDES
O CAER EN LAS REDES
O CAER EN LAS REDES
Redes, palabra que está de moda, que
siempre lo ha estado… pero cambiando
de significado en muchas ocasiones.
Para empezar por algún lado, empezamos en
un ayer que seguramente están ustedes
imaginando.
Ayer
Sí, fue entonces, cuando medio muertos de sueño, al borde del lago, después
de una noche intentando pescar, vino a meterse en sus vidas aquel marinero de
tierra adentro.
Le prestaron la lancha porque la gente se
le apretujaba y lo podían tirar al lago. Se sentó en la popa y habló, habló…
Los pescadores estaban con la boca
abierta.
Cuando terminó el sermón y los oyentes se
dispersaron, Pedro le alargó la mano para que volviera a la orilla. Pero aquel
campesino parece que le había agarrado gusto al balanceo de la lancha:
- “Vengan, vamos a pescar”
Pedro y Andrés se miraron.
- “Disculpe
compañero. Hemos pasado toda la noche
intentando eso y no hemos pescado nada”.
Pero le miró a la cara y vio su gesto
decidido. Para quitárselo de encima siguió:
- “Aunque
si te empeñas haremos otro intento”.
Soltaron amarrar, izaron la vela y
entraron un poco por el lago
Echaron con desgana las redes.
Cuando ésas empezaron a pesar como plomo
se inclinaron ante él
mirándolo con asombro y respeto.
- “Apártate
de mí que soy un pecador”
………………………………..
Esa historia de las redes se cuenta en el evangelio varias veces de distintas
maneras, pero las redes allá se quedaron.
En el fondo del lago, un año de sequía, encontraron una barca que los arqueólogos dataron del siglo I. Puede ser o no de Pedro, o de la familia Zebedeo. Pero de las redes ni rastro. A no ser que en el tesoro de alguna catedral medieval se conserve en relicario de plata un trozo de cordelitos: reliquia de las redes de San Pedro. Todo puede ser ya que existe hasta una pluma del ala del arcángel Gabriel que la Virgen debió de arrancarle como recuerdo de su visita.
Pero estábamos hablando de aquellas redes
y su significado. Fueron desde tiempos antiguos un instrumento para
agarrar de todo, pescados o gente. Una
vez enredados los peces, los pescadores tiran los que no sirven y van al mercado los que son apetitosos.
Eso sucedió ayer y fue sucediendo después pero de modos muy diferentes.
DESPUÉS
Los pescadores que sucedieron a Pedro, Andrés y compañeros salieron a la
pesca de hombres para enredarlos en aquellas nuevas comunidades que se iban
formando. Las redes que debían usar comprendieron que no eran de cuerda sino de
amor, servicio, de palabras calurosas,
de sangre: la propia que dieron en
defensa y testimonio de lo que predicaban…
Eso
fue al principio del después.
Pero “más después” algunos pescadores,
diciendo que seguían al profeta de
Nazaret, empezaron a pescar inspirados
por poderes imperiales. Usaron como
arpones de pesca lanzas y espadas.
Atravesaron mares y en nuevas orillas
siguieron pescando y cazando seres humanos. Aquello fue muy triste.
Ya ni siquiera usaban redes, a lo más
cadenas y rejas.
Afortunadamente surgieron fieles seguidores
del Nazareno que se enfrentaron a los cazadores gritándoles, indignados:
¿Con qué autoridad
habéis hecho tan detestables
guerras a estas gentes que estaban
en sus tierras mansas y pacíficas,
donde tan infinitas dellas, con muerte
y estragos nunca oídos habéis
consumido?
¿Éstos no son hombres?...
Y
a pesar del maltrato sufrido por aquellos hombres y mujeres, se formaron redes nuevas de verdaderos
seguidores libres del Crucificado
Y aquí permítannos saltar al momento en
que aparecieron nuevas y extrañas redes. Ya podemos hablar de
HOY
Siguieron utilizándose las redes de
pesca, aunque ha sido necesario regular
su uso y tamaño, para que los modernos
barcos no dejen los mares
desiertos de peces y se acaben las especies marinas…
Pero ahora hablamos de las redes
diferentes que han surgido en el planeta.
Son redes que no necesitan cuerdas visibles,
a lo más cables y altas torres.
Y algo maravilloso sucedió. Que los seres
humanos empezaron a no estar enredados,
presos, dentro de las redes, sino formando parte de ellas. Empezaron a crearse
las redes sociales.
Y vio Dios que tal vez aquello podía ser bueno.
Ya no se manejan esas redes entre el oleaje de los mares sino en ciudades y aldeas, con hilos invisibles que se entrecruzan por el aire.
Yo te haré pescador de hombres le había dicho el carpintero al pescador de Galilea.
Y ahora nos encontramos a un pescador argentino
echando las redes por encima de todos los mares y continentes, alargando las
manos para extender con la gente redes de libertad.
Pero al mismo tiempo que el pescador
Francisco se cuelga de esas redes en el mundo entero se han enredado en la
humanidad redes y redes de todos los tamaños y colores, de todos los
pensamientos y sentimientos, amores y
odios.
Entre los hilos invisibles de esas redes
se han enganchado cuentas bancarias,
drogas, misiles, garras de violadores, despachos de dictadores, teclados
de mentidores…laboratorios de investigadores, mensajes de educadores, reflexiones
de sabios pensadores.
Y, a través de esas redes, se han podido
ver y escuchar los llantos de niños hambrientos, los lamentos de
emigrantes, los cantos de indignados,
las oraciones y mensajes de místicos y soñadores en un mundo de paz, las voces
de profetas…
Hoy en el oleaje de esta humanidad revuelta flotan o se hunden dos clases de seres
humanos, los que caen en las redes opresoras y mentirosas o los que forman
redes de comunicación, de comunión, de búsqueda de amor y verdad.