Católicos
Brasileños proponen al Papa una Iglesia diferente
Grupos
de católicos brasileños, encabezados por el grupo Iglesia –
Pueblo de Dios – en Movimiento (IPDM), han entregado, dentro del
Encuentro Mundial de los Movimientos Sociales, que se celebró
en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia), y en el que se hará presente
el obispo de Roma, una carta en la que se plantean una serie de
cuestiones que forman parte de la reflexión de muchos católicos del
gigante sudamericano.
En
el escrito aparece el deseo de que aquello que Francisco, a quien
consideran como un regalo de Dios para el mundo, ha ido testimoniando
a lo largo de sus más de tres años de Pontificado, sea asumido, de
hecho, por aquellos que forman parte de la Iglesia, especialmente de
la jerarquía.
Son
temas que provocan cierto escándalo en determinados ambientes, pero
que en opinión de los firmantes, necesitan ser enfrentados para
poder hacer realidad aquello que el Concilio Vaticano II proponía 50
años atrás y que en muchos aspectos no ha salido todavía del
papel.
La
actitud del Papa Francisco, siempre abierto al diálogo, es una señal
de esperanza para quienes quieren hacer realidad el deseo de una
Iglesia más basada en el Evangelio, en la que deben ser llevados a
cabo cambios estructurales. Repetidamente manifiestan al Papa que
puede contar con ellos.
Aquí
colocamos el texto íntegro de la Carta entregada al Papa Francisco,
así como algunos de los firmantes, lista que, poco a poco, va
aumentando entre diferentes colectivos cristianos brasileños.
Amado
Pastor y Hermano nuestro,
¡Cuenta
con nosotros!
Somos
un grupo de católicos – laicos y laicas, religiosas y religiosos,
presbíteros y también miembros de otras confesiones – articulados
bajo la identidad de Iglesia – Pueblo de Dios – en Movimiento
(IPDM), de la región Este de la ciudad de São Paulo (donde viven
cerca de 3 millones de habitantes), en la Diócesis de São Miguel
Paulista.
El
grupo ha nacido en 2010, tras la iniciativa de algunos laicos y cinco
sacerdotes, con el objetivo de retomar el Vaticano II y las
conclusiones de las Conferencias Episcopales Latinoamericanas. Si, en
aquel entonces, vivíamos bajo un invierno eclesial, desde su
providencial elección como Obispo de Roma, sentimos el llamado a la
pastoral en clave misionera (EG, 33), y a la audacia de ser “una
Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes
que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a
las propias seguridades” (EG, 49).
Usted
es un regalo de Dios para el mundo y para la Iglesia en este cambio
de época. Desde su primera aparición en la Plaza San Pedro,
presentándose como Obispo de Roma y pidiendo al pueblo su bendición,
nos encoraja a manifestarnos libremente como Pueblo de Dios. A través
de nuestros representantes en el Encuentro Mundial de Movimientos
Populares en Bolivia, le expresamos, desde el fin del mundo, nuestro
incondicional apoyo y algunas preocupaciones.
1. Indiferentismo
del clero (diáconos, sacerdotes, obispos y arzobispos): nos parece
que Francisco, obispo de Roma, todavía no se ha incorporado en
muchas de las diócesis de Brasil. Cerca del tercer año de su
ministerio apostólico, no vemos entusiasmo y efectivo empeño en
hacer del Evangelio de la Alegría un referencial de las prácticas
pastorales. Hay algo como un silencio y desinterés delante de sus
provocaciones para que seamos una iglesia en salida (EG, 24).
2. Nombramientos
de Obispos: es necesario garantizar la participación de los
presbiterios y los Regionales de la Conferencia Episcopal en el
nombramiento de los obispos. La organización actual no favorece el
nombramiento de obispos pastores. Con efecto, también hay un “lobby
episcopal” conservador, que encuentra total e irrestricto
reconocimiento en la Nunciatura Apostólica. Un ejemplo sencillo: en
los últimos 35 años, solo a 6 presbíteros de la región
metropolitana de San Pablo se los nombraron obispos. Hay, en este
conurbano, competentes y lúcidos sacerdotes-pastores, cuyo
testimonio evangélico los acredita al ministerio episcopal. Lo que
se observa es que vienen a ejercer el obispado en la metrópolis
sacerdotes de pequeñas ciudades de Minas Gerais, Paraná e interior
de São Paulo. O sea, se desconsideran a los presbíteros de São
Paulo, São Miguel Paulista, Santo Amaro, Osasco, Itapecerica da
Serra, Guarulhos y Mogi das Cruzes. Por ocasión de la renuncia o
transferencia de un obispo diocesano o sacerdote, siquiera hay una
consulta sobre el que será el nuevo obispo. En Brasil, aun se
nombran obispos de perfil burocrático-aduanero, con psicología de
príncipes. Todos los padres de la década de los ochenta, formados
en la Teología de la Liberación, viven marginados en sus propias
diócesis.
3.
