Lo que va de ayer a hoy
Historias bíblicas
de ayer
que se repiten
hoy
¿Qué conciencia?
AYER… hoy… ayer…
hoy… ¿mañana?
Pues esta vez,- ya verán por qué - es casi imposible separar esos tiempos de la vida y la historia, así que allá vamos:
Hablamos en otras
ocasiones sobre el amanecer de la
humanidad, cuando en una lenta,
lentísima evolución, algunos seres vivos empezaron a ser lo que
hoy llamamos humanos.
Empezaron a
ser, empezamos a ser… ¿somos hoy del todo humanos?, ¿Estamos anclados en el
ayer, en el hoy, o vamos al mañana?
Aparte del humor
de estos dibujos, de los que
pueden encontrar innumerables variaciones reflexivas, humorísticas,
pensemos que no se trata solamente de una evolución de nuestro cuerpo.
Cuando ya aparecemos los hombres y mujeres con el aspecto
que hoy consideramos más o menos normal,
hay algo importante en lo que seguimos cambiando. Se
trata de nuestros conocimientos,
de nuestros pensamientos pero, sobre
todo de nuestra conciencia, que sigue evolucionando de modos distintos, desde los hombres de la edad antigua, los que ya leían y escribían…. hasta nuestros días… y lo que vendrá después.
Puede haber personas que
estén poco avanzadas en conocimientos, en su aprendizaje, su ciencia, en lo que saben, pero que han
llegado a avanzar
mucho en su conciencia, al darse cuenta de la realidad en
la que viven y de su misma
realidad. Pero…
Al revés: Puede que haya grandes científicos, buenos
técnicos, que tengan muy bajo su nivel de conciencia. Será
bueno que bajo el símbolo de esa estatua (el pensador, de
Augusto Rodin) nos pongamos a
reflexionar cómo evoluciona o puede
evolucionar la conciencia de los seres
humanos. Pasemos revista:
1.- Conciencia ingenua: La conciencia de esos hombres, que aun sabiendo leer y escribir, hubo un tiempo en que no tenían claro: ¿por qué pasan las cosas?, ¿por qué hay enfermedades, terremotos, señores poderosos y esclavos, guerras y hambre?. Pues… - decían - porque sí; porque así ha sido siempre y así será. Así está el mundo. Eso es la conciencia ingenua. Las cosas pasan y las personas son porque así tiene que ser.
- Pero siguiendo
la evolución de esa conciencia, cuando
los seres humanos se siguen preguntando, encuentran una explicación:
2. Conciencia mítica: hay un creador, un ser supremo,
un dios ( al, que en cada lugar de la tierra le dan un nombre
distinto). Él lo ha credo todo y hace que todo funcione
así. Nosotros, piensan.
Podemos Influir en
ese dios ofreciéndole sacrificios. Tal vez
él puede cambiar las cosas y hacer que sean diferentes. Le podemos pedir
que nos salve de los terremotos, la
enfermedad y el hambre o nos libre de
nuestros enemigos y nos ayude a vencerlos
porque es poderoso.
Eso se llama la conciencia mítica. A ese dios nadie le ha visto nunca pero
creemos en él. Tenemos nuestra religión
con la que se organiza nuestra vida. Hasta llegamos a aceptar que los reyes que dominan nuestros pueblos sean como representantes de dios. Si unas personas son ricas y otras
pobres, es porque dios lo ha querido así. Si unos países dominan e invaden a otros, es por un destino manifiesto de Dios (¿!)
Claro que, muchas veces,
parece que ese dios no responde a nuestras peticiones automáticamente
y en el mundo, aunque le recemos,
sigue habiendo tragedias, terremotos,
enfermedades e injusticias .. ¿Qué hace dios, que lo permite?
4.- conciencia individual: Pero ahí no se termina todo,
porque cada uno nos vamos encontrando en
esta vida con los demás y ayudándonos
unos a otros, o fracasando en la
sociedad, o seguimos enfrentándonos unos
contra otros.
Surge la conciencia del yo personal. Mi “yo” procura competir con los demás
“yo”. De ahí nacen enfrentamientos, discusiones, guerras y tragedias y en consecuencia: miserias y hambre,
masacres y marginación porque cada “yo”
queda en soledad y enfrentamientos entre
los otros yo. Parece que la conciencia no se nos aclara. Y muchos de los que
perdieron la fe en dios tienen ahora la
angustia, la nostalgia de ese dios que , según piensan, han perdido.
Pero otros siguen
teniendo conciencia religiosa, aunque muchos de los mitos, de las historia que
les ha contado de dios y de lo que dicen los libros sagrados ya no lo creen
así. Van dejando de creer en “ese” dios pero
sigue buscando y encontrando a Dios
por otro camino.
Entonces podemos
dar otro paso a:
5.- concincia transpersonal. En esta evolución aparece otra
conciencia, que no se fía del yo individualista. Descubre que
hay algo que supera a ese yo y
llega a la conciencia del yo universal.
Todo lo que
llamamos universo desde los astros más lejanos a millones de años luz,
hasta lo más pequeño y cercano,
plantas, animales, seres microscópicos,
yo y lo más profundo de mí mismo.
Todos somos un solo YO: , el yo transpersonal en quien estamos todas las personas y seres del universo
Todos somos un solo YO: , el yo transpersonal en quien estamos todas las personas y seres del universo
Los científicos que con su conciencia crítica y su
ciencia habían llegado a despreciar a los dioses y toda realidad que no fuera material, hoy están descubriendo otra dimensión de la
realidad, apoyados en sus nuevos
conocimientos, descubrimientos y su reflexión sobre
la física cuántica.
