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23 de julio de 2016

Lo que va de ayer a hoy... SIEMPRE SE HA HECHO ASÍ


Historias bíblicas  de ayer que se repiten hoy



Siempre se ha hecho así

Ayer





No sé quién inventó la palabra “siempre”.  Es una expresión que puede ser verdadera  o engañosa, lo mismo si miramos hacia adelante o hacia atrás.
El primero que dijo esa palabra supongo que no tenía tiempo de mirar al pasado.   El primer “siempre” fue una promesa, un compromiso. Esto es para  siempre… lo voy a hacer siempre.

“Te querré  siempre, eternamente… hasta el jueves que viene”, dijo alguien.

Como  el mundo, la vida cambia, el “siempre” es relativo.  Alguien se compra  o fabrica algo para siempre,  hasta que se le gasta  o rompe el objeto o se le gasta la vida. Aquello que era para siempre se  queda en el recuerdo o en el olvido.

 A muchos no les interesa lo de siempre. La “medias de cristal”, a mediados del siglo XX, de nylon irrompible, no les interesaban a los fabricantes. Tuvieron que hacer que otras  no durasen siempre. Cuestión  comercial.

El “siempre” se inventó mirando al futuro. Pero junto con el siempre  apareció  poco a poco  otra palabra importante: la tradición, que miraba hacia atrás.

Hoy

Tradición viene de tradere  que significa  entregar.  Lo que uno tiene para siempre  llega un momento en que, si todavía lo tiene, ya no le sirve y termina por entregarlo. El “siempre”  se ha convertido  en algo que va pasando de mano en mano, de boca en boca a través del oído, de pensamiento en pensamiento, de libro en libro.  El “siempre” se  convierte en tradición.  Los pueblos  que se fueron formando hacia adelante, creciendo, edificando sus casas, sus  utensilios, sus  fiestas, sus lenguajes, sus religiones… sus SIEMPRES  que les daban seguridad,  iban poco a poco pasando hacia atrás todo aquello, a los que venían después.  Lo malo es que entre los que venían después, cuando empezaban a pensar por su cuenta  les empezaban a entrar dudas de  si eso  que les entregaban  les  iba a servir para siempre, “para toda la vida”. Los más jóvenes o los más críticos dudaban.  Además el objeto o la costumbre (otra palabra importante) que se  tenía o se entregaba “para siempre”  iba   haciéndose  vieja con el tiempo.  Dicen que no es lo mismo antiguo que viejo. Lo antiguo  mantiene cierta belleza y es  útil o por lo menos simbólico.  Lo viejo es algo que se va desmoronando poco a poco, o que va perdiendo su utilidad.


Sobre esto  hay muchas historias divertidas.  Una muy conocida  es la  de la banca de la plaza:

En la plaza del pueblo, en una esquina,  había una banca donde la gente, sobre todo los abuelos, se sentaban a tomar el sol.  La banca con los  años estaba perdiendo su  color.  El alcalde se decidió a pintarla  pero había el peligro de que una abuela descuidada se sentase  y volviera a casa con la falda pintada de rayas verdes.  El  responsable municipal pidió a comandante del cuartel  que pusiera un soldado junto a la banca  para que avisase a la gente: “señora no se siente que está recién pintada.”


 Por la mañana en el  reparto de tareas  el comandante se encargó de  nombrar a un número que se pusiera junto al  asiento  para avisar a los vecinos distraídos. Eso pasó un día, y al otro, y al otro…  la pintura de la banca ya estaba seca, pero en el reparto de tareas  del cuartel la orden seguía: fulano hoy a la banca de la plaza. Y allí iba el soldadito.

Pasó un día y otro día,
un mes y otro mes pasó,
allí el soldado seguía,
y nadie le preguntaba ,
qué hacía allí de plantón.

Sucedió que hicieron obras en la plaza para cambiar el pavimento y hubo  que quitar la banca, pero  el destacamento siguió enviado allí al soldado de  guardia.
Y ya no estaba ni la banca.
Si pasan ustedes por ese pueblo y preguntan a los vecinos  por qué  está allí ese  militar puede que les contesten: “porque siempre se ha hecho así “ o  “porque es una tradición” o “porque está mandado por la municipalidad”.

También puede suceder que alguien con poca información pero con más  imaginación les conteste: “Es una precaución  para la defensa del pueblo contra las posibles invasiones” o con más fantasía: “Cuenta una leyenda  que en la edad media un dragón apareció en el pueblo y atemorizaba a la gente. Los guerreros del castillo allá  en el monte, bajaron al pueblo y ahuyentaron al dragón que no volvió a aparecer. En recuerdo de eso ponemos siempre a un militar  que simboliza la defensa de la patria. Así se ha hecho desde tiempo inmemorial”

 Hasta es posible que el cronista del pueblo escuche esa verídica historia y la incluya en los archivos de la localidad.

