Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

30 de diciembre de 2016

Necesidad e una ética mundial


Reconvertirlo todo
Introducción al Encuentro, de Pepe Sánchez:
Es imposible sobrevivir sin una ética mundial. Imposible la paz mundial sin paz religiosa. Imposible la paz religiosa sin diálogo de religiones: son las palabras iniciales del libro "Proyecto de una Ética Mundial" escrito por Hans Kúng. O sea, la ética mundial es indispensable para la supervivencia humana que está en grave riesgo por conflictos internacionales. La ética es históricamente un conjunto de reglas mínimas y armónicas que permiten establecer una convivencia de respeto entre los seres humanos de todas las culturas y nacionalidades.
Vivimos tiempos de mundialización en la economía, el comercio, la cultura.... Esto afecta a la convivencia entre las personas.


Nuestra conducta y nuestra visión de la humanidad tiene que ser fiel a estas nuevas realidades. Se requiere, entonces, una ética común para el conjunto de la humanidad cuyos principios esenciales se presentaron en la UNESCO y en el FORO ECONÓMICO MUNDIAL de Davos, donde Kúng insistió en la urgencia de modelos éticos globales para sobrevivir;noble causa a la que deberían sumarse gobiernos y políticos, industriales y banqueros y autoridades religiosas. ¿Por qué? La respuesta es obvia: las cifras alarmantes sobre hambre y pobreza, desnutrición y mortalidad infantil, violencia y creciente endeudamiento de los pueblos de Tercer Mundo, deterioro ambiental y falta de sostenibilidad revelan los profundos desequilibrios de la actual globalización, donde la brecha entre los países pobres y ricos es cada vez mayor.

Las cifras son espeluznantes: 10.000 niños mueren cada día por causas evitables, millones de personas huyen de la guerra, las epidemias o el hambre, (refugiados, emigrantes..) sin encontrar acogida, 62 personas son hoy tan ricas como media humanidad, los gastos de la industria bélica y de las guerras alcanzan cifras escalofriantes... Recordemos a este respecto las palabras escritas por Eduardo Galeano con motivo de la MARCHA MUNDIAL POR LA PAZ Y LA NO VIOLENCIA:

"Ninguna guerra tiene la honestidad de confesar: yo mato para robar. siempre invocan motivos nobles; matan en nombre de la paz, de Dios, de la civilización, del progreso y de la democracia.... y, si tanta mentira no pasara, ahí están los medios de comunicación dispuestos a inventar enemigos imaginarios para justificar la conversión del mundo en un gran manicomio y un inmenso matadero. Shakespeare había escrito que en este mundo los locos conducen a los ciegos. Y cuatro siglos después los amos del mundo son locos enamorados de la muerte, que han convertido el mundo en un lugar que cada minuto mueren de hambre o de enfermedad 10 niños y cada minuto se gastan 10 millones de dólares en la industria militar que es una fábrica de muerte. Los cinco países que manejan las Naciones Unidas, los que tienen derecho a veto, son también los cinco principales productores de armas.

Y uno se pregunta: ¿hasta cuándo la paz del mundo estará en manos de los que hacen el negocio de las armas?¿Hasta cuándo seguiremos creyendo que el exterminio mutuo es nuestro destino?”
 (Eduardo Galeano)


Tantas situaciones de angustia y dolor que padece nuestro mundo hacen exclamar a los desheredados no si hay vida después de la muerte sino: ¿Hay vida antes de la muerte?

El evangelio recoge unas palabras de Jesús: "perdónalos Señor que no saben lo que hacen"; palabras que podrían valer para parte de aquella gente que presenciaron su crucifixión, pero que no utilizó para los ricos y opresores. Y sobre todo que no utilizaría para los responsables de tantas injusticias como acosan hoy a la humanidad. Las malas cifras y noticias que tanto nos duelen, las oyen también ellos.

Una minoría ha conquistado o heredado el poder y mantiene su superioridad y sus privilegios a toda costa, con la mentira, (que difunden con sus medios poderosos) y la fuerza (amenazas y guerras) ayudados por el silencio cómplice de los que "tragan" y los que temen. Prefieren pudrirse en su abundancia a respirar el aire limpio de la solidaridad.

¿Cómo se explica si no el triunfo de Trump y del P.P.? Ya conocéis la respuesta de MÚGICA: ¡SOCORRO! A lo que añadiría en una entrevista posterior: "el problema no es Trump sino la gente; Trump desaparecerá, pero la gente sigue; tampoco la Clinton es una carmelita descalza: son dos versiones de lo mismo”.

La capacidad de exclusión y de precarizar la vida de millones de seres humanos es intrínseca al sistema. Hay un cuadernillo de Cristianismo y Justicia cuyo título lo dice todo: "Una economía al servicio del 1%". Es cierto que la sociedad se ha vuelto más sensible a las cuestiones ecológicas y medioambientales y a la discriminación por razones de sexo, raza o religión. Pero reaccionamos ante las injusticias sin el convencimiento de que para cambiar tal rumbo habrá que activar el resorte del cambio personal, del compromiso hacia una vida más sobria, coherente y entregada a los últimos.

Nuestra pertenencia al Reino de Dios, el ejemplo y las palabras de Jesús de Nazaret y nuestro conocimiento de las Bienaventuranzas nos hablan de pobreza, solidaridad, misericordia, ternura y cercanía a los débiles. El Cristo de la cruz niega ante el mundo que triunfar sea conseguir poder y dinero. Su lema, nuestro lema, es el amor, que es inconcebible sin obras. San Juan en su primera carta es rotundo: "nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida porque amamos a los hermanos ; no amar es quedarse en la muerte.... hemos comprendido lo que es el amor porque El entregó su vida por nosotros... también nosotros debemos entregar la vida por nuestros hermanos.... si uno posee bienes de este mundo y viendo que su hermano pasa necesidad, le cierra sus entrañas, ¿cómo va a estar en él el amor de Dios; no amemos con palabras y de boquilla, sino con obras y de verdad. (1 Juan 3, 14-18).

Sin olvidar nuestras convicciones profundas, tenemos que adherirnos al gran principio aceptado mundialmente:

LO QUE NO DESEES QUE TE HAGAN A TI, NO LO HAGAS A LOS OTROS. Este gran principio ético-¬filosófico se encuentra en el confucionismo, el taoísmo, el hinduísmo, el budismo, el judaísmo, el cristianismo, el islamismo, y en muchas otras religiones y culturas del mundo.
Como dice Adela en el resumen que nos mandó, somos una sola familia humana y una única comunidad terrestre con un destino común.

Nosotros, este pequeño rebaño, no podemos modificar:
-las relaciones de dominio
-el poderío de los grupos financieros
-el protagonismo de la industria bélica, ni parar las guerras.
-ni podemos controlar la información
-ni podemos disolver las mafias.
Pero sí podemos ser más solidarios, más sobrios, más ecologistas, más evangélicos, y conectar con los grupos más inquietos y rebeldes y cooperar con ellos.
A partir de todo esto cada uno debe esforzarse en considerar en qué ha de ensanchar su concepto personal de ética para sintonizar con toda la humanidad.


Pepe Sánchez.