Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

30 de diciembre de 2016

Lo que va de ayer a hoy... ESO QUE LLAMAN COMUNIÓN

Lo que va de ayer a hoy…
Historias bíblicas de ayer que se repiten hoy
ESO QUE LLAMAN COMUNIÓN

Ayer
Hablamos del “ayer” cuando Jesús caminaba por la tierra. No caminaba solo. En cuanto bajó del desierto y se fue aclarando en su misión buscó unos compañeros que le ayudasen en el anuncio de ese extraño reino sin rey: el reino de Yahvé . Caminaban predicaban, bautizaban y compartían la vida en común.
Eso de la vida en común es muy molesto para los que quieren estar encima, los que se sienten autoridad, como los que manejaban el país desde el templo de Jerusalén.:

-¿Vivir en común? eso es comunismo.
-oiga, no, ¡si no se había inventado todavía!.
- pues lo que sea, pero en nuestro templo y en este país existen jerarquías y clases.


No hicieron caso. El nazareno vagabundo empeñado en reunir a los pobres, en hacerles sentirse hijos del Padre celestial y bajar a los poderosos de sus tronos, como le contaban que había dicho su mamá antes de que él naciera. (Lucas 1, 52,53)

Eso forzó a quienes le escucharon decir que el amor y la unidad llegaba hasta “dejarse comer” (Juan 6,56) lo considerasen antropofagia y abandonase al profeta loco: “duras son estas palabras, ¿quién puede soportarlas?”.(Juan 6,60)

Y quienes lo vieron como una rebelión contra el poder – “su” poder- mandasen la policía a detenerlo y los verdugos a torturarlo hasta la muerte.

¿Qué pasó para que su fracaso no quedase así?.

La fuerza de su palabra ya estaba actuando en mentes y corazones. Su presencia seguía viva entre ellos. No eran muchos los primeros, pero…
vendían sus propiedades y sus bienes, y distribuían el dinero entre ellos, según las necesidades de cada uno, partían el pan en sus casas, y comían juntos con alegría y sencillez de corazón. (Hechos 2,45)

Así seguía aumentado el número de los que seguían esa peligrosa doctrina.
De esto hace los conocidos veinte siglos y pico. Pero, ya lo decía Él.: “Los hijos de las tinieblas son más astutos que los de la luz” (Lucas 16,8). Fueron muy astutos los tenebrosos cuando se dieron cuenta de que persiguiendo a los seguidores no conseguían nada. Inventaron un gran remedio: la corrupción: privilegios, regalos, palacios, honores y nuevas jerarquías a semejanza de los sacerdotes del templo de Jerusalén) -ya en ruinas. La enseñanza del maestro se empezó a debilitar

Hoy
¿Qué quedó de aquella vida en común, de aquel partir el pan, de repartir y compartir los bienes de los primeros tiempos?

Del reunirse a la fracción del pan en las casas quedó hoy el sacerdote diciendo misa en el templo o catedral y los fieles lejos oyendo (así: oyendo) lo que el señor del altar con amplios vestidos hace y dice
De poner los bienes en común, quedaron los donativos que hacían personas ricas a los templos para poner muchas imágenes y lujosos vasos sagrados y custodias de oro.

También quedó Cáritas y muchas otras meritorias iniciativas benéficas – Algo es algo.
Y hombres y mujeres que se mantuvieron fieles a la pobreza de los primeros tiempos. Quedaron grupos – comunidades- que intentaron recuperar aquellas palabras, “lo tenían todo en común” aunque quienes no lo tenían en común, quienes lo querían para ellos solos, procuraban sobornarlos para tenerlos a su servicio.

De la memoria del Nazareno y su entrega hasta dejarse comer, quedó un Jesús sentado a la derecha del Padre, con corona solemne, un tanto lejos de su lugar entre los pobres y marginados de la sociedad.
Quedaron imágenes, sobre todo de su tortura: estatuas del crucificado en templos y museos (“¡qué bello crucifijo! – dicen – o sea: qué bello torturado”. ¿No les parece absurdo?!).Quedan Cruces de plata, de oro o monumentales que levantaban los vencedores para celebrar sus victorias y sus héroes. La cruz de “sus” caídos, porque que los otros caídos no se la merecen…(¿)

Así lo de tener todo en común, lo de partir el pan y compartirlo en comunidad, lo de seguir a Jesús pobre y marginado de parte de los vencidos, se va difuminando en la niebla de los tiempos pasados.

De vez en cuando aparecen en los rincones del mundo, y hasta entre las llamadas jerarquías de la Iglesia algunos que vuelven a levantar la voz volviendo a las raíces.

En estos últimos tiempos un llamado sumo pontífice se está atreviendo a mirar a las raíces de su cargo:

El papa Francisco afirmó que ·"son los comunistas los que piensan como los cristianos", al contestar sobre si querría una sociedad de inspiración marxista, en una entrevista publicada en el diario italiano ·la república”.
"Son los comunistas los que piensan como los cristianos. Cristo ha hablado de una sociedad donde los pobres, los débiles y los excluidos sean quienes decidan. No los demagogos, los barrabás, sino el pueblo, los pobres, que tengan fe en dios o no, pero son ellos a quienes tenemos que ayudar a obtener la igualdad y la libertad", explica Jorge Bergoglio.

Por ello, Francisco espera que los Movimientos Populares, de los que recibió en el Vaticano una representación, entren en política, "pero no el politiqueo, en las luchas de poder, en el egoísmo, en la demagogia, el dinero, sino en la alta política, creativa y de grandes visiones".

Estas palabras y otras del papa Francisco, como de los obispos Romero , Helder Cámara, Samuel Ruiz, Casaldáliga, Iniesta y muchos más, junto a mujeres y hombres testigos cristianos como Dorothy Day, Jacinto Rovirosa, Simone weil, las madres de la plaza de Mayo y muchos otros, más de lo que muchos se piensan, están llamando a la iglesia a mirar a sus raíces y a tomar conciencia de que la comunión no es sólo abrir la boca para recibir el pan sacramental. Es mucho más:
Volver, los que nos llamamos seguidores del nazareno, a no tener miedo, a comprender lo que significan esas peligrosas palabras: común, comulgar, comunión, comunidad, comunitarismo… No solo “recibir” la comunión sino “hacer” una sociedad en comunión, paz y justicia.


Estas reflexiones se dedican especialmente a quienes son ”de misa dominical y hasta diaria”, pero no se dan cuenta de todo lo que significa la palabra comulgar.