Historias bíblicas de ayer que se repiten hoy
com
Erase una vez…
¡fue sólo una vez! una enorme explosión que nadie
escuchó, porque no había nadie con orejas para oír… (Ahora los
científicos dicen que no fue propiamente
explosión, pero se la sigue llamando “Big bang”).
Con esa explosión se pudo ver un fuego que se expandía, creando el espacio. Se
pudo ver, pero nadie lo vio porque no había ojos para verlo.
AYER:
Dicen los científicos
que eso sucedió hace aproximadamente
13,8 mil millones de años atrás, que sería por tanto la edad del universo.
Entonces todo lo que hoy existe estaba condensado en un punto, el átomo
primigenio, como explicó el sacerdote belga Georges Lemaître (y no se le
echaron encima los teólogos para condenarlo, como al pobre Galileo Galilei, tal
vez porque ya habían escarmentado con él).
Imagínense: todo lo que existe: sólido líquido y
gaseoso, seres vivos e inertes, todos
juntos condensados en un punto. Algo así como cuando, en las horas pico se condensa y aprieta gente y gente en el autobús y todavía el ayudante del conductor grita: "¡suban, suban, que dentro hay sitio!"
Pues algo así.
Hasta que sucedió
la gran expansión y esa energía
concentrada en un punto se fue
extendiendo y creando el espacio, los átomos, los quark que forman esos
átomos… y fue apareciendo la vida - la que
conocemos y la que no conocemos - la materia , la antimateria, las
galaxias, los agujeros negros…
Un servidor, ignorante, se atreve a escribir para gente también poco informada.
Sólo intento ayudarles a pensar esto:
Todo lo que en el universo existe, galaxias y estrellas, rocas, aire y agua, seres vivos microscópicos, plantas, animales, hombres y vivientes que pudieran existir
en otros mundos a miles de años luz…
todo surgió de esa explosión.
Hasta surgieron don Adán y doña Eva, la serpiente
y la manzana: los personajes simbólicos que en
las religiones se presentaron
para explicar la creación por quien
Santo Tomás dice que: ”de Dios sabemos más
lo que no es que lo que es”
HoY:
Pues hoy… todo lo
que existe, como decíamos, sigue siendo parte de un solo
TODO. Sólo falta que nos demos cuenta.
Cuando cada uno de
nosotros decimos esa pequeña palabra: ”yo”, ¿estamos distinguiéndonos de ese
otro que dice también “yo”?. ¿O estamos
identificándonos con el otro que expresa la misma idea aunque sea en otro vocabulario.
Los “yo” que se
han multiplicado por el mundo han ido
creciendo, no solo en número, sino en conocimientos, con los que han
descubierto sistemas para vivir mejor y también para matar mejor, con otros big
bang, menos big, pero más mortíferos.
Es que han avanzado rápidamente sus
conocimientos ¡pero no tanto su CONCIENCIA!
No han llegado a darse cuenta, o se han olvidado, de que todo lo que se encuentra en este universo, que según los
sabios sigue expandiéndose, creciendo con el espacio, todo lo que nació del
primer “bang” es un solo ser aunque sean inconscientes quienes
provienen de ese origen COMÚN.
Por eso el ser
humano además de decir “yo” ha aprendido
a decir “mío” y ahí han saltado
en el lenguaje otros COM
que el ser pensante ha descubierto: competencia, confrontación, combate…
También es cierto que entre los seres vivientes y pensantes han existido algunos
que han llegado a contemplar
el mundo que les rodeaba y a meditar.
Se han dado cuenta de que todo lo existente no es más que “polvo de
estrellas”.
Algunos, mirando a
esas estrellas y al suelo donde
pisaban, han pensado que es necesario
algún ser causante de todo lo que existe y le pusieron
nombres como: El ,
Alá , Yhwh, Dios, Tao,… y muchos otros.
Pero como su
pensamiento era reflejo del “yo
competitivo” que tenían entro… esos mismos dioses
les sirvieron para enfrentarse y
hasta matarse unos a otros.
A pesar de todo, han seguido apareciendo entre los seres
pensantes quienes han cultivado su CONCIENCIA de unidad, y han rechazado todo lo que fuera competencia, confrontamiento, combate. Incluso han negado a cualquier dios que
llevase a la confrontación y han ido descubriendo algún ESPÍRITU que se encontrase en la
unidad de todo lo que ese big-bang
produjo.
Los que así pensaban fueron inventando nuevas palabras
COM: comunidad, compartir, comunicar, comunión, comunismo,
comunitarismo, convivir, colaborar,
compasión,…
Otros las despreciaron, las falsificaron y hasta esas
mismas palabras las convirtieron en causa
de confrontación
Por eso, muchos de
los seres de conciencia avanzada,
que predicaban y buscaban la unión
universal fueron perseguidos,
encarcelados y asesinados por quienes
sólo pensaban en competencia y confrontación.
En un pequeño
rincón de la tierra, un hombre tuvo
la osadía de anunciar a sus vecinos que
todos somos uno, que somos como las ramas de una misma planta, como miembros de un solo cuerpo. Llegó a proclamar que quienes han sido despojados de “lo mío”: bienes, salud, libertad… nos piden que seamos “uno” con ellos. Llegó a decir que “Yo” y Dios, a quien él llamaba abba (en su idioma “papá”) eran una sola cosa… y pidió a sus discípulos que todos fueran uno, como lo eran él y el abba.
todos somos uno, que somos como las ramas de una misma planta, como miembros de un solo cuerpo. Llegó a proclamar que quienes han sido despojados de “lo mío”: bienes, salud, libertad… nos piden que seamos “uno” con ellos. Llegó a decir que “Yo” y Dios, a quien él llamaba abba (en su idioma “papá”) eran una sola cosa… y pidió a sus discípulos que todos fueran uno, como lo eran él y el abba.
Pero aquellos que tenían conciencia muy limitada, que
estaban agarrados a sus competiciones,
confrontaciones y combates, “no sabían lo que hacían” y lo
asesinaron, igual que ha
sucedido con otros profetas de la unidad en todo el mundo.
Quienes habían
creído sus palabras, después de un tiempo de desaliento y desesperación, lo encontraron vivo entre ellos. Recuperaron
la conciencia y siguieron anunciando el mensaje de unidad universal.
Desgraciadamente ese mensaje más tarde se fue descomponiendo y otros perdieron esa conciencia y lo
convirtieron en una religión que acabó
enfrentándose con las otras religiones.
Han pasado pocos años de este suceso. Apenas veinte siglos, que en la expansión de ese big bang son casi
nada.
Algunos
creemos que las palabras de aquel hombre siguen vivas, como las de otros
profetas en distintos países
de esta chispita enfriada de la gran explosión.
Siguen mujeres y hombres, movidos por el espíritu, clamando al mundo
que – como intentamos anunciar en este blog
- a pesar de todo… todo y todos somos uno-
Aunque nos falte mucho para darnos cuenta. Y nos sigamos matando en nombre del dinero, de las tierras alambradas o de algún dios (del yo y de lo mío).