Historias bíblicas de ayer que se repiten hoy
Siempre se ha hecho así
Ayer
No sé quién inventó la palabra “siempre”. Es una expresión que puede ser verdadera o engañosa, lo mismo si miramos hacia adelante
o hacia atrás.
El primero que dijo esa palabra
supongo que no tenía tiempo de mirar al pasado.
El primer “siempre” fue una
promesa, un compromiso. Esto es para siempre…
lo voy a hacer siempre.
“Te querré siempre, eternamente… hasta el jueves que
viene”, dijo alguien.
Como el mundo, la vida cambia, el “siempre” es
relativo. Alguien se compra o fabrica algo para siempre, hasta que se le gasta o rompe el objeto o se le gasta la vida.
Aquello que era para siempre se queda en
el recuerdo o en el olvido.
A muchos no les interesa lo de siempre. La
“medias de cristal”, a mediados del siglo XX, de nylon irrompible, no les
interesaban a los fabricantes. Tuvieron que hacer que otras no durasen siempre. Cuestión comercial.
El “siempre” se inventó mirando
al futuro. Pero junto con el siempre
apareció poco a poco otra palabra importante: la tradición, que
miraba hacia atrás.
Hoy
Tradición viene de tradere que significa
entregar. Lo que uno tiene para
siempre llega un momento en que, si
todavía lo tiene, ya no le sirve y termina por entregarlo. El “siempre” se ha convertido en algo que va pasando de mano en mano, de
boca en boca a través del oído, de pensamiento en pensamiento, de libro en
libro. El “siempre” se convierte en tradición. Los pueblos
que se fueron formando hacia adelante, creciendo, edificando sus casas,
sus utensilios, sus fiestas, sus lenguajes, sus religiones… sus
SIEMPRES que les daban seguridad, iban poco a poco pasando hacia atrás todo
aquello, a los que venían después. Lo
malo es que entre los que venían después, cuando empezaban a pensar por su
cuenta les empezaban a entrar dudas de si eso
que les entregaban les iba a servir para siempre, “para toda la
vida”. Los más jóvenes o los más críticos dudaban. Además el objeto o la costumbre (otra palabra
importante) que se tenía o se entregaba “para
siempre” iba haciéndose
vieja con el tiempo. Dicen que no
es lo mismo antiguo que viejo. Lo antiguo
mantiene cierta belleza y es útil
o por lo menos simbólico. Lo viejo es
algo que se va desmoronando poco a poco, o que va perdiendo su utilidad.
Sobre esto hay muchas historias divertidas. Una muy conocida es la
de la banca de la plaza:
En la plaza del pueblo, en una esquina, había una banca donde la gente, sobre todo los
abuelos, se sentaban a tomar el sol. La
banca con los años estaba perdiendo su color.
El alcalde se decidió a pintarla pero había el peligro de que una abuela
descuidada se sentase y volviera a casa
con la falda pintada de rayas verdes.
El responsable municipal pidió a
comandante del cuartel que pusiera un
soldado junto a la banca para que
avisase a la gente: “señora no se siente que está recién pintada.”
Por la mañana en el reparto de tareas el comandante se encargó de nombrar a un número que se pusiera junto
al asiento para avisar a los vecinos distraídos. Eso
pasó un día, y al otro, y al otro… la pintura
de la banca ya estaba seca, pero en el reparto de tareas del cuartel la orden seguía: fulano hoy a la
banca de la plaza. Y allí iba el soldadito.
Pasó un día y otro día,
un mes y otro mes pasó,
allí el soldado seguía,
y nadie le preguntaba ,
qué hacía allí de plantón.
Sucedió que hicieron obras en la
plaza para cambiar el pavimento y hubo
que quitar la banca, pero el
destacamento siguió enviado allí al soldado de guardia.
Y ya no estaba ni la banca.
Si pasan ustedes por ese pueblo y preguntan
a los vecinos por qué está allí ese
militar puede que les contesten: “porque siempre se ha hecho así “ o “porque es una tradición” o “porque está
mandado por la municipalidad”.
También puede suceder que alguien con
poca información pero con más
imaginación les conteste: “Es una precaución para la defensa del pueblo contra las
posibles invasiones” o con más fantasía: “Cuenta una leyenda que en la edad media un dragón apareció en el
pueblo y atemorizaba a la gente. Los guerreros del castillo allá en el monte, bajaron al pueblo y ahuyentaron
al dragón que no volvió a aparecer. En recuerdo de eso ponemos siempre a un militar que simboliza la defensa de la patria. Así se
ha hecho desde tiempo inmemorial”
Hasta es posible que el cronista del pueblo
escuche esa verídica historia y la incluya en los archivos de la localidad.