Admiten como
fundamental, el espíritu en la realidad
del universo. Se han dado cuenta de que el universo no es sólo materia. A ese espíritu no le ven como algo que flota “en el cielo” por encima de la
realidad, sino en íntima unión con lo
real. Lo pueden llamar Tao, o Alá, o Yahvé Dios, o…
¿Eso que decimos
sucede hoy, sucederá mañana o empezó a
suceder ayer?
Podríamos decir que
unas personas en la época actual todavía tienen una conciencia ingenua.
Las cosas son así porque son así y no les intenten hacer penar más… Les molesta que les compliquen la vida con
preguntas.
Otros hoy tienen
todavía una conciencia mítica. El dios en que ellos creen, es el que les enseñaron de pequeños, en el
catecismo. Un dios que premia a los buenos y castiga a los malos. Se lo imaginan como un viejito con barbas rodeado de ángeles con alas. Muchos hablan de “mi Dios” como si fuera
algo suyo propio, particular.
Cuando alguien les explica que muchas de esas enseñanzas son mitos,
simplemente dejan de creer. No se les ocurre pensar que se puede buscar a Dios de otra manera. No
saben que el gran teólogo Santo Tomás de Aquino dijo que “de Dios sabemos más
bien lo que no es que lo que es”.
Muchos no comprenden que, cuando algo en los
libros sagrados es “mito” no es mentira. Es una manera
simbólica de explicar las cosas,
según el modo de hablar de una época y
un país.
Decíamos que la humanidad poco a poco va entrando en una conciencia que no es la del
yo individual sino la conciencia de la unidad universal. Pero igual que hoy existen personas envueltas en una conciencia ingenua, que no analizan nada , que todo lo creen como lo creían las personas al principio de
la humanidad, También en la religión aceptan todo
lo que les dicen los antiguos catecismos
al pie de la letra… Eso pasa “hoy”.
También, “ayer”,
desde la antigüedad hubo
personas, sabios, santos y místicos
que tuvieron esa conciencia universal. Por ella se sentían
unidos con Dios y todo el universo. Podemos hablar de
Buda, de Sócrates, de Gandhi, de los
místicos sufíes en el Islam…
Los seguidores de Jesús encontramos en Él alguien que superó la religiosidad mítica, individualista
de los doctores de Jerusalén, porque
vivió de modo sublime la unidad con quien él llamaba su padre celestial, como amor universal . No necesitó conocimientos
de la física moderna para para vivir esa conciencia: "Que todos sean uno como tú, Padre y yo somos uno".
Cuando nos escandalizamos de los crímenes que estos días
realizan las furias del estado islámico,
no conocemos a los santos místicos pacíficos del islam, los sufíes. También podemos recordar avergonzados las cruzadas medievales, las crueldades de la inquisición cristiana
y la furia de tantas guerras llamadas “de religión”; o en la actualidad, las invasiones y robos de
los países de la Europa llamada cristiana, de
los Estados Unidos que se llaman
defensores de la cultura occidental
cristiana, bombardeando y asesinando en países de Asia, Latinoamérica…
¿Qué conciencia tienen esos “creyentes”?
Por eso no me he atrevido
en este artículo a
distinguir todo el proceso en Ayer y "hoy", porque vamos caminando hacia el mañana entre
evoluciones, revoluciones, contrarrevoluciones, estancamientos, marchas atrás,
nuevos descubrimientos y reflexiones, acercándonos a la conciencia universal o
transpersonal.
Caminamos hacia
una profunda espiritualidad,
apoyada no en espiritualismo light, sino en el amor universal, que
podemos llamar Dios. Vamos caminando
hacia eso que está
ya presente pero todavía no… el
mañana que muchos vivieron Ayer y algunos empiezan a vivir hoy.
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Notas:
Aclaración:
A veces el lenguaje castellano parece reírse de nosotros
con palabras de significados confundibles y escritura parecida. Uno de los
casos más obvios es el de conciencia y consciencia, dos vocablos con una sola
letra de diferencia cuyos significados son constantemente mezclados y
confundidos…. Y con razón.
-La consciencia es la propiedad del ser humano de
reconocerse a sí mismo y lo que le rodea y reflexionar sobre ello. Adjetivo:
(in)consciente.
-La conciencia tiene el mismo significado, pero llevado
al terreno de la distinción entre el bien y el mal. Hay múltiples expresiones
con la palabra conciencia que nos son válidas para consciencia: una mala acción
puede suponer un cargo de conciencia, mientras que tomamos conciencia de algo
cuando pensamos a fondo sobre ello y hacemos algo a conciencia cuando lo
hacemos con mucho empeño. Verbo: concienciar (se).
Es decir, consciencia es siempre sinónimo de conciencia,
pero conciencia no es siempre sinónimo de consciencia. En la oración “Pedro
recuperó la conciencia minutos después de desmayarse” podemos sustituir
conciencia por consciencia, pero en la oración “mi conciencia no me permite
robar en una tienda” no podemos emplear el vocablo consciencia porque se trata
un asunto moral.
(Del portal web:¿cómo se dice?)
Notas:
Para profundizar en este
tema podemos recomendarles los documentos:
“Tener religión o tener fe” y “Jesús el hombre sabio y
compasivo” que encontrarán en este mismo blog.
También les
puede ayudar el libro “Vida en
plenitud” de Enrique Martínez Lozano,
editorial PPC