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18 de diciembre de 2015

Lo que va de ayer a hoy... Sacrificio o Comida

Historias   bíblicas  de ayer

que se repiten hoy
Sacrificio o comida



 Existen dos palabras  que marcan  la visión de  las personas sobre  lo  que se conoce por culto religioso. Cómo  nos relacionamos con  Dios en nuestras reuniones de creyentes.
  Podríamos abordar otras religiones pero nos  vamos a centrar  en las que dependen   de  la Biblia,  el libro que  orienta  nuestra vida y las  celebraciones  donde  sentimos presente a Dios. 

Nos podemos hacer  esta pregunta :

Quienes se reúnen en nombre ese Dios, al que primero llamaban
(pronunciado  “Yahv”) y más tarde:  “Dios” o “padre  nuestro”  ¿Qué  modo tienen  de comunicarse  tienen  con él?  
 
Cuando esa  relación es  personal hablamos de oración. Pero cuando se trata de una colectividad  ¿cómo  se expresa la comunicación con la divinidad?

Siguiendo nuestra costumbre en estos artículos de  comparar el ayer  con el hoy, será fácil colocar el ayer en  lo que llamamos  “Antiguo testamento”. Y el hoy en el  “Nuevo”

AYER
   
Si buscamos en  la vida de  los  patriarcas: Abraham… Moisés…,de  los profetas:  Isaías, Jeremías… Oseas etc., de las personas piadosas  que en torno a ellos buscaban a Yahvé,  los servidores del templo,   se comunicaban por los SACRIFICIOS,  que consisten en sacralizar,  en hacer sagradas  muchas realidades   de nuestra vida: Una oveja, un toro en aquellos pueblos de pastores se convertían  en sagrados   cuando  se los ofrecía en sacrificio a Dios sobre unas piedras que se levantaban formando  un altar.

En los primeros tiempos de su culto a Dios,  aquellas tribus llegaron  a ofrecer sacrificios humanos.
La historia de Abraham subiendo  al monte para sacrificar (matar) a su hijo Isaac recuerda  muchos casos de sacrificios humanos en distintas civilizaciones.   
En  Israel,  llegó un momento  en que  su religión  se fue humanizando.
Pero  taedó. Antes lean  este párrafo del libro de los jueces (11, 29-39) y asústense:

  El Espíritu del Señor vino sobre Jefté, quién recorrió Galaad y Manasés, pasó a Mispá de Galaad y de allí marchó contra los amonitas.  Entonces hizo esta promesa al Señor:
 
   —Si entregas a los amonitas en mi poder,  el primero que salga a recibirme a la puerta de mi casa, cuando vuelva victorioso de la campaña contra los amonitas, será para el Señor, y lo ofreceré en holocausto.
 
  Luego marchó a la guerra contra los amonitas. El Señor se los entregó:   los derrotó… . Fue una gran derrota, y los amonitas quedaron sometidos a Israel.
 
  Jefté volvió a su casa de Mispá. Y fue precisamente su hija quien salió a recibirlo, con panderetas y danzas; su hija única, porque Jefté no tenía más hijos o hijas. En cuanto la vio, se rasgó la túnica gritando:

   —¡Ay hija mía, qué desdichado soy! Tú eres mi desdicha, porque hice una promesa al Señor y no puedo volverme atrás.

  : Ella le dijo:
   —Padre, si hiciste una promesa al Señor, cumple en mí lo que prometiste, ya que el Señor te ha permitido vengarte de tus enemigos…….
 
 ….Su padre cumplió con ella el voto que había hecho. ..

 Pero como decíamos, aquella religión primitiva se fue humanizando.  Limitaron los sacrificios a ofrendas de animales y frutos del campo.  Así en  el  Antiguo Testamento  se citan ofrendas animales domésticos, de pan,  alimento base para el pueblo (como el maíz  hoy en  Latinoamérica) era fuerza para  los profetas caminantes y para el pueblo peregrino.  

  El pan, el vino,  los pescados y las verduras eran símbolos menos religiosos, más a ras de tierra. Eran  la comida  de los humanos pero  también objetos de sacrificio. 
Todo eso proviene de que  el dios  en las religiones primitivas era  un ser que daba miedo,  que guardaba en su seno las tormentas, los rayos, las inundaciones y había que aplacarle ofreciéndole víctimas para que no se enojase.

(Todavía hoy cantamos en nuestras celebraciones: “Perdona a tu pueblo Señor... no estés eternamente enojado”) 

    Es una visión de la humanidad primitiva  mirando al cielo donde Yahvé esperaba los sacrificios del sacerdote con el pueblo temeroso a cierta distancia.