Esto es un
ejemplo de tradición que sucede en muchos aspectos de la vida social. Hay
pueblos y naciones muy tradicionalistas
y guardan bellezas históricas con ese espíritu. Algunos las guardan con bastante inteligencia: Cuentan que a
los ingleses cuando se levantan por la mañana les gusta
ver el mismo paisaje que sus antepasados, pero
¡con tal de que las carreteras sean autopistas!. En cambio acusan a los norteamericanos de que al ser una nación joven, al haber destruido los únicos recuerdos de la historia anterior a la invasión (los
poblados indígenas) sus principales
tradiciones son Disneyworld o los
estudios de Hollywood.
Pero pasemos a nuestra cultura latina e indígena. Uno de los crímenes de los conquistadores fue
destruir las documentos de la cultura
maya, e intentar meter a la fuerza su religión,
que no su fe. Afortunadamente por la acción
más consciente y dialogante de Bartolomé de las Casas, Montesinos y otros misioneros con
más humanidad, comunicaron el mensaje de Jesús respetando hasta cierto
punto las tradiciones del pueblo.
Aquí estamos ahora. Nos podemos preguntar si ese mensaje que vino de oriente respeta hoy
la doble tradición en que se apoyan los gestos religiosos celebrados en los
templos cristianos. La doble fidelidad:
1.
La fidelidad a la vida del pueblo hoy,
donde vivimos y nos juntamos en comunidad.
2.
La fidelidad a la raíz, a la tradición
del mensaje de Jesús, de las primeras comunidades cristianas.
Entre la fidelidad al mensaje de Jesús, (que no
intentaba fundar una nueva religión sino una manera de vivir que resumía en el
Reino de Dios) y la fidelidad a las
costumbres de la gente, con su división entre tradiciones que vienen de Europa
y tradiciones del pueblo indígena, volvemos a poner sobre la mesa la frase “Lo que siempre se ha hecho así”.
Aquí puede presentarse el conflicto:
Si en una parroquia unas cuantas personas de nivel
social más alto, ocupan siempre los puestos destacados y además se reservan unos reclinatorios que
ellos regalaron al templo, mientras los
de “menos categoría” se quedan en últimas filas o allá de pie. Nadie tiene
derecho a decir que allí “siempre se ha hecho así” porque se les puede dar a leer la carta del
apóstol Santiago capítulo 2 (les dejo que lo busquen).
En las religiones
con siglos de existencia hay muchos modos de actuar que se han ido creando por tradición y no
tienen nada que ver con lo que sus mismos
fundadores hicieron o enseñaron.
Cuando los que
actúan de ese modo se les propone
que cambien de actitud pueden contestar:
“Eso es
lo que siempre se ha hecho así”. ¿Siempre?, ¿desde cuándo es ese “siempre”?.
Y verán que es desde hace unos cuantos
años y que choca con la esencia de la fe.
Aquello que no es humano, que no responde al respeto y amor al prójimo,
a la paz y la justicia no tiene “siempre-se-ha-hecho” que valga.
En aspectos menos
serios: hay ceremonias y signos
que hoy se hacen así y no tienen una explicación demasiado lógica.
Por ejemplo, el clásico conflicto entre tomar la comunión
en la mano como hicieron los apóstoles y
los primeros cristianos, no en la boca,
como niños pequeños, lo que no sé a quién se le ocurrió. Bueno sí.
Parece ser que después del siglo X se daba la comunión en la boca a los enfermos y de ahí fue pasando
a todos. Que cada uno haga lo que sensatamente le parezca, pero sin decir que
“siempre se ha hecho así” y sin enfadarse. Hay problemas más importantes como
es quererse unos a otros y hacer común-unión en la vida. ¡Qué aburrido pelearse por esos detalles!
Volviendo a situaciones más serias.
El “siempre se ha hecho así” refleja el vértigo de mirar hacia atrás.
El ser humano va evolucionando en su conciencia: De la conciencia
ingenua y mítica en épocas antiguas
a la racionalidad más crítica e individualista. Actualmente estamos en camino a la conciencia
comunitaria; otros la llaman no-dual
donde profundizando en la unidad de todo lo que existe en el universo nos hace sentirnos
inmersos en una conciencia que
supera el yo individual. Esa pensamos
que fue la conciencia de Jesús. Que todos sean uno como tú Padre y yo somos uno.
Ante este progreso de nuestra percepción de la
realidad, no tenemos derecho a andar mirando hacia atrás y dejándonos enredar
en actitudes individualistas, egoístas,
racistas, clasistas… Más bien tendremos que reflexionar, cuando nos digan que
algo “siempre se ha hecho así”…
¡Pues así no ha lucido el pelo!
En este mundo, hermano. Vamos a ver si haciendo otra cosa, podemos
descubrir una nueva realidad.
* * *
Si buscas resultados distintos, no
hagas siempre lo mismo. (Albert Einstein)