Dónde están las y los "profesionales" mayas en este colapso diletante del país?
El país vive un hastío convulsivo frente al caos
generalizado ocasionado por el recargado sistema neoliberal asumido como dogma
de fe. Campo y ciudad se mueven, con dinámicas diferenciadas, en contra del
sistema económico y del sistema político, respectivamente. Estas dinámicas aún
no encuentran las estrategias contundentes y coordinadas para darle el “tiro de
gracia” al tambaleante gobierno actual y al desprestigiado CACIF (Comité
Coordinador de Asociaciones Agrícolas, Comerciales, Industriales y
Financieras), que encuentran en la dilación la mejor fuente para su
oxigenación.
La inédita voluntad popular movilizada exigiendo la
renuncia del “gobierno corrupto”, y las acciones colectivas de resistencias
locales frente a la presencia de los agentes económicos neoliberales en el área
rural, necesitan de insumos teóricos propositivos (reflexionados desde las
acciones colectivas) que orienten a esa voluntad popular de campo y ciudad en
efervescencia.
En términos de H. Zemelman, aquí se tiene al sujeto
social colectivo, pero se carece de un contenido teórico, de una utopía que dé
cierta certidumbre a actores y observadores que lo que se busca es mejor de lo
que se tiene. Está la voluntad en acción (sujeto), pero sin un corpus teórico
(idea). Este es uno de los desfases destructivos que, una vez más, amenaza al
inédito despertar guatemalteco.
Una de las razones que explica este desfase es la
ausencia estridente de actores reflexivos, privilegiados/as por la academia
neoliberal. Están las universidades (pública y privadas) como actores en las
calles, pero la finalidad que persiguen no necesariamente es superar el sistema
neoliberal, sino hacer funcionar (reformar) el sistema político neoliberal
(para que sigan gobernando los ricos).
La gran mayoría de las y los supuestos “intelectuales”
mayas, al igual que los de la izquierda neoliberal, andan estresados en cómo
cumplir con los resultados técnicos para la cooperación financiera
internacional. Otros, esperando el fin de mes (en las universidades y en la
administración pública) para cobrar. Aunque también están algunos ingenuos
mayas o no que se frotan las manos esperando cosechar el voto castigo de
ciudadanos indignados en las próximas elecciones.
No cabe duda. El sistema neoliberal tuvo y tiene la
capacidad de instalar y reproducir, desde las universidades y demás centro de
formación, la colonialidad del saber y del poder del cual nos habló A. Quijano.
Cuanto más grado académico tiene el o la guatemalteca, más se distancia de su
sociogénesis. Se vuelve más apologeta y reproductor del sistema neoliberal
racista. Las y los profesionales, académicos o intelectuales mayas no son una
excepción, en su mayoría. El síndrome de la Dra. Rigoberta Menchú no es
un solitario rayo en el cielo despejado de esta Guatemala racista.
En una ocasión, en un café céntrico de la Zona 1 de la
ciudad de Guatemala, un “reconocido” activista maya contra el racismo nos dijo:
“Estamos trabajando con el PNUD. Realizamos reuniones con intelectuales e
indígenas pensantes”.
Esta es una cartografía envidiable del imaginario de
algunos/as mayas cooptados por el sistema neoliberal, pero que se constituyen
en referentes incuestionables para la multitud de mayas “no pensantes”.
Este es el nudo gordiano a superar en esta Guatemala
apasionantemente contrastante. Ya no sólo el desencuentro entre “profesionales”
y la voluntad popular en movimiento. Sino que la voluntad popular en movimiento
tiene que dejar de “idolatrar” el conocimiento de sus profesionales, porque
dichos conocimientos son gestionados e implementados, no para la liberación del
pueblo, sino para perpetuar el sometimiento de las grandes mayorías a los
interese de los patrones que financian a las universidades corporativas (incluyendo
a la Pública).
Para evitar que sobre las actuales olas de la “primavera
cívica guatemalteca” surfeen los mismos intereses y dirigentes neoliberales,
urge darle contenido concertado a demandas emergentes desde los sectores
excluidos como: la creación de un Estado Plurinacional, derechos y
autodeterminación de los pueblos indígenas, otros contenidos para la nueva
Constitución Política del Estado mediante un proceso constituyente
intercultural, etc. En esta tarea es urgente el involucramiento de profesionales
y académicos indígenas o no, por ahora ausentes. De lo contrario, los mismos de
siempre, utilizando a la academia corporativa, terminarán reensamblando o
barnizando al sistema empobrecedor que prácticamente se ha constituido en el
trágico mito de Sísifo para Guatemala.
Documento de
Ollantay Itzamná