Hacia un diálogo interreligioso juvenil
para la transformación social
Edwin Roberto Mendoza Hipp.para la transformación social
1.2) Influencia del estudio científico en las religiones.
Un primer análisis realizado en este campo fue el del
jesuita francés Joseph-François Lafitau (1681-1746), quien elaboró una
comparación de las costumbres religiosas de los indios norteamericanos con las
del paganismo grecorromano y del cristianismo. Posteriormente, a lo largo del
siglo XIX el interés por el estudio de las religiones se desarrolló de manera
más científica a través del nacimiento de la mitología comparada, disciplina
que fue liderada por el alemán Max
Müller. Desde 1855 Müller se dedicó a profundizar en el
estudio de religiones orientales, publicando constantemente diversos escritos
sobre este tema15. En este mismo periodo, otro destacado personaje que realizó
aportes significativos en el campo de historia de las religiones y religión comparada, fue el teólogo protestante holandés
Cornelis Petrus Tiele (1830-1902), quien defendía ardientemente la
reconciliación entre teología y ciencia de la religión.
Ya a finales del siglo XIX se intensificó aún más el
estudio de las religiones. La vitalidad de esta actividad científica se vio
reflejada a través de cuatro eventos significativos: 1) la apertura de la
primera cátedra de estudio de las religiones en la universidad de Ginebra en
187317; 2) la creación de una revista de historia de las religiones en 1880; 3)
la celebración del primer encuentro interreligioso mundial (World Parliament of
Religions) en 1893, que dedicó una sección para la joven ciencia de las
religiones; y 4) la inauguración del primer congreso internacional de historia
de las religiones en 1920.
Desde comienzos del siglo XX inicia una nueva etapa en la
que se produce un crecimiento más acelerado en los diversos campos de estudio
de las religiones. Un ejemplo de ello fue el obispo luterano Nathan Söderblom,
quien además de realizar varias publicaciones sobre historia de las religiones,
fue también líder ecuménico y Premio Nobel de la Paz en 1930. Por otro lado, en
una línea similar a la de Tiele y Söderblom, resulta interesante observar que
otros sectores creyentes advocaron también por un estudio de las religiones con
una sustentación más teológica, tal es el caso del teólogo protestante alemán
Rudolf Otto al fundar en 1920 la Religiöser Menschheitsbund (―La liga religiosa de la
humanidad).
A pesar de la gran conmoción provocada por la Primera y la
Segunda Guerra Mundial, los congresos de historia de las religiones iniciados
en 1900 siguieron celebrándose de forma periódica e independiente, hasta que en
el séptimo congreso de 1950 en Ámsterdam, se tomó la decisión de afiliarse
formalmente a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la
Ciencia y la Cultura (UNESCO). El nombre definitivo adoptado para este
organismo fue el de International Association for the History of Religions
(IAHR). En este nuevo contexto institucional, uno de los participantes más
activos de la IAHR fue el teólogo protestante Friedrich Heiler, quien defendía
vehementemente que la finalidad del estudio científico de las religiones debía
conducir a una cooperación más estrecha entre las comunidades religiosas para el
fortalecimiento de la paz.
Esta postura originó varias críticas entre académicos
occidentales como Zwy Werblowsky, quienes reafirmaron que el estudio de las
religiones se limitaba al estudio de hechos observables, y por lo consiguiente,
no debía confundirse con las preocupaciones teológicas o interreligiosas.
Frente a este planteamiento el secretario general de la IAHR, Carl Jouco
Bleeker, reconoció el interés de ambos posicionamientos, por lo que propuso una
combinación sobre la finalidad de dichos estudios, siendo esta: 1) la
observación de los hechos de manera objetiva, y por otra parte, 2) el interés
personal del investigador en su compromiso por las relaciones interreligiosas.
Pese a que los estudios sobre las religiones siguieron
una línea más científica, estos acontecimientos dejaron las puertas mucho más
abiertas para seguir profundizando en el estudio de las religiones desde una
clave teológica.