Historias bíblicas de ayer que se repiten hoy
Lo importante
es la mesa
es la mesa
AyeR
HOy
- Podían haberse reunido en otras casas…
Se supone que
para los primeros hombrecitos “sapiens” lo importante era el suelo. El suelo del que arrancaban las piedras para
fabricar hachas con las que cazaban. El suelo de alguna cueva era también donde se sentaban para devorar el producto de
su caza o las hierbas y frutos de la tierra.
Cuando empezaron a pintar los símbolos sagrados de
sus aventuras de cazadores, también
fueron las paredes de la cueva el lugar
donde desplegaban su imaginación.
Pasaron muchos años
esforzándose para que de sus
mentes en desarrollo fueran surgiendo ideas para mejorar su vida. Levantaron la cabeza y miraron al cielo:
De ahí arriba – pensaron - tendrá
que venir la protección o el castigo, de donde vienela luz del sol, la
lluvia y los rayos.
Para aplacar a los seres superiores que les miraban desde lo alto construyeron altares, también de piedra. Sobre ellos
encendían hogueras para
quemar animales que les podían haber servido de alimento. Lo que quedaba del holocausto lo comían sentados en
tierra. El humo de los sacrificios subía
a lo alto…
Tuvieron que pasar muchos siglos hasta
que se fueron haciendo más “sapientes los homines
y fueron construyendo chozas para resguardarse, lechos un poco más blandos
para descansar y hasta unas ramas o
piedras para comer sentados o medio recostados sobre el suelo.
Porque seguían convencidos de que, aunque iban
aprendiendo a protegerse de las inclemencias del templo, el ser misterioso, seguía vigilante en las alturas. Continuaron con sus
oficios sagrados, o sacri-ficios. Para ello
eligieron a unos vecinos de sus tribus, hombres o mujeres;
les llamaron sacerdotes y sacerdotisas.
* * *
Apareció en un pueblo
pequeño, hace muchos años, pero no demasiados, un personaje extraño, hablando
también del ser supremo con unos aires
de familiaridad, como si fuera íntimo pariente suyo . Lo que predicaba molestó bastante a los hombres (allí sólo
hombres) que ofrecían los sacrificios
sobre el altar.
¿Quién es este sin estudios sin ningún nombramiento
oficial que se atreve a darnos
lecciones?
Aquel hombre joven se acercaba poco al
lugar de los sacrificios, y cuando iba, lo hacía con aire agresivo expulsando a latigazos a quienes por allí vendían animales para los
holocaustos sobre el altar.
- Aquello se juntó
con las palabras irrespetuosas
que ese predicador sin licencias iba
diciendo:
Cuando vas a presentar tu ofrenda sobre el altar
y sabes que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda y vete a hacer las
paces con tu hermano”… “porque quiero
misericordia y no sacrificios” Fue la gota que colmó el vaso.
- El atrevido profeta que no se acercaba mucho, como dije, por el altar, prefería reunirse con todo tipo de gente en torno a algo que hacía años se había inventado. Lo llamaban
MESA y era muy práctica para comer cómodamente, para escribir sobre ella o
simplemente para platicar amistosamente,
porque muy pronto cuando se inventó la mesa se inventó enseguida la SOBREMESA.
¡Oh las sobremesas de aquel campesino!... eran interminables, y apasionantes si no es que se interrumpían
bruscamente porque entraba una mujer inesperada y esperanzada, con un frasco de perfume.
-Todo esto es para decir
que aquella noche, cuando a los sacerdotes y colaboradores
ya leshabían hartado las ideas de aquel que llamaba Padre a Dios… aquella noche precisamente el campesino, carpintero, organizó con los amigos una cena. No les voy a contar todo lo que sucedió en
aquel banquete con una sobremesa demasiado larga y triste.
Sólo les digo que se puso de rodillas a lavarles los pies, aunque no se
dejaban, que empezó a hablarles de un
futuro gris con palabras que sonaban a
despedida, que les insistió en que estuvieran siempre unidos, y que
solemnemente les partió y repartió el pan y una copa de vino,
hablando de su cuerpo y de su sangre.
Luego se levantó de la mesa: Vámonos de aquí, y fueron hacia un bosquecillo de olivos…
- ¿Qué habrá sido del altar de sacrificios en el
templo?
- ¿Qué habrá sido de aquella mesa grande donde cabían más de doce?
- Se supone que el altar de piedra rodó en
trozos escalones abajo del templo incendiado
- Y la mesa ardió en el fuego que las fuerzas
invasoras propagaron por toda la ciudad.
Solo hoy
hemos sabido que, a pesar de la muerte en cruz del carpintero…
- Sus seguidores y seguidoras (ahí sí había mujeres)… siguieron reuniéndose con la convicción de que ÉL
había resucitado.
- Ya se terminaron los sacrificios del templo,
- Pero fueron aumentando los banquetes y cenas en
muchas mesas del mundo conocido-
Hagan esto en mi memoria” había dicho Él
- Eran comidas alegres alrededor de cualquier humilde
mesa
- Seguían partiendo
el pan, brindando con vino y recordando su vida y sus palabras
- Pero – , alguien me dice- Hoy, ¡hoy! ¿qué
sucede con la mesa?
- No , perdone, hoy ya no hay mesa. Hoy han
vuelto el templo y el altar
- Pero ¿cómo? si él dijo…
- Pues ¿qué quiere que le diga?
- Con los siglos, sus seguidores , … han ido complicándolo todo
- Han
aumentado desmesuradamente en
número los seguidores y ya no cabían en
una casita
- Pero prefirieron las reuniones masivas
- Consiguieron
padrinos que le construyeran grandes
edificios.
- Levantaron torres con campanas para que se supiera bien dónde estaban
- Como no se
veía bien al que dirigía la
asamblea levantaron escalones y arriba pusieron …
- ¿La mesa?
- No, el altar
- Oh!
- Y al que presidía lo llaman
- ¿Hermano?
- No sacerdote
- Oh!
- O Padre
- Mmm…
- Y en vez de la fracción del pan celebran
¿La cena
del Señor?
- No, ¡el santo sacrificio de la misa!
- ¡Pero si el sacrificio era el del templo!…
o el último, definitivo sacrificio fue la tortura en la cruz de aquel profeta
- Pues ya ves compañero. Hoy hace falta mucha fe para
creer
- que el templo
es una casa de familia,
- que el altar es una mesa de amigos,
- que los que están desperdigados en bancas
diferentes
- están juntos como hermanos, como a veces
cantan,
- que una cosita redonda como un cartoncito blanco es pan,
- que lo que llaman sacrificio es una fiesta de
compañeros
- unidos por
una misma esperanza,
- de que el mundo anunciado por el campesino, el reino de Dios, es posible todavía.
- Y, entonces qué hacemos?
- Eso digo yo, ¿qué hacemos hoy?... ¿hacer que la mesa vuelva a ser
importante?
- La mesa, que no es altar.
Reflexión
final:
Acaso el símbolo que resume todo lo que Jesús dijo e hizo y todo lo que
hacemos nosotros hoy, es el contraste
entre el altar y la mesa.
(Nota importante: existen
comunidades que, aunque el lugar donde celebren sea un templo y un altar, son capaces de convertir el altar en
mesa y el acto solemne en una reunión
fraternal y amigable. Pero hay individuos que al revés. En torno a la mesa se sienten extraños y no sienten a Dios)
Les compartimos un video del Equipo CAUCE que nos puede servir de complemento si queremos abordar este tema. si lo quieren solicitar directamente a:equipocauce@gmail.com