Para mucha gente el 1 de mayo es
un día feriado sin conciencia de las luchas y muertes que fueron raíz de ese
día. Les contamos la historia y reflexiones sobre este día. Aquí también
la memoria histórica es importante.
El
legado de Albert Parsons.
En memoria de los “Mártires de
Chicago”.
"Nuestras
clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengan
historia, no tengan doctrina, no tengan héroes y mártires.
Cada lucha debe empezar de nuevo, separada
de las luchas anteriores: la experiencia colectiva se pierde, las lecciones se
olvidan.
La historia parece así como propiedad
privada cuyos dueños son los dueños de todas las otras cosas."
Rodolfo Walsh
(Rodolfo Walsh: periodista y escritor argentino secuestrado
y asesinado por la dictadura militar en marzo de 1975).
Albert Parsons, nacido en Alabama, EEUU,
en 1848, fue uno de los”mártires de Chicago” condenados y ahorcados tras
las huelgas y manifestaciones de principios de mayo de 1886 en demanda de la
jornada laboral de 8 horas. ( 8 horas para trabajar, 8 para dormir y 8 para la
casa - para “vivir” ) Aquel movimiento
dio origen a la organización y lucha de los trabajadores en distintas lugares
del mundo en el comienzo de la “revolución industrial”.
Parsons era periodista, defensor de los derechos de los negros y también
activista a favor de los derechos de los trabajadores. Trabajó en diferentes
medios de prensa. En 1879 fue nombrado candidato a la presidencia de los
Estados Unidos por el Partido Socialista de los EEUU pero tuvo que desistir
porque no había cumplido todavía los 35 años que fija la Constitución.
El 1º de mayo de 1886 y dias siguientes estuvo en las marchas obreras de
Chicago. Fue ahorcado, acusado de
arrojar una bomba contra la policía en Haymarket, durante una concentración
obrera. Tenía entonces 39 años. Meses después de su ejecución, se comprobó su
inocencia.
Alegato personal de ocho horas
Parsons, como sus otros compañeros
condenados, dejó testimonio de su compromiso y su inocencia.
Tuvo una admirable intervención ante el
Tribunal que de antemano ya tenía decidida su ejecución.
Su reflexión en el juicio duró ocho
horas, dos el día 8 y seis el día 9 de octubre de 1886. Como los jueces se
negaron repetidas veces a conceder algún descanso al orador, en varias
ocasiones tuvo dificultades a causa del desgaste físico. “La sala - dicen las crónicas de la época -
dio también muestras de su impaciencia, contrariada por la firmeza y elocuencia
razonadora de Parsons. Este, aun a costa de su salud, se propuso no dejar en pie
ni una sola de las acusaciones del ministerio fiscal y de los testigos, y lo
consiguió cumplidamente.”
Sus palabras perviven a casi 130 años de su
ejecución.
Estos son algunos fragmentos de su alegato:
"Yo como trabajador he expuesto lo que creía justos clamores de la
clase obrera, he defendido su derecho a la libertad y a disponer del trabajo y
de los frutos del trabajo. Yo creo que los representantes de los millonarios de
Chicago organizados os reclama nuestra inmediata extinción por medio de una
muerte ignominiosa. “
“Me preguntáis -comenzó diciendo- por qué razones no debe serme aplicada
la pena de muerte, o lo que es lo mismo, ¿qué fundamentos hay para concederme
una nueva prueba de mi inocencia? “
“Yo os contesto y os digo que vuestro veredicto es el veredicto de la
pasión, engendrado por la pasión, alimentado por la pasión y realizado, en fin,
por la pasión de la ciudad de Chicago. Por este motivo, yo reclamo la
suspensión de la sentencia y una nueva prueba inmediata. Esta es tan sólo una
de las muchas razones que para ello tengo. ¿Y qué es la pasión? Es la suspensión de la razón, de los
elementos de discernimiento, de reflexión y de justicia necesarios para llegar
al conocimiento de la verdad. No podéis negar que vuestra sentencia es el
resultado del odio de la prensa burguesa, de los monopolizadores del capital,
de los explotadores del trabajo ...”
