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13 de noviembre de 2015

AguAnte la Vida



Por cuarto año consecutivo, se realiza el encuentro “AguAnte la Vida”:

Se fortalecen las redes territoriales en defensa del agua y la vida

Durante dos días, más de 40 organizaciones socioambientales y de pueblos indígenas, desde Arica a la Araucanía, se reunieron para compartir experiencias, conocimientos y estrategias para fortalecer los procesos de defensa y recuperación del agua en sus territorios.



El sábado 7 y domingo 8 de noviembre, en Santiago, se llevó a cabo el 4to Encuentro Interregional de organizaciones socioambientales Aguante la Vida, organizado por el Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales OLCA en alianza con el Observatorio de Conflictos Mineros de América Latina OCMAL. La iniciativa, que busca el intercambio y articulación de territorios impactados por megaproyectos extractivos, es considerada por sus asistentes como una posibilidad privilegiada de formación y proyección estratégica de las diversas luchas.



 
En esta oportunidad el Encuentro enfatizó el rol protagónico de las organizaciones presentes en la defensa y recuperación del Agua y la Vida: en la instalación de nuevos temas en la agenda pública, en la valoración del agua como bien común y no más como objeto de lucro, el fracaso del extractivismo y la necesidad de transitar a otros paradigmas de desarrollo, la urgencia de proteger la semilla contra iniciativas como el TPP y la ley Monsanto, el imperioso bloqueo al decreto ley 701 para frenar el monocultivo forestal que está desertificando el centro sur de Chile, la necesidad de contar con una participación ciudadana vinculante, de manera de poder decidir lo que queremos y lo que no en nuestros territorios.




Además, se procuró la socialización de diversas herramientas de trabajo comunicacional en miras a superar problemas crónicos como el cerco informativo, la manipulación mediática y la desvalorización y la estigmatización que sufren las y los defensores de los bienes comunes.




La actividad culminó con acuerdos e iniciativas que dan cuenta de la comprensión de que las amenazas que enfrenta cada lugar en particular frente a un proyecto energético, agroalimentario, minero o forestal; no son fruto de la mala suerte ni del azar, sino que son parte de una política desenfadada de hipotecar el futuro colectivo en beneficio de un presente codicioso y cortoplacista promovido por un grupo de transnacionales que, a costa de corrupción y asistencialismo, están depredando aceleradamente la casa común.