Entrevista a Nathaly Espitia de Karisma y del colectivo Noise Radio sobre la violencia machista en línea.
Por Jeanneth Cervantes Pesantes.
Por Jeanneth Cervantes Pesantes.
Nada más real que esto. La violencia se traslada a cada uno de nuestros espacios, es difícil tener lugares seguros y más aún, si se trata de lo virtual. Y no me refiero únicamente al hecho de compartir información y publicar cientos de estados en las redes sociales, sino a los comentarios, a la interacción con otras y otros internautas en distintos lugares: blogs, sitios web, entre otros… que resultan ofensivos, violentos y discriminatorios.
¿Cómo verlos? ¿Qué hacer ante esto? No nos queda más alternativas que poner en acción la creatividad. Y así lo han hecho las compañeras y compañeros de la organización colombiana Karisma. En esta entrevista a Nathaly Espitia, parte de Karisma y del colectivo Noise Radio, te contamos un poco más…
¿Se puede hablar de las tecnologías y enfoque de género como un movimiento dentro del mundo digital?
La perspectiva de género tiene que ver con qué contenidos liberamos, qué contenidos hacemos.
Integrar el género y la internet es tomarnos ese espacio que nos han quitado, porque se ha vuelto un espacio solo para los hombres en el que solo los hombres pueden opinar y ejercer su derecho a la libertad de expresión, donde las mujeres y las comunidades LGBTTIQ tienen que jugar bajo sus reglas. Tenemos que reconocer que nosotras también tenemos estos derechos y que vamos a hacer campañas y estrategias creativas que no generen más violencia para que las mujeres puedan salir a opinar de distintas cosas sin temor porque también hay violencia digital.
¿Por qué el trabajar con herramientas de tecnologías libres resulta ser una práctica antipatriarcal?
El software privativo es parte del capitalismo y desarrollado por hombres. El uso de tecnologías es una comunidad muy machista, pero tienes mucha más presencia de mujeres en la práctica de software libre que en el privativo. Es una forma de revelarse ante el patriarcado. Es decir, no voy a jugar el juego de que solamente unos pueden acceder a eso, sino que voy a jugar el juego que todos podemos acceder a las cosas, y todas podemos crear. Creo que eso es una cosa muy feminista, muy antipatriarcal y enfocada desde la perspectiva de género porque estamos pensando en tener acceso en común.
En estas nuevas estrategias creativas, ¿qué rol juegan las tecnologías libres?
Las tecnologías libres juegan un papel importante, y más aún si estamos creando contenidos desde una perspectiva de género, sino estamos jugando para unos pocos; y la perspectiva de género es precisamente jugar con todos. Si utilizas tecnologías privativas estás volviendo a caer en este modelo patriarcal-capitalista. Si te metes en este mundo privativo estás siendo incongruente con lo que estás planteando. Por lo menos la herramienta que desarrollamos –machitroll- fue diseñada con software libre y es una plataforma libre. Apostamos a que las cosas sean libres porque si no vamos a tener un discurso que se va a caer en los hechos.
¿Cómo está concebida la campaña machitroll?
Esta campaña estuvo concebida a partir de una investigación que se hizo con Web Foundation, enfocada en entender la apropiación digital de las mujeres en Colombia. La pregunta que se les planteó fue: ¿cómo están utilizando las tecnologías, específicamente la internet? La investigación se enfocó en la violencia a mujeres periodistas. A partir de ese resultado hicimos un take action- una campaña-, pero decidimos no concentrarnos solo en mujeres periodistas porque tenemos un público grandísimo que sufre violencia en línea. Así que decidimos enfocarnos a todo el público, con el público en general. No queríamos crear una campaña que fomentara más violencia porque no jugamos a eso, además buscamos reducir los círculos de violencia, enfocándonos en detectar la violencia online y hacerlo desde el humor.
Esta es una campaña de contra discurso que sale precisamente de no generar una práctica violenta, sino contenidos que muestren qué es lo que está bien y también por qué algo lo está.
