"No
estamos solos"
"El
sistema siembra cada vez más desigualdad injusta"
La enseñanza social de la Iglesia desde
hace tiempo viene denunciando a un neoliberalismo económico que genera cada vez
más desigualdad y pobrezas' repetirán manifestaciones el 15 de octubre.
Es el título de un documental que vi
hace unos días. En él toman la palabra mujeres y hombres, colectivos sobre todo
del ámbito laboral, que piden cambios en vistas a establecer la justicia para
garantizar la dignidad de todos.
El 15 de mayo del 2011, en España fue detonante de una sociedad en
ebullición, que cada vez con más fuerza reacciona contra un deterioro de lo
humano que ya es intolerable.
En otros países (Guatemala…) en otras
fechas ha sucedido o está sucediendo algo semejante
(No es fácil canalizar esta reacción en
el juego político, pero de algún modo ha entrado ya en ese juego cuestionando
al funcionamiento actual del sistema. Todos los cristianos, y especialmente los
comprometidos en el mundo laboral que últimamente vienen apostando por un
trabajo digno, deberíamos vislumbrar y discernir en esta ebullición signo del
Espíritu.
La enseñanza social de la Iglesia desde
hace tiempo viene denunciando a un neoliberalismo económico que genera cada vez
más desigualdad y pobreza como podemos constatar dentro de nuestra sociedad
española en estos últimos años de crisis. Y contra esa ideología tan inhumana
del sistema se levanta la reacción de los indignados. En esta indignación hay
como un reclamo de lo humano nunca definido pero sí barruntado. Y ahí comienza
la ética. Si no asume y amplia el horizonte de esa ética, ninguna religión,
incluida la cristiana, puede ser bendecida.
En el proceso de las últimas elecciones
generales, desde distintos ángulos asomó la necesidad de cambio en el sistema
cuyo funcionamiento siembra cada vez más desigualdad injusta; por tanto también
un cambio en las políticas de la economía.
Pero por la cerrazón ideológica del
sistema y también por la falta de conciencia crítica en muchos incluso que se
dicen cristianos no es fácil emprender un nuevo camino para responder a esa
necesidad.
Ya mirando a la situación actual de
nuestra sociedad y buscando caminos
para curar sus heridas me parecieron iluminadoras al final de dicho documental,
las sugerencias del conocido profesor de Historia económica Josep Fontana:
"La única manera de acabar con algo
del sistema que permita eliminar todos estos mecanismos que protegen la
desigualdad y que engendran el paro, los bajos sueldos y la pobreza, es
precisamente aquella que permita extender la conciencia de la situación real en
la que estamos, que actúe tratando de re-armar la actividad en cada asociación
de vecinos, en cada escuela, en cada lugar de trabajo, en cada lugar en que se
pueda pedir que nos permitan participar en aquellas decisiones que afectan
nuestras vidas. Es verdad, cuando decimos que otro mundo es posible, si no
fuera así no merecería la pena continuar, pero para que otro mundo sea posible
es evidente que hay mucha faena a hacer y necesitamos implicarnos todos para
que se produzcan estos cambios".