Los seminarios de filosofía y teología: constatamos expresivo
número de seminaristas enamorados de su carrera eclesiástica, lo
que se percibe en sus charlas, en sus vestimentas clericales
ultrapasadas, en su alineamiento con presbíteros carreristas y
amantes del dinero, y en su empeño mediocre en los estudios
filosóficos y teológicos. Para ellos, mejor se mantenga lejos el
olor a ovejas. Sugerimos un cambio radical en los seminarios. La
experiencia de “casas de formación”, relacionadas con una
parroquia, bajo la responsabilidad de párrocos serios, nos parece el
mejor camino para formar a los futuros sacerdotes hacia la
eclesiología propuesta por usted en la Evangelii Gaudium. Número
significativo de seminaristas quiere “ser obispo”, como su
horizonte eclesiástico. Permítanos decirle, Papa Francisco, los
seminarios pueden hacer que se desplome todo su proyecto de Iglesia
para los próximos años.
4.
El Sínodo de los Obispos y la comunión sacramental para
separados/parejas en nueva unión: con aprehensión, esperamos una
palabra oficial y definitiva de la Iglesia para que las parejas en
nueva unión puedan, finalmente, participar de forma integral de la
Eucaristía. Usted debe haber conocido, en su ministerio pastoral, un
sinfín de parejas cristianas que se dedica a la evangelización y
que no accede a la comunión sacramental. Perdone nuestra pretensión,
pero si “la eucaristía es la fuente y la cumbre de la vida
cristiana” (SC, 10), ¿cómo aceptar que no accedan a ella a las
personas que viven la fe? Apelar a la “comunión espiritual” en
el contexto litúrgico-sacramental es negar la sacramentalidad de la
propia asamblea litúrgica.
5.
El Sínodo de los Obispos y la población LGBT: el mundo jamás se
olvidará su espontánea y humana expresión, al volver del Río de
Janeiro, en el avión: “¿Quién soy yo para juzgar a los gays?
Usted bien conoce al sufrimiento espiritual, psíquico, eclesial,
social y familiar por el que pasan millones de hermanas y hermanos
homosexuales a quienes se los discriminan, demonizan, persiguen,
odian. ¿Cuántas personas de esta gran población ya no intentaron o
al menos pensaron en suicidarse? Afirmar que la Iglesia acepta la
homosexualidad pero no su práctica, todavía significa mutilar a la
personas en la totalidad de su ser. Además, pasamos por ridículos,
a los ojos de la ciencia y de la práctica adulta, responsable y
ética de la sexualidad por parte de estas personas.
6.
Celibato opcional: En Brasil, caminamos con decididos pasos en lo que
se refiere a los ministerios laicos, en especial el ministerio de la
presidencia de la Celebración de la Palabra en ausencia del
presbítero; el ministerio del bautismo y el del matrimonio. Hay
muchas mujeres, incluso, que presiden estas celebraciones. Recién se
las aceptaban como testimonias cualificadas del sacramento del
matrimonio. En principio, hubo una cierta resistencia en aceptar a
los ministros y ministras laicos y laicas, pero hoy el asunto está
superado. Por otra parte, hay una seria amenaza por parte del
clericalismo de los presbíteros formados entre 1989-2014, cuya
práctica y predicación convierte a los laicos en ovejas pasivas,
también clericalistas. La aceptación de la ordenación de “viri
probati” no encuentra resistencia entre el pueblo. Por el
contrario, aprobación. Sin embargo, un cierto grupo del clero, muy
acomodado con sus privilegios pecuniarios y sin disposición a
avanzar en este asunto, se vuelve en gran obstáculo. Notamos cierta
acomodación, pereza pastoral y opción consciente por el “siempre
se ha hecho así” (EG, 33).
7.
Laicas y laicos en la Iglesia: En la Evangelii Gaudium, usted retoma
la necesidad del Consejo Pastoral Parroquial. Papa Francisco, es
terrible la forma como se tratan a millones de laicos y, sobre todo,
laicas, en las parroquias y diócesis. En muchas siquiera hay un
Consejo Pastoral. Se marginan a los laicos más conscientes, muchas
veces alejándolos de sus servicios, y tratándoles como “serpientes
venenosas”. Hay un sinfín de casos de destitución de Consejos
Pastorales en parroquias y diócesis según los gustos e intereses de
los nuevos párrocos o (arzo)obispos. Somos testigos de un
preocupante “aniñamiento” de laicos y laicas a través de
actitudes eclesiásticas autoritarias y la preferencia por
movimientos religiosos conservadores y fundamentalistas. Hay un claro
incentivo a la fe basada en las devociones bien al gusto del “consumo
religioso de bendiciones inmediatas”. Y, cuando no se persigue, se
abandonan a las pastorales organizadas. ¿Cómo garantizar efectiva
ciudadanía laical en la Iglesia?
8.
Iglesia y movimientos populares y sociales: un vibrante
agradecimiento a usted por haber confirmado y reafirmado la opción
preferencial por los pobres, presente de forma transversal en la
Evangelii Gaudium y en la Laudato Si. Usted trajo la Iglesia
nuevamente a los desafíos del mundo actual, impulsándola hacia las
periferias existenciales y geográficas. Cardenales, arzobispos,
obispos, padres y seminaristas, prensa y gobiernos… nadie más
tiene argumentos para decir que tal opción es solo sociológica o
ideológica. Muchas Gracias.
Sepa
usted que puede contar con los signatarios de esta carta. Cuenta con
nosotros para todos los cambios estructurales que se proponga a
encaminar. Y como siempre nos pide, oramos por usted.
Igreja
Povo de Deus em Movimento.