Los humanos no somos dueños de ti, Madre
Tierra, sólo guardianes. Porque no te recibimos en herencia de nuestros
antepasados. Te tenemos en préstamo de nuestros hijos y de nuestras hijas.
FRANCISCO Hermanas, hermanos. ¡La paz sea
con ustedes! ¡La paz y el amor y la felicidad! Yo, Francisco de Asís, canté y
alabé a Dios, por la hermana Madre Tierra, que nos sustenta y produce los más
variados frutos con coloridas flores y hierbas! ¡La Tierra, nuestra casa común!
Tú me buscaste primero, hermana Madre Tierra. Ahora soy yo quien te busca.
Necesito conversar contigo. Necesito tu consejo de madre.
TIERRA Habla,
Francisco, hijo mío.
FRANCISCO Estoy asustado, Madre Tierra.
En estos días he hablado con todas las criaturas de Dios.
TIERRA ¿Y qué te han dicho?
FRANCISCO Lo
mismo que tú. Me dicen que si no se cambia de rumbo, este mundo se acaba. Que
si los seres humanos insisten en esa forma de vivir, de producir, de consumir,
de gastar y tirar, esto se acaba. ¿Estaremos todavía a tiempo, Madre Tierra?
TIERRA Si hubieran aprendido de las
madres que cuidan a sus hijos, a sus hijas… Si hubieran aprendido de las
mujeres que cuidan la vida, la tierra, las semillas… Pero no lo han hecho.
GALOPE DE CABALLOS
TIERRA No
sé si todavía estarán a tiempo, Francisco, no lo sé… ¿No oyes a lo lejos un
galope de caballos?
FRANCISCO Sí,
los escucho… ¿Qué son, quiénes son?
TIERRA Son
jinetes… Jinetes de sucesos terribles que se nos vienen encima… si no se cambia
de rumbo.
TIERRA Mira
el primero… Un caballo blanco anunciando la victoria de las corporaciones, el
triunfo de esa idea del crecimiento infinito, del mercado sin controles. Con
esa mentira de que los recursos del planeta nunca se van a acabar me exprimen
hasta el límite y más allá del límite…
FRANCISCO La
victoria del dios dinero.
GALOPE DEL SEGUNDO CABALLO
TIERRA Mira, Francisco, mira el segundo
caballo. Es rojo… Rojo de sangre, como las guerras, las infinitas formas de
violencia… Invaden países para robar petróleo, para quedarse con las minas de
coltán, con las minas de oro… Guerras con armas cada vez más mortíferas que
arrasan la casa común…
FRANCISCO … y sacrifican a los más
frágiles.
GALOPE DEL TERCER CABALLO
TIERRA El tercer jinete viene montado en
un caballo amarillo. Es el color del hambre. Madres con los pechos secos, niñas
y niños muertos antes de tiempo, ancianos miserables, sin fuerzas… El hambre,
el gran pecado del mundo. Mil millones de seres humanos se acostarán hoy sin
comer, pasando hambre.
FRANCISCO Y no será por falta de comida,
sino por exceso de avaricia.
GALOPE DEL CUARTO CABALLO
TIERRA Y el cuarto viene en caballo
negro. Negro como el petróleo. Como los gases sucios que calientan el planeta.
Como los bosques convertidos en cenizas. Es el jinete de la muerte. El que
anuncia el cambio climático.
FRANCISCO ¿Y los seres humanos tendrán tiempo
todavía, Madre Tierra? ¿Podrán impedir la catástrofe?
TIERRA Depende
de dos cosas, Francisco. La primera, que los pobres, los hombres y las mujeres
descartados por este sistema que ya no se aguanta, abran su mente.
FRANCISCO ¿Por qué dices eso, Madre
Tierra?
TIERRA Porque
le echan la culpa a Dios de todo lo que les pasa. Se les mueren los hijos de
hambre y dicen…
MUJER Fue la voluntad de Dios.
TIERRA El
patrón abusivo los explota, las abusa…
HOMBRE Por algo será. Dios así lo quiso.
TIERRA Se
enferman por respirar aire con plomo. La empresa minera contamina el río con
cianuro…
MUJER ¿Qué podemos hacer? Yo le dejo la
justicia a Dios.
TIERRA Cuando
no tienen trabajo ni techo ni tierras…
VARIOS ¡Recemos, hermanos, Dios proveerá!
FRANCISCO Pero no basta rezar. En mi
tierra decían: ayúdate y Dios te ayudará.
TIERRA También
le echan la culpa a Dios de lo que me pasa a mí. Inundaciones, huracanes,
cambio del clima…
HOMBRE ¡Castigo de Dios por nuestros
pecados!
TIERRA Hay
sequía y prenden velas para que Dios mande la lluvia. Son como bebés que todo
lo esperan de la mamá.
