Lo que va de ayer a hoy
Historias bíblicas
de ayer
que se repiten
hoy
PALABRAS, PALABRAS...
AYER
Debió de ser muy curioso, cuando las hordas de
pre-homínidos iban cambiando, sin prisa, a través de los siglos transformándose en lo que
hoy llamamos “humanos”; cómo fueron poco a poco evolucionando sus primeros rugidos, gemidos, alaridos, en una serie de sonidos que algún día
pudieron ponerse por orden
alfabético en un diccionario.
El proceso fue lento. Todavía
hoy seguro que ustedes conocen personas que rugen, chillan, gimen o
emiten sonidos que no pueden ser
clasificados por la real academia de la
lengua.
No es cuestión de hacer aquí un estudio de lingüística, pero sí
es divertido, dentro de un idioma
concreto ver cómo se maneja la
gente para entenderse unos con otros e impresionarse unos a otros.´
Quiero fer
una prosa en román paladino,
En el qual suele el pueblo fablar a su vecino,
Ca non so tan letrado por fer otro latino:
En el qual suele el pueblo fablar a su vecino,
Ca non so tan letrado por fer otro latino:
Bien valdrá, como creo un vaso de bon vino.
Así hablaba Don Gonzalo de Berceo, hace 8 siglos, para decirnos que “intentaba escribir en lengua popular, como la que se habla entre los vecinos, y aunque él no es tan culto para hablar en latín sería bueno que le dieran un vasito de buen vino”.
De ese monasterio de San Millán
de la Cogolla donde escribió sus versos
don Gonzalo ha salido el lenguaje con el
que, como nosotros, mucha gente en buena parte del mundo intenta entenderse. ¿Pero se entienden?
Bien valdría un vaso de buen vino, aunque algunos hoy lo estropeen con coca cola (bebida especial para aflojar tornillos).
Hoy
Todos comprendemos la
importancia de entenderse con el lenguaje. Después de que el cura de
Berceo se ganase el vaso de vino riojano,
ha pasado demasiado tiempo y al idioma
castellano le han modificado
también demasiados “tira –y- afloja” que
van transformando el lenguaje.
Podemos ver algunos ejemplos de
las variaciones que ha tenido este
idioma que hablamos, sin hacer un estudio profundo del tema.
Los primeros cambios más
sencillos fueron el nacimiento continuo de nuevas palabras según aparecían nuevas realidades.
Por ejemplo, cuando un francés
descubrió en el “Nuevo Mundo”
un extraño tubérculo al que él
llamó en su idioma “manzana de tierra”,
en el país donde se levanta el monasterio de San Millán se les
ocurrió llamarlo patata. O papa.
Cuando a
Barcelona, a Madrid, a Buenos Aires y su barrio de la Boca, llegó un juego inglés donde estaba prohibido
tocar la pelota con la mano, la real academia de la lengua dijo que
debería llamarse “balón pie”; pero el pueblo se sublevó y consiguió que se llamase como en inglés: el
fútbol o en sevillano “er furbo”.
Esto lo decimos de paso,
porque no es ese el asunto que quería hoy tratar. Ahora me interesa el tema de las palabrejas, (o palabras para
listos) y las palabras cristianas (o
claras).
Pues resulta que estamos hablando en castellano, en “castilla” que dicen los hermanos mayas, o en español;
pero lo que quiero reflexionar con ustedes es que en esta
lengua que tratamos no todos se pueden entender aunque hablemos el mismo idioma.
Podíamos poner como ejemplo la
definición de filosofía que algunos nos ofrecen:
Filosofía: es una ciencia que explica lo
que todos saben con palabras que nadie entiende.
Ahí llegamos a lo que intento
tratar hoy. El diccionario de la lengua va engordando
con más palabra, cada vez que se
hace una nueva edición, pero el diccionario que tenemos en la cabeza la mayor
parte de los mortales que hablamos español es bastante raquítico.
Quienes escriben libros, dan
conferencias o sermones suele ser gente
que tiene en su memoria el diccionario
más gordito pero el pueblo normal, el que les escucha e intenta entenderles, sólo
conoce , una lista de palabras más
reducida. Sin embargo el escritor,
predicador, orador o locutor no se da cuenta a veces con quiénes está hablado y suelta “palabrejas”
que a él le parecen normales pero que sólo las entienden
los dos o tres listillas y listillos que le escuchan. Esto varía según el ambiente
donde se desarrolla el acto. Les
cuento algún caso que les va a
sorprender:
En cierta comunidad cristiana, el padre predicador
decidió hablar a los feligreses durante varios días sobre “lo que es la misa”;
más concretamente habló sobre “el banquete
eucarístico”. Al cabo de pocos días, como era hombre observador, empezó a notar
que la gente reflejaba en su rostro que no se daba cuenta de lo
que estaba hablando. Al final de una de
las misas se acercó a los vecinos y les preguntó: “¿Ustedes entienden bien eso del banquete?” “¡Pos” claro Don Casimiro, un banquete
es eso… un banquito pequeñito para
sentarse!”.
