EL
PAPA CLAMA CONTRA EL «ÍDOLO-DINERO» Y DENUNCIA LA «BANCARROTA DE
LA HUMANIDAD»
El
Papa Francisco arremetió hoy contra un orden mundial que ha hecho
del dinero "un ídolo" que tiraniza a los pueblos y
denunció la "bancarrota de la humanidad", personificada en
los refugiados y en quienes los desprecian.
Francisco
se mostró tajante durante el acto de clausura del III Encuentro
Mundial de los Movimientos Populares, al instar a los alrededor de
5.000 participantes a rebelarse contra este sistema económico y a
asistir a quienes más sufren o menos tienen.
Sus
palabras resonaron con fuerza en el aula Pablo VI del Vaticano:
"¿Quién gobierna entonces? El dinero ¿Cómo gobierna? Con el
látigo del miedo, de la inequidad, de la violencia económica,
social, cultural y militar que engendra más y más violencia".
Ese
"control global del dinero" genera, en opinión del
pontífice argentino, un "terrorismo de base" del que a su
vez emanan otros "terrorismos derivados, como el
narcoterrorismo, el terrorismo de Estado o lo que erróneamente
algunos llaman terrorismo étnico o religioso".
En
ese momento Francisco exclamó que "ningún pueblo ni religión
es terrorista", aunque al mismo tiempo reconoció que "hay
pequeños grupos fundamentalistas en todos los lados".
Sea
como fuere, aseveró que "toda la doctrina social de la Iglesia
(...) se rebela contra el ídolo-dinero" que, según sostuvo,
"reina en lugar de servir, tiraniza y aterroriza a la
humanidad".
El
Papa volvió a denunciar una situación que le preocupa sobremanera:
"la vergüenza" y el drama que viven miles de personas que
se ven obligadas a abandonar sus tierras a causa de los conflictos.
"¿Qué
le pasa al mundo de hoy que, cuando se produce la bancarrota de un
banco, de inmediato aparecen sumas escandalosas para salvarlo, pero
cuando se produce esta bancarrota de la humanidad no hay casi ni una
milésima parte para salvar a esos hermanos", cuestionó,
parafraseando al arzobispo Jerónimo de Grecia.
Apuntó
que "el mal es doble cuando, frente a esas circunstancias
terribles, el emigrante se ve arrojado a las garras de los
traficantes de personas para cruzar las fronteras", y triple si
a su llegada a un nuevo país se le desprecia, explota o esclaviza.
El
Papa también tuvo palabras para los muros o las alambradas erigidas
en algunas fronteras para contener el flujo migratorio y que a su
juicio proporcionan "una falsa seguridad".
"Muros
que encierran a unos y destierran a otros. Ciudadanos amurallados,
aterrorizados, de un lado; excluidos, desterrados, más aterrorizados
todavía, del otro", lamentó, y denunció un Mediterráneo que
se ha convertido en "un cementerio" con "muros
manchados de sangre inocente", dijo.
Durante
su aplaudida alocución se refirió a la corrupción, que "no es
un vicio exclusivo de la política" sino una lacra también
presente en las empresas, en los medios de comunicación y en las
organizaciones sociales y también en las iglesias.
Por
ello llamó a quienes ejercen en estos ámbitos liberarse de
"ataduras" como el gusto por "el dinero, los banquetes
exuberantes, las mansiones suntuosas, los trajes refinados o los
autos de lujo".
Para
ello, secundó al expresidente de Uruguay Jose Mujica, al apuntar que
"quien tenga afición por todas estas cosas, por favor, que no
se meta en política" y añadió: "Y en el seminario
tampoco".
Recomendó
como "mejor antídoto" ante la "tentación de la
corrupción" la práctica de la austeridad y predicar después
con el ejemplo, que "tiene más fuerza que mil palabras, que mil
votantes, que mil 'likes', que mil 'retuits', que mil vídeos de
Youtube".
El
Papa llamó a los participantes de los Movimientos Populares a
contribuir a que el mundo "se sane de su atrofia moral".
"Este
sistema atrofiado puede ofrecer ciertos implantes cosméticos que no
son verdadero desarrollo: crecimiento económico, avances técnicos,
mayor eficiencia para producir cosas que se compran, se usan y se
tiran englobándonos a todos en una vertiginosa dinámica del
descarte", advirtió.
Para
después apuntar que ese sistema impide "el desarrollo del ser
humano en su integridad", una evolución que no se limita al
mero consumo ni al bienestar de unos pocos, sino que "incluye a
todos los pueblos y personas en la plenitud de su dignidad".
"Ese
es el desarrollo que necesitamos: humano, integral y respetuoso de la
Creación", reivindicó Francisco, para después secundar el
lema de estos encuentros, basado en lo que se conoce como las "3T":
"tierra, techo y trabajo" para todos.
En
este tercer encuentro de los Movimientos Populares participaron
organizaciones de base procedentes de países de todo el mundo, como
España, Colombia, Argentina, Guatemala, México, Ecuador, Cuba,
Costa Rica o Venezuela.