¿Cómo hicieron la campaña?
Nos juntamos varias chicas feministas, también comunicadoras. Bromeando con cosas, nos acordamos del término machitroll que es parte de la comunidad feminista. Investigamos mucho sobre campañas, nos acordamos de la campaña All Male Panels —una alerta que puedes mandar por twitter cuando solo hay panelistas hombres en una conferencias usando el hashtag #allmalepanels— entonces dijimos: hagamos una alerta machitroll, donde pongamos solo un sellito que diga que ciertos comentarios o publicaciones son sexistas, machistas o misóginas. Esta herramienta la lanzamos dentro de los 16 días de activismo, pero es una campaña que no tiene un momento definido, sino que está activa durante todo el año. Queremos que en otros países, otros colectivos la empiecen a mover para que sea una cosa que se difunda por todos los lugares y que si hay gente que quiera trabajar con nosotras, desarrollar mejor la campaña o proponer trabajar en la herramienta, hacerla más sencilla de usar para que más personas accedan a ella…
¿Para hacer la campaña machitroll usaron alguna estrategia para formar una red de comunicadoras que sumen de forma creativa pero también para difundir la campaña?
Bueno, la campaña se viraliza por sí misma: es hacer rutina, que la gente haga capturas de pantalla cuando encuentre mensajes sexistas, machistas o misóginos. Es importante hacer esta captura, porque muchas veces vemos algo que discrimina y cuando volvemos a buscarlos ya no está. Esto es, además, como una prueba de que alguien ha sido víctima de violencia en línea.
Lo de la comunidad vino cuando estábamos creando la campaña. Trabajamos desde una mirada de género y junto a colectivos feministas. Es una construcción de muchas personas. En línea, también hemos hecho cosas con colectivos feministas y no feministas, LGBTTIQ y con otro tipo de colectivos interesados en el tema de género. Ahora lo que estamos haciendo es ir al offline. Hacemos mesas de radio en el que hablamos de temas de género, sobre el patriarcado: ponemos audios, charlamos sobre el tema, invitamos a la gente a que haga las alertas y eso lo hacemos en la calle junto a los colectivos que deseen sumarse. Es importante sacar a las campañas de línea para que otras personas la usen. Personas a las que no les ha llegado por medio de la red se animen a usarlas. Porque también entendemos que el activismo no puede ser solamente en línea.
Hace falta juntarnos más, hacer cosas no solamente en la red, sino fuera de ella. Hacer cosas reales, juntarnos a hacer música, a pintar que parecen muy sencillas pero que también es activismo en el que estamos creando colectivamente, y dentro de ellas empezar a utilizar herramientas libres. Decir bueno, a mí me ha funcionado esto y tal vez a ustedes les pueda funcionar. Soy de las que creen firmemente que las cosas se aprenden haciéndolas y no dándole un manual a alguien o diciéndole que tiene que usarlo porque es libre.
En un colectivo siempre hay alguien que diga: yo lo hago. Es eso, hacerlo real. La palabra clave es hacer.
¿Qué estrategias hacen falta en las campañas enfocadas en sensibilizar a la población sobre prácticas y criterios machistas?
Para mí la estrategia es apostarle a no ser más violentos. Generar campañas que sean atractivas no solamente para la gente que está sensiblizada, sino para otra gente. Crear espacios horizontales y preguntar, preguntar en la red ¿qué estás haciendo?, para saber que se puede crear en colectivo. Yo creo que una buena estrategia es mirar cómo lo están haciendo otros. Ver qué cosas han sido exitosas y copiar. Nosotros tenemos una postal que dice: “la piratería es cultura”. Para eso la cultura libre, es mirar cómo se renueva, cómo se hace más fresco el mensaje. Lo principal es mirar cómo llegar a otros públicos de manera sencilla, con humor, sin complicaciones, que cualquiera pueda usar en su casa, pensar en lo accesible no solamente para las mujeres, sino para todo el mundo.