“¿Qué es la cuestión social? No es un asunto de sentimiento, no es una
cuestión religiosa, no es un problema político; es un hecho económico externo,
un hecho evidente e innegable. Tiene, sí, sus aspectos emocionales religiosos y
políticos; pero la cuestión es, en su totalidad, una cuestión de pan, de lo que
diariamente necesitamos para vivir. Tiene sus bases científicas, y yo voy a
exponeros, según los mejores autores, los fundamentos del socialismo.
“La ley y el capital son una misma cosa”
“El capital, capital artificial es el sobrante acumulado del trabajo, es
el producto del trabajo. La función del capital se reduce actualmente a
apropiarse y confiscar para su uso exclusivo y su beneficio el sobrante del
trabajo de los que crean toda la riqueza. El capital es el privilegio de unos
cuantos y no puede existir sin una mayoría cuyo modo de vida consiste en vender
su trabajo a los capitalistas. El sistema capitalista está amparado por la ley,
y de hecho la ley y el capital son una misma cosa.”
“¿Y qué es el trabajo? El trabajo
es un ejercicio por el cual se paga un precio llamado salario. El que lo
ejecuta, el obrero, lo vende, para vivir, a los poseedores del capital. El
trabajo es la expresión de la energía y del poder productor. Esta energía y
este poder han de venderse a otra persona, y en esa venta consiste el único
medio de existencia para el obrero. Lo único que posee y que en realidad
produce para sí es el jornal. Las sedas, los palacios, las joyas, son para
otros. El sobrante de su trabajo no se le paga; pasa íntegro a los acaparadores
del capital. ¡Ese es vuestro sistema capitalista!”
“¿Creéis que la guerra social se acabará
estrangulándonos bárbaramente?
¡Ah no! Sobre vuestro veredicto quedará el del pueblo americano y el del
mundo entero. Quedará el veredicto
popular para decir que la guerra social no ha terminado por tan poca
cosa."
A modo de epílogo de este Memorial
La defensa de Parsons, durante el juicio y en años posteriores, estuvo a
cargo de su mujer, Lucy González, nacida esclava en Texas, hija de una mexicana
negra y de un mestizo de la nación indígena Creek. Sindicalista revolucionaria e incansable
luchadora de las minorías raciales, Lucy formó parte de quienes consiguieron
que finalmente -siete años después de las ejecuciones y condenas - el sistema
judicial admitiera que el proceso de Chicago en 1886 fue una farsa y que su
esposo y todos los imputados eran inocentes de los cargos que se les
formularan. El gobernador del estado de Illinois, John Peter Atlgeld lo
calificó como una “burla a la justicia y un verdadero fraude procesal”.
Confirmó la inocencia de los ejecutados y dispuso la libertad de los tres
sobrevivientes condenados.
“Más peligrosa que mil manifestantes”
Lucy González, la viuda de Parsons,
tuvo una larga trayectoria de lucha. El jefe de policía de Chicago la
calificó como “más peligrosa que un millar de manifestantes”. Impulsó huelgas y organizaciones obreras
hasta su muerte en 1942. Tenía entonces 89 años. Aún después de su muerte, el
gobierno norteamericano siguió considerándola una amenaza: la policía incautó su biblioteca de más de
1.500 libros con temáticas relacionadas con el movimiento obrero y la anarquía,
y todos sus escritos personales. Sus restos, fueron enterrados junto a los de
su esposo Albert Parsons en las proximidades del Monumento de Haymarket, en
Forest Park, Chicago.
Sepamos defender lo que tanto ha costado
conseguir
Como apuntaba Rodolfo Walsh es indispensable la memoria para recoger la
experiencia de las luchas sociales. Para que no ocurra que cada generación
tiene que comenzar desde cero. Hoy, a casi 130 años de aquellas huelgas y marchas
obreras, en muchas partes del mundo -
países “desarrollados incluidos” - se
pactan jornadas de más de ocho horas, condiciones precarias, derechos
recortados y facilidades para el despido.
“Las clases dominantes siempre han procurado que los trabajadores no
tengan historia, no tengan doctrina, no tengan héroes ni mártires”. Tengamos
memoria y tengamos presentes a quienes dieron su vida por el avance social y no
resignemos mansamente derechos y libertades que tanto costaron conseguir a
quienes nos precedieron.
** Carlos Iaquinandi Castro, redacción
de SERPAL
Servicio de Prensa Alternativa.