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12 de febrero de 2015

El Agua

Historias bíblicas de ayer, que se repiten hoy

Mc (4. 37-39)


Y se levantó una gran tempestad de viento, y las olas se echaban encima de la barca, de manera que ésta se inundaba. Él estaba en la popa durmiendo
Debía de estar muy cansado porque con el meneíllo de la barca se quedó dormido. Él no era hombre de mar. No se dió cuenta de que detrás de los montes se asomaban nubarrones y empezaba a soplar un viento cada vez más fuerte.
La barca  se  encabritó como un toro en jaripeo.
Pero  la cosa se ponía fea.  Sujetándose a las tablas de la barca se le acercó  Pedro y le  sacudió el hombro con sus manazas: “maestro, maestro fíjate que…”

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