Conozca la historia detrás de la hoz y el martillo que
Evo Morales regaló al Papa Francisco
Publicado por: Magdalena Valdez
El tallado de una cruz formada con la hoz y el martillo,
es una reproducción de una que hizo el poeta, periodista, cineasta y sacerdote
jesuita español Luis Espinal Camps
Este miércoles el máximo jerarca de la Iglesia Católica,
el argentino Jorge Mario Bergoglio, mejor conocido como el Papa Francisco,
visitó las ciudades de El Alto y La Paz, en Bolivia, donde se reunió con el
presidente de ese país, Evo Morales, e intercambiaron presentes. En las redes
sociales causó mucho impacto uno de los regalos entregados por Morales: Cristo
crucificado en una hoz y un martillo. Para muchos era una falta de respeto al
Papa y a la Iglesia Católica, pero este objeto tiene una singular historia.
El tallado de una cruz formada con la hoz y el martillo,
es una reproducción de una que hizo el poeta, periodista, cineasta y sacerdote
jesuita español Luis Espinal Camps, asesinado en 1980 por paramilitares por su
compromiso con las luchas sociales en Bolivia, y a quien Francisco dedicó un
homenaje cerca del lugar donde hallaron su cadáver.
"Me detuve acá para saludarlos y sobre todo para
recordar, recordar a un hermano, a un hermano nuestro víctima de intereses que
no querían que se luchará por la libertad de Bolivia. El padre Espinal predicó
el evangelio y ese evangelio molestó y por eso le eliminaron. Hagamos un minuto
de silencio en oración y después recemos todos juntos", reflexionó
Francisco en una breve parada en su recorrido hacia la ciudad de La Paz.
Organizaciones de Derechos Humanos entregaron al
pontífice una carta en la que piden la beatificación de Espinal, también
Jesuita como el papa.
Espinal Camps era, además de religioso, un importante
comunicador popular. Estudió artes visuales y utilizó el cine, los documentales
y el periodismo para criticar la realidad social. Se destacó por su compromiso
con los más pobres y su actitud crítica frente a los militares, los medios de
comunicación o la alianza de la Iglesia católica con los sectores más
conservadores en el poder.
El portal BolPress explica que sus conocimientos en
comunicación sumados a su calidad humana y social, fueron la base para impulsar
un trabajo que reflejó una profunda convicción de justicia social a través de
sus programas de radio, cine, televisión y prensa, en los que se denunciaba la
injusticia social, los abusos de la dictadura, del sistema; la lucha de los
sectores sociales, por espacios de libertad, igualdad y justicia.
Luís Espinal apoyaba la democracia y las causas sociales.
En esta foto marcha junto a mineros y gente de la industria fabril boliviana,
en enero de 1979.
Bolpress describe a Espinal Camps como alguien
tremendamente crítico, quien tuvo que renunciar a sus cargos religiosos por sus
fuertes opiniones sobre el cardenalato católico. En Televisión Boliviana tenía
un programa titulado En carne viva, donde se atrevió a realizar entrevistas a
miembros del Ejército de Liberación Nacional, hecho que no agradó a los que
ostentaban el poder.
En 1977 participó en el piquete de huelga de hambre junto
a cuatro mujeres mineras: Aurora de Lora, Luzmila de Pimentel, Nelly Paniagua y
Angélica de Flores, para exigir amnistía general para los exiliados políticos,
vigencia de las organizaciones sindicales y el retiro del ejército de los
centros mineros. Esta ansia de justicia se extendió a más de 2 mil piquetes de
huelga, 528 horas de lucha del pueblo de Boliviano que marcaron la vida política
de Espinal Camps. Dicha huelga de hambre acorraló al gobierno de facto de Hugo
Banzer (1971-1978) y desembocó en una convocatoria a elecciones con amnistía
irrestricta para presos y exiliados.
En 1979, Espinal fundó el Semanario Aquí, un periódico
contestatario autogestionado que reflejaba la opinión de los diversos sectores
sociales. Sus páginas denunciaban los bajos niveles económicos de los
trabajadores; testimonios de hombres y mujeres que apagaban su vida poco a
poco, sin haber comido un buen plato de comida, o haber recibido atención
médica para su salud, sin el privilegio de pisar una escuela y haber aprendido
a leer la página de un periódico cualquiera. Las ediciones del Semanario Aquí
eran un campanazo de denuncias semana tras semana, sobre el abuso y corrupción
de los gobiernos de turno, y el mal manejo en la administración del Estado.
