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4 de abril de 2016

Lo que va de ayer a hoy... COM

Historias bíblicas  de ayer que se repiten hoy


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Erase  una vez… ¡fue sólo una vez!  una enorme  explosión que   nadie  escuchó, porque no había nadie con orejas para oír… (Ahora los científicos dicen que no fue propiamente  explosión, pero  se  la  sigue  llamando “Big bang”).

Con  esa  explosión se pudo ver un  fuego que se expandía, creando el espacio. Se pudo ver, pero  nadie  lo vio porque no había ojos para verlo.



AYER:  

Dicen los científicos  que eso sucedió hace aproximadamente  13,8 mil millones de años atrás, que sería por tanto la edad  del universo.  Entonces  todo lo que hoy existe estaba condensado en un punto, el átomo primigenio, como explicó el sacerdote belga Georges Lemaître (y no se le echaron encima los teólogos para condenarlo, como al pobre Galileo Galilei, tal vez porque ya habían escarmentado con él).  
Imagínense: todo lo que existe: sólido líquido y gaseoso,  seres vivos e inertes, todos juntos condensados en un punto. Algo así como cuando, en las horas pico se condensa y aprieta gente y gente en el autobús y todavía el ayudante del conductor grita: "¡suban, suban, que dentro hay sitio!"


Pues  algo así.
  Hasta que sucedió la gran expansión y  esa energía concentrada en un punto se fue  extendiendo y creando el espacio, los átomos, los quark que forman esos átomos… y fue apareciendo la vida - la que  conocemos  y la que no  conocemos - la materia , la antimateria, las galaxias, los agujeros negros…

Un servidor, ignorante, se atreve a escribir para  gente también poco informada.  Sólo  intento ayudarles a pensar  esto:
Todo lo que en el universo existe, galaxias y   estrellas, rocas,  aire y agua, seres  vivos microscópicos, plantas, animales,  hombres y vivientes que pudieran existir en  otros mundos a miles de años luz… todo surgió de esa explosión.
 Hasta  surgieron don Adán y doña Eva, la serpiente y la manzana: los personajes simbólicos que en   las religiones  se presentaron para explicar la creación   por quien Santo Tomás dice que: ”de  Dios  sabemos más lo que no es  que lo que es”
 Todos y todo  somos nacidos, comprimidos y expandidos de  ese común  “átomo  primigenio” que explicó el P. Lemaître y otros sabios con él.

 HoY:


Pues hoy…  todo lo que existe, como decíamos, sigue siendo parte de un solo  TODO. Sólo falta que nos demos cuenta.

Cuando  cada uno de nosotros decimos esa pequeña palabra: ”yo”, ¿estamos distinguiéndonos de ese otro que dice  también “yo”?. ¿O estamos identificándonos con el otro que expresa  la misma idea aunque sea  en otro vocabulario.  

Los “yo”  que se han multiplicado por el mundo han ido creciendo, no solo en número, sino en conocimientos, con los que han descubierto sistemas para vivir mejor y también para matar mejor, con otros big bang, menos big, pero más mortíferos.


Es que han avanzado rápidamente  sus conocimientos ¡pero no tanto su CONCIENCIA!  No han llegado a darse cuenta, o se han olvidado, de  que todo lo que se  encuentra en este universo, que según los sabios sigue expandiéndose, creciendo con el espacio, todo lo que nació del  primer “bang”  es  un solo ser aunque sean inconscientes quienes provienen de ese origen COMÚN.
Por eso  el ser humano  además de decir “yo” ha aprendido a decir “mío”  y ahí  han saltado  en  el lenguaje otros COM  que el ser pensante ha descubierto: competencia,  confrontación, combate…
También es cierto que entre los seres  vivientes y pensantes han existido  algunos  que han llegado a contemplar  el  mundo que les rodeaba y  a meditar.  Se han dado cuenta de que todo lo existente no es más que “polvo de estrellas”.
Algunos, mirando a  esas estrellas  y al suelo donde pisaban, han pensado que  es necesario algún ser  causante  de todo lo que existe y le pusieron nombres  como:  El ,  Alá , Yhwh, Dios, Tao,… y muchos otros.
Pero  como su pensamiento era  reflejo del “yo competitivo” que tenían entro…  esos  mismos dioses  les sirvieron para enfrentarse y hasta matarse unos a otros.
A pesar de todo, han seguido apareciendo entre los seres pensantes quienes han cultivado su CONCIENCIA de unidad, y han rechazado  todo lo que fuera  competencia, confrontamiento, combate.  Incluso han negado a cualquier dios que llevase a la confrontación y han ido descubriendo  algún ESPÍRITU que se encontrase en la  unidad de todo lo que ese  big-bang  produjo.  
Los que así pensaban fueron inventando nuevas palabras COM: comunidad, compartir, comunicar, comunión, comunismo, comunitarismo, convivir,  colaborar, compasión,…
Esas  palabras  a unos les descubrieron una nueva luz en su vida.  


Otros las despreciaron, las falsificaron y hasta esas mismas palabras  las convirtieron en  causa  de confrontación
 Por eso, muchos de los seres de conciencia  avanzada, que  predicaban y buscaban la unión universal  fueron perseguidos, encarcelados y asesinados  por quienes sólo pensaban en competencia y confrontación.

En  un pequeño rincón de la tierra, un hombre tuvo la osadía de anunciar a sus vecinos que
todos somos uno,  que somos como las ramas de una misma planta,  como miembros de un solo cuerpo. Llegó a proclamar  que  quienes han sido despojados de  “lo mío”: bienes, salud,  libertad…  nos piden que seamos “uno” con ellos.  Llegó a decir  que “Yo” y Dios, a quien él llamaba abba (en su idioma “papá”) eran una sola cosa… y pidió a sus discípulos que todos  fueran uno,  como lo eran él y el abba.
Pero aquellos que tenían conciencia muy limitada, que estaban agarrados a  sus competiciones, confrontaciones y combates, “no sabían lo que hacían”  y lo asesinaron,  igual que ha sucedido con otros profetas de la unidad en todo el mundo.

Quienes habían creído sus palabras, después de un tiempo de desaliento y desesperación, lo encontraron vivo entre ellos.  Recuperaron la conciencia y siguieron anunciando el mensaje de  unidad universal.

Desgraciadamente ese mensaje  más tarde se fue  descomponiendo y  otros perdieron  esa conciencia y  lo convirtieron  en una religión que acabó enfrentándose con las otras religiones.

Han pasado pocos años de este suceso. Apenas  veinte siglos, que en la expansión de ese big bang  son casi  nada.
Algunos  creemos  que las palabras  de aquel hombre siguen vivas, como  las de otros  profetas  en distintos países de esta chispita enfriada de la gran explosión.  Siguen  mujeres y hombres,  movidos por el espíritu, clamando al mundo que – como intentamos  anunciar en este blog - a pesar de todo… todo  y todos somos uno-



Aunque nos falte mucho para darnos cuenta.   Y nos sigamos matando en nombre del dinero, de las tierras alambradas  o de algún dios (del yo y de lo mío).