DERROCAMIENTO, EXILIO Y REPATRIACIÓN
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El inicio de la Guerra Fría redefine la política de intervención de los Estados Unidos hacia Latinoamérica al finalizar la II Guerra Mundial. La primavera democrática florece en Guatemala de la mano del Presidente Jacobo Arbenz y toda una generación revolucionaria que concreta la ansiada Reforma Agraria, arranca la
construcción de infraestructura que permitiría competir frente al monopolio de las empresas estadunidenses fincadas en el país. El gobierno de Arbenz define una política exterior soberana que desafía la acostumbrada injerencia de los Estados Unidos de América. El boicot económico, el desprestigio internacional y la amenaza del comunismo internacional en Guatemala son el preámbulo de una intervención. El gobierno del presidente Eisenhower da carta libre a su Agencia Central de Inteligencia (CIA) para que desarrolle y ejecute un plan para derrocar al Presidente Arbenz. La oposición conservadora nacional junto a la jerarquía de la iglesia católica y miembros de la alta oficialidad del Ejercito Nacional operan en función de los intereses del gobierno estadunidense.
Guatemala se defiende en el ámbito diplomático y Arbenz
busca reunir fuerzas democráticas para enfrentar a la oposición interna ante la
amenaza inminente. El aislamiento internacional, la conspiración interna y una
amenaza velada de ocupación militar de la potencia mundial culminan con la
renuncia del Presidente Arbenz.
El tortuoso exilio de Arbenz que inicia en México lo
lleva a recorrer el mundo para escapar de los tentáculos de la agencia de
inteligencia norteamericana. Su familia lo acompaña por el periplo, María
Villanova, su esposa y compañera se convierte en el pilar optimista de la
familia en el exilio. Arbenz no muere finalmente en 1971, a Arbenz lo asesinan
poco a poco la persecución implacable de la CIA y sus intenciones por
escarmentar a una pequeña nación soberana y democrática en un entorno de
confrontación global con el campo socialista.
El retorno de los restos de Jacobo Arbenz en 1,995 marca
un hito final a su voluntad por volver a su patria natal sin odios ni
perjurios. Su imagen es reivindicada por la historia tras conocerse las
transgresiones de las que fue objeto su Gobierno a manos de la gran potencia
mundial. El estudio de su memoria da cuenta de sus profundas convicciones
democráticas y la fe en el pueblo de Guatemala.