Don Casimiro y sus feligreses hablaban el mismo idioma, el de Cervantes y Gonzalo de
Berceo, pero no tenían el mismo
vocabulario…
Hubo otro caso en que los
oyentes cortaron por lo sano al joven
maestro que estaba reunido en la escuela con los padres de los alumnos y les explicaba:
“Para entender bien lo que les voy a decir sepan que cuando hablo de los
psíquico quiero decir lo del espíritu y cuando hable de lo somático me refiero al cuerpo, así que…
Le cortó una madre de familia: “por
favor señor maestro y ¿por qué no dice cuerpo y espíritu y así nos aclaramos
todos? ¡Por favor hable usted en
cristiano!”
A veces se pone
de moda alguna palabra que antes no se
decía. Esa palabra se repite y se pone de moda, aunque no se
entienda mucho.
En estos años de principios del siglo
XXI, cuando escribo, se usa mucho la palabra “paradigma”·.
Si el orador está en una asamblea
de licenciados seguramente no hay
problema, pero si está en una reunión más popular, podría
buscar en el diccionario y ver que paradigma:
es ejemplo o modelo de algo. O sea que si en vez de paradigma dice “tal cosa es ejemplo de…” seguro que todos le entienden
mejor.
Estas reflexiones no son sólo para los “listillos” que dan clases, conferencias o sermones. También se pueden volver
los paradig… perdón, los ejemplos del revés.
Un servidor propone al
pueblo en general que lea más, que se
acuerde de que hay un antiguo
invento llamado libro (si no saben lo
que es “libro” busque en el diccionario).
Porque a veces la culpa de no entender
alguna palabra sencilla es de
quien escucha y aunque sabe leer, ha
leído muy poco.
Si usted, hablando de geografía con un universitario, se da
cuenta de que el estudiante no sabe qué es un “continente” ni cuántos son
en el mundo, no se cree usted mala conciencia.
Es problema de él.(el que
suscribe vivió esa experiencia
personalmente).
Todo esto que les cuento, ahora lo quiero referir a los que intentan comunicar el mensaje evangélico.
Porque precisamente quien inspiró
el evangelio, Él que no era licenciado, usaba un idioma que todos entendía demasiado bien.
Por eso lo mataron porque lo
entendían y les molestaba lo que decía
Los testigos de su
resurrección que tampoco era gente de muchos estudios también hablaban claro y sencillo.
Pero con el tiempo los evangelizadores se han
ido complicando la vida y el lenguaje.
-
“¡Qué bien habló el padre en la
misa!”
-
“¿Qué dijo?”
-
“No sé, pero habló muy bien”.
Pues en un paradig… digo como ejemplo diferente hay actualmente (y en todas las épocas)
también quienes anuncian el mensaje cristiano,
según parece demasiado claro. Se les entiende demasiado.
Le “pirateo” a Jorge Oesterhel, director de ‘Vida Nueva
Cono Sur’ algunos comentarios sobre el
lenguaje de Francisco, obispo de Roma:
El Papa hablaba con
cualquiera en un tono muy directo, que se prestaba a todo tipo de
interpretaciones. Incluso hablaba por teléfono con personas que
luego contaban lo que el Papa les había dicho en el ámbito privado, y esa
conversación era puesta en los titulares de los medios sin ningún filtro ni
contextualización. En más de una ocasión se debió salir apresuradamente a
aclarar los dichos del Pontífice….
…Comentando unos
conflictos que existen en una diócesis
chilena dijo Francisco: “Osorno sufre por tonta”, porque no abre su corazón a lo que
Dios dice y “se deja llevar por las macanas que dice toda esa gente”.
Si el Santo Padre hubiera dicho algo así: “Invito
a la Iglesia de Osorno a abrir su corazón a la voluntad de Dios y a no dejarse
confundir por otras voces”, es probable que nadie se hubiera sentido
afectado;….
… El Papa acepta los riesgos de ser cercano y
directo. ¿Nosotros también estamos dispuestos a aceptar esos riesgos?...
Francisco da la impresión de saber que esto es
así y que no teme las discusiones; no se detiene, avanza, enfrenta las críticas
y nos enseña a ser cristianos en medio de las tormentas de nuestro tiempo.
Mientras la nave de Pedro se sacude en el mar de los conflictos, Francisco se
mantiene al timón, y, por momentos, más que un timonel, parece el conductor de
una misteriosa máquina trituradora de hipocresías. Como el Maestro.( nº 2.960 de Vida Nueva)
En este “Lo que va
de ayer a hoy”, empezábamos diciendo que
Gonzalo de Berceo intentó hablar en román
paladino: en el lenguaje sencillo con el que suele el pueblo hablar a su vecino; con el que Jesús de Nazaret contaba las
historietas de sus parábolas o les
llamaba sepulcros blanqueados a los fariseos. Con el que Francisco anima a no
escuchar macanas.
Pero yo también quisiera animar a toda la gente que no predica ni escribe, a los que escuchan y quieren
entender al que habla, a que por favor
lean, se enteren, conozcan más palabras de su idioma, para no dejarse engañar por lenguajes hipócritas, o sea macanas, y que el pueblo
unido jamás sea engañado y todos sean un
paradigma (con perdón) para la humanidad.
Todo eso… Bien valdrá,
como creo, un vaso de bon vino,.