Por
Carlos Laquinandi Castro, redacción de SERPAL.
“El
asunto importante aquí es la deuda. Y la deuda no baja cuando bajan los
precios, al revés: sigue subiendo porque simplemente se acumula y los intereses
siguen corriendo. Así que tenemos menos euros y más deuda. Estábamos en
bancarrota y ahora lo estamos aún más. (…) Pero la Unión Europea, en lugar de
admitir la realidad, ha decidido vendernos que es un éxito, en la perversa
distorsión de la realidad”. Así se expresaba Yanis Varoufakis, actual
ministro de finanzas griego pocos dias antes de la victoria electoral de Syriza
del pasado 25 de enero.
En
esas frases se anticipaba la clave del actual atasco de las negociaciones que
afronta el nuevo gobierno griego con los poderes económicos que “mandan”
realmente en Europa a través del Banco Central Europeo, la Comisión
Europea y el Fondo Monetario Internacional.
Y
lo que pretenden los grupos del poder económico y financiero europeo es
simplemente la rendición del nuevo gobierno griego y de la mayoría popular que
le votó para terminar con la austeridad y el estrangulamiento económico y
social de los ciudadanos.
Porque
la “troika” quiere impedir que el ejemplo de una salida razonable de la crisis
griega, aliente iguales expectativas en los movimientos sociales de otros
países del sur de Europa como España, Irlanda o Italia. Eso rompería el
estricto control que ejercen desde Bruselas sobre los gobiernos europeos.
Economías y países
“encadenados”
Grecia
quedó atrapada cuando en el 2010 le dieron el préstamo más grande de su
historia a condición de que redujeran sus ingresos. Y como señaló Varoufakis,
“no es necesario ser economista para entender que eso no funcionaría: si uno
está en bancarrota significa que sus ingresos no son suficientes para pagar sus
deudas, y si para tratar de solucionarlo se le da un préstamo que lo que hace
es aumentar su deuda y además con la condición de reducir más los ingresos, es
imposible.” “Hasta un niño entiende que es un acto criminal”.
En
principio y tal como ocurrió en España, los bancos han sido “rescatados” a
costa de los ciudadanos, que ven cada día mas deterioradas sus condiciones de
vida. El gobierno conservador de Samarás, con la colaboración de la socialdemocracia
del PASOK, fueron los cómplices de las operaciones que hundieron la economía
helena, y permitieron que el banco de inversión norteamericano Goldman Sachs
falseara las cuentas del estado griego. (Recordemos que el presidente de
la sección europea de Goldman Sachs hasta el 2006 fue Mario Draghi, actual
presidente del Banco Central Europeo.)
Ese
país con su economía destrozada, con la sanidad pública, la educación y sus
principales infraestructuras bajo mínimos, con sus jubilados con pensiones reducidas
e insuficientes, con altas cifras de desocupación, fue el que recibió Syriza
como herencia de sus antecesores conservadores y socialdemócratas.
El
compromiso electoral de Syriza es de lograr la recuperación paulatina a través
de estimular el desarrollo y el consumo interno. Pero para ello es
imprescindible aliviar la presión de la deuda heredada. Como afirmaba el Premio
Nobel de Economía y ex vicepresidente del Banco Mundial Joseph Stiglitz
“cuando un país consigue una reducción de la deuda de sus acreedores y
redirecciona esos fondos hacia la financiación de una política fiscal
expansionista, eso produce resultados positivos.” Pero Juncker ( el mismo
que como primer ministro luxemburgués otorgó cómplices y ventajosos convenios
fiscales en su país a las grandes multinacionales ) y los demás “gerentes” de
la “troika”, no parecen dispuestos a que ningún país europeo rompa el cerrojo
económico que limita sus soberanías.
La “troika” pretende más miseria para los griegos
Más
de tres meses de conversaciones han resultado inútiles para alcanzar un acuerdo
que permita al gobierno griego intentar atender las urgencias humanitarias de
gran parte de sus ciudadanos y comenzar a estabilizar su economía. Jean- Claude
Juncker, en nombre de la “troika” comunicó este fin de semana a los
negociadores griegos condiciones inasumibles para Siryza.
Entre
ellas, según explicaba Varoufakis, la eliminación de las ayudas sociales a los
jubilados de bajos ingresos y el aumento de diez puntos porcentuales en las facturas
de la electricidad. “No podía imaginar que no tendrían en cuenta todo lo
que negociamos en tres meses”, dijo el ministro de finanzas griego.
Pide la intervención de Merkel
En
un último recurso, Yanis Varoufakis pidió una actitud decisiva de Angela
Merkel, recordando a la canciller germana el “discurso de la esperanza” que en
setiembre de 1946 pronunció James Byrnes, secretario de estado
norteamericano, para dar la posibilidad a la Alemania - hundida tras la Segunda
Guerra Mundial - “de imaginar la recuperación, el crecimiento y un regreso a la
normalidad”. “Siete décadas después, añadió, es mi país, Grecia, el que
necesita una oportunidad semejante.” Ese discurso fue clave para la
recuperación alemana a través del Plan Marshall y la condonación de la deuda en
1953, patrocinada por EE.UU.”
Añadió
que la dirigente alemana podría aprovechar la ocasión "para sugerir un
nuevo planteamiento de la integración europea, que comience con el país que más
ha sufrido", en alusión a los programas de ajuste aplicados en Grecia,
"víctima tanto de la concepción defectuosa de la zona del euro como
de los fallos de su propia sociedad".
Varufakis
destacó que Grecia "está lista y dispuesta para concertar un pacto
con Europa", en referencia a la propuesta de acuerdo que su Gobierno ha
presentado a los acreedores, pero dijo que para el país "aplique esas
reformas con éxito, sus ciudadanos necesitan un ingrediente del que carecen: la
esperanza".
Dias decisivos
Estas
últimas jugadas sobre el tablero europeo no permiten albergar muchas esperanzas
de un acuerdo razonable. Quizás porque la “troika” nunca tuvo la menor voluntad
de que pudiera alcanzarse. Porque desde un comienzo pretendían una “rendición”
del gobierno y el pueblo griegos, para que “esa oveja descarriada” volviera al
redil manso y sumiso del resto de los gobiernos europeos. Gobiernos que han
hecho pagar con el sacrificio y el sufrimiento de sus pueblos (recortes
presupuestarios en servicios sociales básicos, pérdidas de derechos,
leyes “mordaza”, disminución de salarios, retroceso en condiciones laborales,
etc. ) la crisis que ellos mismos y los sistemas económicos y financieros
generaron.
Los
días que vienen, serán decisivos. Es lamentable la desigualdad de fuerzas. Los
restantes gobiernos europeos que deberían haber apoyado a los griegos, no solo
no lo han hecho, sino que algunos, como el de Mariano Rajoy , han pretendido
mostrarse como “los más disciplinados alumnos” de la “troika”, sin importarles
la siembra de pobreza, angustia, inseguridad y falta de futuro entre su gente.
Y
los movimientos sociales, enfrascados en sus propias luchas nacionales, no han
tenido la suficiente fuerza como para expresar su solidaridad efectiva con el
pueblo griego. Esta es la realidad del momento. Pero estamos en un proceso
dinámico de cambio político y social en Europa. De todos nosotros
dependerá que los pueblos logremos romper estas cadenas de la dependencia con
los poderes económicos y financieros y sus “capataces” en la política europea.
Está
en juego el futuro de nuestras sociedades y de las próximas generaciones.
* Carlos
Iaquinandi Castro,
redacción
de SERPAL, Servicio de Prensa Alternativa.