Activista de derechos humanos, Espinal Camps militó en la
Asamblea Permanente de los Derechos Humanos de Bolivia, durante la última etapa
de la dictadura de Hugo Banzer Suárez, cuando empieza desde Estados Unidos una
apertura hacia la democracia.
En 1980, el semanario Aquí alertó sobre la inminencia de
un nuevo golpe de Estado en Bolivia, algo que se hizo realidad cuatro meses
después del asesinato del jesuita. El cineasta y periodista Alfonso Gumucio,
quien fue su alumno y cofundador de "Aquí", recuerda que conoció a
Espinal en unos cursos de cine que brindaba el sacerdote poco después de su
llegada a Bolivia en 1970. "El semanario "Aquí" demostró que
Lucho (como se le conocía popularmente) estaba decidido a llegar hasta las
últimas consecuencias en su compromiso con Bolivia. Él tenía muy claro que su
vida terminaría en Bolivia y por ello decidió consagrarla a la lucha por la
democracia", relató Gumucio. "Me impresionó mucho la decisión de Luis
de hacerse boliviano y quedarse aquí para siempre".
Asesinato
Espinal Camps fue asesinado el 22 de marzo de 1980,
apenas dos días antes que a Óscar Arnulfo Romero en El Salvador. Espinal fue
secuestrado en La Paz casi a la medianoche, cuando volvía del cine a pie y le
faltaba una cuadra para llegar a su casa. Lo montaron en un jeep, le esperaban
horas de tortura entre culatazos, golpes y quemaduras con plancha antes de ser
rematado con más de 12 tiros en un matadero de reses, como consta en reportes
policiales y periodísticos de la época, según explica un artículo de BBC Mundo.
El día del entierro de Espinal decenas de miles de
personas cargaron en volandas el féretro por las calles de La Paz mientras
gritaban: "Lucho ha muerto, aún quedamos muchos".
"La muerte los hermanó", dijo Xabier Albó,
sacerdote jesuita español y amigo de Espinal, refiriéndose a Espinal y a Óscar
Arnulfo Romero. "Cuando retornábamos del cementerio, nos enteramos que a
más de 4.000 kilómetros de distancia (en El Salvador) habían asesinado a
Romero. Las causas son las mismas".
En 1986, en el llamado "Juicio a la dictadura"
(1986) que juzgó los abusos cometidos durante el gobierno de facto instaurado
del general Luís García Meza (1980-1981) se condenó a paramilitares, policías y
militares por violaciones de derechos humanos. Sin embargo, no se juzgó el caso
de Espinal, porque muerte se produjo antes del golpe de Estado y por tanto no
quedó entre las causas presentadas. Hasta el momento, el crimen del padre
jesuita quedó impune, algo que lamentan grupos de derechos humanos.
El intercambio de regalos entre Evo y el Papa Francisco
se realizó tras la reunión privada que celebraron durante casi media hora en el
Palacio Quemado. Francisco comentó que lo suyo era "más sencillo" que
lo que recibía del mandatario.
Morales le entregó la máxima condecoración de Bolivia, el
Cóndor de los Andes, y la distinción Luis Espinal, que fue creada para
reconocer a quien profese una fe religiosa y se destaque por defender a los
pobres, los marginados y los enfermos.
Asimismo, el pontífice recibió el ‘Libro del Mar’, que es
un documento que resume los argumentos históricos, diplomáticos y jurídicos que
ha usado Bolivia para demandar a Chile en la Corte Internacional de Justicia
(CIJ) de La Haya. La demanda busca que la CIJ obligue a Chile a negociar con
Bolivia una solución para la restitución de la salida al Pacífico que perdió en
una guerra en 1879.
Francisco también recibió un cuadro que representa a la
Virgen del Socavón, patrona de los mineros, elaborado con el grano de quinua,
un alimento andino cuyas virtudes promociona Bolivia. Morales también le regaló
una fina vestimenta adornada con motivos de las culturas andinas bolivianas y
una biografía suya.