Historias bíblicas
de ayer
que se repiten
hoy
Las cuatro esquinas
Ayer y Hoy
En el principio
existía el miedo.
Cuando el ser
humano empezó a existir empezó también
a existir el miedo. Ante una naturaleza
amenazante, con tormentas, temblores de tierra, fieras, enfermedades… y el miedo de unos, y unas… frente a otros y
otras.
Eso hizo que el miedo se nos fuera convirtiendo en agresividad.
Muchas veces el
agresivo es una persona que tiene miedo a otros y por eso reacciona como dice el refrán: ”La mejor defensa es el
ataque”.
Pero también los
seres humanos desde los tiempos antiguos hasta los modernos nos hemos ido juntando en familias, grupos,
asociaciones, pueblos… al mismo tiempo
nos íbamos separando en bandas,
enemigos, opositores, competidores…
Según reaccionábamos
unos(as) frete a otras (os) nos
hemos colocado en cuatro esquinas.
Quiero decir que
encontramos cuatro tipos de personas por
el modo como se plantan su vida frente a los demás. En
cada una de las cuatro esquinas encontramos al:
El agresivo: mantiene
sus ideas y su conducta por
encima o contra los demás, hasta
obligando a los otros y a la sociedad, a veces con violencia, a que sean como él piensa.
El cumplidor: acepta
casi siempre las normas y
conducta de la sociedad o de los que
mandan y
no se complica; procura vivir cumpliendo todo lo que dicen las leyes, la gente, la costumbre.
El crítico: no se conforma fácilmente con lo que
en la sociedad le proponen. Ante
lo que hacen y plantean los demás lo piensa y discute. Si no le
convence, lo rechaza o hace nuevas propuestas, plantea nuevos caminos.
El entusiasta: Es
creativo y se esfuerza por dar vida a lo que piensa y siente, aunque respeta
lo que piensan y sienten los que
no están de acuerdo con él.
Como pueden comprender, el agresivo y el entusiasta son
incompatibles. Esas dos actitudes no se pueden dar en la misma
persona.
Pero sí pueden existir:
El agresivo- cumplidor:
se ata a “lo que siempre se ha hecho así”, y reacciona más o menos violentamente
contra los que desean
cambiar la realidad, la vida,
sus costumbres.
El agresivo- crítico:
está en contra de todo lo que le
han enseñado o se le propone . Es de
los que
nada más llegar a una reunión
dicen: “no estoy de acuerdo…¿de qué
están hablando?”
También el entusiasta
pude tener dos vertientes:
Entusiasta- cumplidor: no tiene mucho espíritu crítico, pero pone todo su interés y empeño en colaborar, haciendo lo que se le manda o se le propone.
Entusiasta- crítico.: apoya los cambios que se proponen en la sociedad, las nuevas iniciativas e inventos. Discute ideas y situaciones que por tradición “siempre se han hecho así”, y propone otras, pero no impone y acepta que otros piensen distinto.
Alrededor de todos
estos personajes podríamos añadir
otros 2 tipos de personas que son: los veletas y los pasivos.
Los veletas: son quienes
andan cambiando fácilmente entre las
distintas actitudes, se mueven por las “cuatro esquinas” según sopla el viento.
Los pasivos: que “no son nada”… que no se mueven ante las iniciativas, ni se les ocurre nada… pueden ser hasta agresivos cuando les proponen algo que no les apetece (¡¡ a mí que me dejen en paz!!). Desde luego, entusiastas no son jamás.
En cualquier asociación, comunidad… se pueden dar diferentes tipos de estas personas, pero según es el grupo pueden predominar unas u otras.
Por ejemplo: Estos días
que siembra tragedias el estado islámico en nombre de Alá, igual que los
cruzados cristianos de la edad media guerreaban para conquistar el sepulcro de Jesús.
No puede haber
dentro de esos fanáticos ninguna persona con espíritu crítico. Lo eliminarían enseguida.
Así Podemos
traducir estas cuatro
esquinas a los modos como cada persona acepta la religión.
En ese caso podríamos llamar desde el punto de vista religioso a los distintos personajes que
antes hemos citado:
El fanático (
agresivo): es el que tiene el
tema religioso como algo de vida o muerte. Por o contra la religión es capaz de insultar, de ofender y puede llegar al extremo de
agredir o de matar (como tenemos muchos ejemplos en la historia antigua o reciente)
El religioso (cumplidor) : es el que procura fielmente seguir todas las normas, importantes o pequeñas, de la religión a la que pertenece. No tiene mucha formación, no piensa mucho, pero sigue al pie de la letra la religiosidad que aprendió de joven.
El laico (o sea crítico) : El que no da excesiva importancia al aspecto religioso, aunque no lo desprecie, pero es crítico con muchos aspectos de lo que para algunos es la religión
El espiritual (entusiasta): pone
su fervor en aspectos trascendentales de la vida, sin fanatismos, sin querer obligar a otros
a ser como él.