FRANCISCO Los malos predicadores les
enseñaron esa resignación.
TIERRA ¿Tal
vez tú también, Francisco, cuando predicabas?
FRANCISCO Sí, Madre Tierra, yo también. Y
por eso, igual que mi tocayo Francisco, quiero pedir perdón por todos los
errores que hemos dicho en el nombre de Dios.
TIERRA ¡Pues
es tiempo ya de que abran los ojos y descubran a los responsables!
FRANCISCO Dilo
en voz alta, Madre Tierra. Denúncialos.
TIERRA Los
responsables son los empresarios, los banqueros, los políticos, los gobernantes
de los países ricos que explotan a los países pobres. Y los gobernantes de los
países pobres que se dejan comprar por los ricos.
FRANCISCO A esos abusivos no les preocupa
lo que pasa ni lo que puede pasar…
TIERRA ¡No les interesan los derechos de
las generaciones futuras! Escucha, Francisco: Los indígenas de estas tierras
del Norte cuando decidían cambios en su ambiente siempre se hacían una pregunta
muy sabia:
ANCIANO ¿Cómo afectará lo que vamos a
hacer a las siete generaciones que vienen detrás de nosotros?
FRANCISCO Madre
Tierra, dijiste que la solución dependía de dos cosas. La primera, que los
pobres abran su mente. Y la segunda, me imagino, que los poderosos abran su
corazón.
TIERRA Siempre
fuiste ingenuo, Francisco. No, los que lo tienen todo niegan los problemas, son
indiferentes ante el dolor de los demás. Tienen corazón de piedra. El poder y
el dinero los emborrachó como a la bestia del apocalipsis. No van a abrir su
corazón y mucho menos su bolsillo.
FRANCISCO ¿Y
entonces, Madre?
TIERRA Lo
que tienen que abrir, igual que los pobres, es su mente. Porque la catástrofe
dañará primero a los más débiles. Y después, también a ellos. Cuando un barco
se hunde, se hunden todos. Los gases del calentamiento global no conocen
fronteras. Sus hijos y sus nietos tampoco sobrevivirán. Sus ciudades serán
tragadas por el mar. Se abrasarán de calor, igual que los pobres.
FRANCISCO Los
pobres esperándolo todo de Dios.
TIERRA Y
los poderosos creyéndose dios. Como si fueran amos y señores de la Creación.
FRANCISCO Pero no son Dios. Los humanos
no somos dueños de ti, Madre Tierra, sólo guardianes. Porque no te recibimos en
herencia de nuestros antepasados. Te tenemos en préstamo de nuestros hijos y de
nuestras hijas.
TIERRA Tus
palabras son sabias, Francisco. Sagradas.
FRANCISCO Alabado seas, mi Señor,
presente en todo el universo y en la más pequeña de tus criaturas. Tú, que
rodeas con tu ternura todo lo que existe, derrama en nosotros la fuerza de tu
amor para que cuidemos la vida y la belleza. para que vivamos sin dañar a
nadie. Aliéntanos en nuestra lucha por la justicia, el amor y la paz.
TIERRA Que así sea, hermano Francisco.
FRANCISCO Así será, hermana Madre Tierra.
Dice el Papa Francisco en su encíclica
Laudato Si, Alabado Seas:
Las
predicciones catastróficas ya no pueden ser miradas con desprecio e ironía. A
las próximas generaciones podríamos dejarles demasiados escombros, desiertos y
suciedad. El ritmo de consumo, de desperdicio y de alteración del medio
ambiente ha superado las posibilidades del planeta, de tal manera que el estilo
de vida actual, por ser insostenible, sólo puede terminar en catástrofes, como
de hecho ya está ocurriendo periódicamente en diversas regiones… La esperanza
nos invita a reconocer que siempre hay una salida, que siempre podemos
reorientar el rumbo, que siempre podemos hacer algo para resolver los problemas.
(Laudato Si 161, 61)
Y dijo el Papa Francisco en el Encuentro
con los Movimientos Populares en Bolivia:
Tierra,
techo y trabajo para todos nuestros hermanos y hermanas. Lo dije y lo repito:
son derechos sagrados. Vale la pena, vale la pena luchar por ellos. Que el
clamor de los excluidos se escuche en América Latina y en toda la tierra.
PREGUNTAS
PARA EL DEBATE
1- ¿No estarán exagerando los ecologistas
cuando hablan de las catástrofes que se nos vienen encima?
2- ¿Eres optimista o pesimista respecto
al futuro de la Tierra?
3- ¿Estás de acuerdo con aquello de que
“Dios proveerá”? ¿Por qué sí o por qué no?
4- ¿Se puede ser cristiano sin tener conciencia
ambiental? ¿Qué significa ciudadanía ecológica?