Hacia
un diálogo interreligioso juvenil para la transformación social
Edwin
Roberto Mendoza Hipp
II.
DE CARA AL DIÁLOGO INTERRELIGIOSO
En
el capítulo anterior se abordó el tema del diálogo interreligioso
desde la perspectiva teológica, lo que implicó en gran medida la
utilización de un lenguaje circunscrito a la teología cristiana
del pluralismo religioso. Sin embargo, lo expuesto anteriormente
puede ser de mucha utilidad para introducir en el presente capítulo,
algunos de los elementos que constituirán el eje central
de este estudio.
Es
por esa razón que es esencial poner en contexto el tema del diálogo
interreligioso y comprender sus presupuestos fundamentales, para
juzgar con una visión integral el
complejo
terreno de las relaciones interreligiosas juveniles en medio de una
agitada época de cambios.
2.1)
Nociones del diálogo interreligioso
2.1.1)
El diálogo como un concepto multiforme
Antes
de empezar a profundizar propiamente en el tema del diálogo
interreligioso es conveniente analizar brevemente el concepto de
diálogo como tal. Aunque no se trata de elaborarn estudio semántico
ni filológico del término, es importante tomar en consideración
algunos cambios que ha sufrido éste término a lo largo de la
historia, así como los diferentes significados que puede adoptar en
diversos entornos como la política, la religión, el teatro o la
literatura.
Se
puede afirmar que ya desde épocas muy antiguas se utilizaba esta
palabra para designar una realidad dinámica. La etimología del
término diálogo provine del griego διάλογος (―diálogo),
compuesto por el prefijo diá, que significa ―a través de o
―entre, y la raíz logos, que quiere decir ―palabra‖ o
―discurso, por lo que podría interpretarse como ―a través del
discurso‖, ―discurso ruzado‖ o ―intercambio de palabras‖.
Es precisamente dentro de este entendimiento que el Diccionario de la
Lengua Española define formalmente el diálogo como una ―plática
entre dos o más personas, que alternativamente manifiestan sus
ideas o afectos‖ Esta breve definición da la pauta a reflexionar
sobre los numerosos significados que ésta expresión ha tenido a lo
largo de los años. Para ilustrar esta evolución puede hacerse
referencia a cuatro tipos de diálogo que algunos autores han
logrado descubrir en el ámbito de la literatura:
a.
Diálogo dramático: es un género literario de tipo novelesco
utilizado por el teatro con el fin de ―fingir una plática o una
controversia entre dos o más personas. Tuvo sus orígenes en
el siglo V a. C. con Sofrón de Siracusa.
b.
Diálogo filosófico: este se puede remontar a los años 428 a.
C. en la antigua Grecia a través del famoso conjunto de escritos
platónicos conocidos como los Diálogos de Platón. Éste
se
basa principalmente en la averiguación de la verdad por medio de la
confrontación de ideas.
c.
Diálogo didáctico: es considerado generalmente como un método
pedagógico que tiene como fin la transmisión de un determinado
contenido a través de un sistema de preguntas y respuestas.
d.
Diálogo apologético: este tipo de diálogo busca defender o
refutar determinada postura ante la amenaza o el ataque de otras
doctrinas (especialmente las religiosas).
Lo
fundamental a resaltar en esta clasificación es la concepción que
se mantuvo por varios siglos sobre el diálogo, como un concepto
marcado por un carácter polémico.
2.1.2)
El salto hacia una nueva comprensión del diálogo
Hubo
que esperar hasta el siglo XIX con los filósofos Friedrich Jacobi y
Ludwig Feuerbach, para
que la palabra diálogo empezara a adquirir un sentido distinto,
dejando así la antigua concepción
del diálogo como una simple confrontación o comunicación
impositiva de conocimientos o verdades. Esta nueva corriente empezó
a ahondar en el tema del diálogo desde la dimensión relacional de
la persona como un elemento inherente al ser humano. Es así que
Feuerbach, en reacción a la postura filosófica de Hegel, propone el
diálogo como un encuentro.
Además
de los diálogos enunciados, el autor hace referencia también al
diálogo teológico y espiritual es decir como un diálogo entre el
Yo y el Tú.
Esta
nueva forma de entender el diálogo trajo consigo el nacimiento de la
llamada filosofía dialógica, en la que se considera al austriaco
Ferdinand Ebner (1882-1931) como uno de sus máximos exponentes. En
1916, Ebner inicia sus reflexiones filosóficas sobre la dimensión
dialógica del ser humano (Yo-Tú) desde una perspectiva
pneumatológica, sosteniendo que la realización auténtica de la
persona se da solamente en la apertura al diálogo, y no en la
individualidad
o el aislamiento. Dentro de esa misma línea se inscriben los
pensamientos de otros filósofos como Hermann Cohen, Franz
Rosenzweig y Emmanuel Lévinas, quienes enfatizaron la idea del
encuentro con el ―Otro‖ y con el ―Tú‖, como un aspecto
fundante de la realización humana.
Es
notable también el influjo del filósofo judío-austriaco Martín
Buber (1878-1965) al publicar en 1923 su obra ―Yo y tú.
Teniendo
en cuenta los elementos fundamentales de la filosofía del diálogo,
Buber postula una relación dialógica en tres diferentes niveles: 1)
Yo-tú (relación con las personas), 2) Yo-Ello (relación con el
mundo o con la naturaleza) y 3) el Yo-Tú (relación con Dios o el
Ser). Con Buber la filosofía del diálogo se popularizó rápidamente
por toda Europa, llegando a influenciar enormemente otras ramas de
la filosofía, así como también de la psicología y de la teología
cristiana.