Como decíamos antes, tampoco son compatibles el espiritual y el fanático. Si alguien es fanático no puede ser espiritual, y viceversa. Pero también pueden matizarse ambas actitudes:
El
fanático-religioso: es el
que cumple mecánicamente las reglas de su religión. Para él es
cuestión a veces de vida o
muerte. Si es padre o madre de familia
obliga a sus hijos, (u otros que están a sus órdenes) quieran o no, a ir
a misa a hacer rezos y devociones, a
llevar medallas… (sus hijos de mayores
seguramente saldrán fanáticos o ateos, salvo que por un milagro, les
purifique un espíritu crítico y un poco
de buen humor.
El fanático laico:
es ateo o anticlerical agresivo. Rechaza
todo aspecto religioso de la vida. No se puede dialogar con él sobre
cuestiones de fe, porque ya por principio insulta y si tiene ocasión incendia templos o
destruye objetos religiosos.
También se matizan
las actitudes del espiritual
El espiritual religioso:
es la persona que cumple las
normas y celebraciones dándolas un
sentido, una motivación de fe, no
reflexiona mucho sobre por qué lo hace
así, pero lo hace de corazón. A ese modo de
tener fe se la suele llamar “la
fe del carbonero” o “la fe de la abuelita”.
Pero no simplifiquemos; hoy existen abuelitas y carboneros que se van espabilando, tomando conciencia crítica y avanzando en su formación. Sobre todo abuelitas, porque carboneros hay cada vez menos con la invasión de la electricidad y el petróleo.
Otro aspecto importante, aunque nos extrañe al principio, es el:
Espiritual laico: a primera vista parce una contradicción unir esas dos palabras, pero pensándolo bien, es un camino importante: El espiritual laico o crítico busca la fe con entusiasmo aunque con dudas e inquietudes. Tal vez se ha escapado de la jaula de un espiritualismo religioso o fanático que le habían enseñado de pequeño, pero ha ido descubriendo un camino distinto. Se ha dado cuenta de que el espíritu no está demasiado unido a los actos religiosos sino más bien a los actos de amor por la humanidad. El espíritu le lleva a hacer todo el buen que pueda sencillamente.
Su símbolo es el buen samaritano que curaba las heridas de alguien que no era de los suyos y que escandalizaba al sacerdote que no se detenía para no llegar tarde al templo.
El espiritual
crítico reflexiona en el mensaje de Jesús, o de algún otro profeta
si pertenece a otra religión (pero no anda mariposeando de una a otra).
Critica lo que no ve claro, reflexiona, ora, dialoga y no deja de hacer el bien, de ser buen vecino, buen amigo, buen samaritano, buen ciudadano de este mundo que tanto necesita amor.
Critica lo que no ve claro, reflexiona, ora, dialoga y no deja de hacer el bien, de ser buen vecino, buen amigo, buen samaritano, buen ciudadano de este mundo que tanto necesita amor.
También paralelos a los “veletas” y “pasivos”, de que hablamos antes existen los personajes:
religiosos light
(veletas): que unos días son católicos, otro día ateos , se pasan
a los mormones , luego al budismo
o a cualquier religión oriental y terminan siendo agnósticos pasivos, e
decir:
no saben-no contestan
y tampoco piensan porque viven
su vida sin complicarse ni
reflexionar para qué viven, ni qué
pintan en este mundo. El verdadero
agnóstico duda, pero reflexiona y busca;
a veces encuentra a Dios sin darse cuenta.
Por poner algunos ejemplos en temas que están de actualidad: Podríamos pensar en la que sucede en algunos países de tradición religiosa donde se exageran las posturas y hay enfrentamientos entre fanatismo religioso y fanatismo no creyente.
Conozco algún país
que está sembrado de templos
pero su la tradición religiosa
está en crisis.
Algunos que se dicen no creyentes están molestos porque los símbolos y los actos religiosos están presentes en todas partes del país y las personas y organizaciones religiosas tienen desde hace mucho tiempo privilegios y presencia importante. Eso lo rechazan los fanáticos críticos . No se fijan si la gente religiosa tiene acciones benéficas y solidarias en la sociedad.
Volvamos la página por el otro lado:
Algunos que se dicen creyentes se sienten perseguidos
porque quisieran que su religión
siga siendo importante en el país, con sus obras de caridad y de
enseñanza. No se fijan si también
abusan con esa religión de
privilegios, grandes edificios y fuerte economía.
Ni unos ni otros son capaces de pensar que podría darse la unión entre quienes piensan que hay un espíritu dentro de ellos y del universo, que no les mueve a buscar poder político y privilegios sino unidad, defensa de los derechos humanos, amor a todo persona y a todo ser vivo.
Deseemos que la humanidad deje de jugar a las cuatro
esquinas.Que se junten
todos aquí abajo en la tierra,
donde está presente el espíritu (en las nubes está el espiritualismo vacío que no sirve a la vida).
Procuremos que en la tierra, no haya más gente fanática ni pasiva, que nos anime el Espíritu, sea cual sea el nombre con el que queramos llamarlo.