Así nos es  fácil dar el paso, saltando páginas, hasta llegar al Nuevo Testamento,  que para nosotros ahora es  el

hoy

 Y ¿qué descubrimos?.
En vez de  un sacerdote ante el altar de los sacrificios en el templo nos encontramos con un  galileo,  carpintero, en un pueblo  casi desconocido,  que ha sido educado en la religión  de Yahvé; pero  que se asoma poco por el templo y pone  condiciones a los que quieren ofrecer sacrificios.  Les dice (Mt.5,23): 

Si mientras llevas tu ofrenda al altar te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti,   deja la ofrenda delante del altar, ve primero a reconciliarte con tu hermano y después vuelve a llevar tu ofrenda.

Y  aún más tajante (Mt 9, 13): Vayan y aprendan lo que significa: ``MISERICORDIA QUIERO Y NO SACRIFICIO"; porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores.

Ese Jesús  que no era sacerdote, que ponía condiciones a los solemnes sacrificios,  era despreciado por los hombres religiosos

En vez  de ese culto religioso andaba  por calles, y campos. Entraba en cualquier casa  para compartir la comida con gente importante  o con  personas  mal vistas en aquella sociedad.  Por ello lo criticaban y se defendía (Mt 11,19):  

Porque vino Juan que no comía ni bebía, y dicen: 

``Tiene un demonio.  Vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y dicen: ``Miren, un hombre glotón y bebedor de vino, amigo de recaudadores de impuestos y de pecadores. Pero la sabiduría se justifica por sus hechos.

Aquí nos encontramos con una contradicción entre el ayer y el hoy.
En  la religión  de la que llamamos antiguo testamento  la  relación con Dios se apoyaba en los sacrificios a veces sangrientos.
Al aparecer Jesús de Nazaret, quiso superar esa  religión para transformarla  en comida, en  comunidad y en comunión.

La pregunta que dejo sobre  la mesa para quien quiera  pensar es: 
 

¿En este siglo XXI tan evolucionado, si  ustedes dicen que siguen  al profeta carpintero de  Nazaret,  ¿cómo expresan su fe?

Entre dos imágenes que les presento, encontrarán dos columnas de palabras.  Pueden pensar cuáles de  esas  palabras están más de acuerdo con el culto religioso que ustedes realizan,  el del ayer bíblico o el  del  hoy  del evangelio.

Ayer lo importante era
Hoy lo importante  es
El templo    1 La gente
El altar  2  La mesa
El sacerdote> 3 La comunidad>
(Uno celebra los otros asisten) + (Todos celebran algunos presiden)
El sacrificio (ofrenda)  4 La comida de fiesta (memoria)
Las ceremonias y objetos  5  La unidad y amistad
Mirar al cielo, cerrar los ojos  6 Abrir los ojos a la realidad
 Ofrecer dones a Dios  7 Partir el pan, compartir la vida
Fidelidad a los ritos   8 Fidelidad al prójimo


EXPLICAMOS CADA  PUNTO:
1       ¿Mi religión se  encierra en el templo o se abre  en  el trato  y la buena relación con las personas?
2       En la celebración de la eucaristía ¿me coloco con temor respetuoso ante un altar o confiado cerca de la mesa que nos reúne fraternalmente?
3       En las celebraciones ¿quién atrae más mi atención: es el sacerdote  que “dice” la misa que yo voy a “oír” o es la comunidad toda que se reúne a celebrar junto al que preside?
4       ¿Sigo llamando a la misa el “santo sacrificio”  o  escucho  a Jesús que dijo “hagan esto en memoria mía” y me siento en una fiesta que  celebramos los amigos  con  Jesús presente?
5  ¿Considero lo más importante las ceremonias, los objetos litúrgicos, las vestiduras… o  siento viva la amistad  de quienes allí nos reunimos.
6   En esas celebraciones ¿mis ojos se dirigen al cielo, los cierro piadosamente…  o abro bien mis ojos para  ver lo que allí se celebra y la gente que está a mi lado?
7   ¿Siento que estoy allí haciendo una ofrenda  a Dios que está por encima de mí o  encuentro a Jesús en el partir el pan, en compartir mi vida con las personas que allí están?
8   Y  resumiendo,  ¿en mis reuniones cristianas quiero ser fiel a los ritos que allí se realizan o  mi fidelidad está en la frase del Nazareno: en esto conocerán que son mis discípulos…
Para terminar, ¿lo que llamo  religión es una serie de sacrificios y ceremonias semejantes a  lo que encontramos en el ayer de la Biblia o es más semejantes al hoy de  la comunión humana al estilo de Jesús,  lo que nos cuenta el  apóstol Santiago y lo que esta pintura refleja.
 

(Santiago 2,2) 
Supongamos que cuando ustedes están reunidos entra uno con anillos de oro y traje elegante, y entra también un pobre andrajoso; 2,3: y ustedes fijan la mirada en el de traje elegante y le dicen: Siéntate aquí en un buen puesto; y al pobre le dicen: Quédate de pie o siéntate allí, en el suelo, 2,4: ¿no están haciendo diferencias entre las personas y siendo jueces malintencionados?
(Sant.1,27)  Una religión pura e intachable a  los ojos de Dios Padre consiste en cuidar de huérfanos y viudas en su necesidad y en no dejarse contaminar por el mundo.