Esto es  un ejemplo  de tradición que sucede en  muchos aspectos de la vida social. Hay pueblos y naciones  muy tradicionalistas y guardan bellezas históricas con ese espíritu. Algunos las guardan  con bastante inteligencia: Cuentan que a los  ingleses  cuando se levantan por la mañana les gusta ver el mismo paisaje que sus antepasados, pero  ¡con tal de que las carreteras sean autopistas!.  En cambio acusan a los norteamericanos de  que al ser una nación joven, al haber  destruido los únicos recuerdos  de la historia anterior a la invasión (los poblados indígenas) sus principales  tradiciones  son Disneyworld o los estudios de Hollywood. 

Pero pasemos a nuestra cultura latina e indígena.  Uno de los crímenes de los conquistadores fue destruir las  documentos de la cultura maya,  e intentar meter a la fuerza   su religión,  que no su  fe.  Afortunadamente  por la acción  más consciente y dialogante de Bartolomé de las Casas,  Montesinos y otros misioneros  con     más humanidad, comunicaron el mensaje de Jesús respetando hasta cierto punto  las tradiciones del pueblo.
Aquí estamos ahora.  Nos podemos preguntar  si ese mensaje que vino de oriente  respeta hoy  la doble tradición  en que se  apoyan  los gestos religiosos celebrados en los templos cristianos. La doble fidelidad:

1.      La fidelidad a la vida del pueblo hoy, donde vivimos y nos juntamos en comunidad.
2.      La fidelidad a la raíz, a la tradición del mensaje de Jesús, de las primeras comunidades cristianas.

Entre la fidelidad al mensaje de Jesús, (que no intentaba fundar una nueva religión sino una manera de vivir que resumía en el Reino de Dios) y la fidelidad  a las costumbres de la gente, con su división entre tradiciones que vienen de Europa y tradiciones del pueblo indígena, volvemos a poner sobre la mesa   la frase “Lo que siempre se ha hecho así”. Aquí puede presentarse el conflicto:

Si en una parroquia unas cuantas personas de nivel social más alto, ocupan siempre los puestos destacados y  además se reservan unos reclinatorios que ellos regalaron al templo, mientras   los de “menos categoría” se quedan en últimas filas o allá de pie. Nadie tiene derecho a decir que allí “siempre se ha hecho así”  porque se les puede dar a leer la carta del apóstol Santiago capítulo 2 (les dejo que lo busquen).

En las religiones  con  siglos  de existencia hay muchos  modos de actuar  que se han ido creando por tradición y no tienen nada que ver  con lo que sus mismos fundadores  hicieron o enseñaron.

Cuando los que  actúan de ese modo  se les propone que cambien de  actitud pueden contestar: “Eso  es  lo que siempre se ha hecho así”. ¿Siempre?, ¿desde cuándo es ese “siempre”?. Y verán que es desde  hace unos cuantos años y que choca con la esencia de la fe.

Aquello que no es humano,  que no responde al respeto y amor al prójimo, a la paz y la justicia no tiene “siempre-se-ha-hecho”  que valga.

En aspectos menos  serios: hay ceremonias y signos  que hoy se hacen así y no tienen una explicación demasiado lógica. Por  ejemplo,  el clásico conflicto entre tomar la comunión en la mano  como hicieron los apóstoles y los primeros cristianos,  no en la boca, como niños pequeños, lo que no sé a quién se le ocurrió.  Bueno sí.  Parece ser que después del siglo X se daba la comunión  en la boca a los enfermos y de ahí fue pasando a todos. Que cada uno haga lo que sensatamente le parezca, pero sin decir que “siempre se ha hecho así” y sin enfadarse. Hay problemas más importantes como es quererse unos a otros y hacer común-unión en la vida. ¡Qué aburrido  pelearse por esos detalles!

Volviendo a situaciones más  serias.  El “siempre se ha hecho así” refleja el vértigo de mirar hacia atrás.

El ser humano va  evolucionando en su conciencia: De la conciencia ingenua y mítica  en épocas antiguas a la racionalidad  más crítica  e  individualista.  Actualmente estamos en camino a la conciencia  comunitaria; otros la llaman no-dual donde profundizando en la unidad de todo lo que existe  en el universo nos hace  sentirnos  inmersos en  una conciencia que supera el yo individual.  Esa pensamos que fue la conciencia de Jesús.   Que todos sean uno como tú  Padre y yo somos uno.
Ante este  progreso de nuestra percepción de la realidad, no tenemos derecho a andar mirando hacia atrás y dejándonos enredar en actitudes  individualistas, egoístas, racistas, clasistas… Más bien tendremos que reflexionar, cuando nos digan que algo “siempre se ha hecho así”…

¡Pues así no ha lucido el pelo! En este mundo, hermano. Vamos a ver si haciendo otra cosa, podemos descubrir  una nueva realidad.

*   *   *

Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo. (Albert Einstein)