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24 de diciembre de 2016

De cara al diálogo interreligioso

Hacia un diálogo interreligioso juvenil para la transformación social
Edwin Roberto Mendoza Hipp

II. DE CARA AL DIÁLOGO INTERRELIGIOSO
En el capítulo anterior se abordó el tema del diálogo interreligioso desde la perspectiva teológica, lo que implicó en gran medida la utilización de un lenguaje circunscrito a la teología cristiana del pluralismo religioso. Sin embargo, lo expuesto anteriormente puede ser de mucha utilidad para introducir en el presente capítulo, algunos de los elementos que constituirán el eje central de este estudio.

Es por esa razón que es esencial poner en contexto el tema del diálogo interreligioso y comprender sus presupuestos fundamentales, para juzgar con una visión integral el
complejo terreno de las relaciones interreligiosas juveniles en medio de una agitada época de cambios.



2.1) Nociones del diálogo interreligioso
2.1.1) El diálogo como un concepto multiforme

Antes de empezar a profundizar propiamente en el tema del diálogo interreligioso es conveniente analizar brevemente el concepto de diálogo como tal. Aunque no se trata de elaborarn estudio semántico ni filológico del término, es importante tomar en consideración algunos cambios que ha sufrido éste término a lo largo de la historia, así como los diferentes significados que puede adoptar en diversos entornos como la política, la religión, el teatro o la literatura.

Se puede afirmar que ya desde épocas muy antiguas se utilizaba esta palabra para designar una realidad dinámica. La etimología del término diálogo provine del griego διάλογος (―diálogo), compuesto por el prefijo diá, que significa ―a través de o ―entre, y la raíz logos, que quiere decir ―palabra‖ o ―discurso, por lo que podría interpretarse como ―a través del discurso‖, ―discurso ruzado‖ o ―intercambio de palabras‖. Es precisamente dentro de este entendimiento que el Diccionario de la Lengua Española define formalmente el diálogo como una ―plática entre dos o más personas, que alternativamente manifiestan sus ideas o afectos‖ Esta breve definición da la pauta a reflexionar sobre los numerosos significados que ésta expresión ha tenido a lo largo de los años. Para ilustrar esta evolución puede hacerse referencia a cuatro tipos de diálogo que algunos autores han logrado descubrir en el ámbito de la literatura:

a. Diálogo dramático: es un género literario de tipo novelesco utilizado por el teatro con el fin de ―fingir una plática o una controversia entre dos o más personas. Tuvo sus orígenes en el siglo V a. C. con Sofrón de Siracusa.

b. Diálogo filosófico: este se puede remontar a los años 428 a. C. en la antigua Grecia a través del famoso conjunto de escritos platónicos conocidos como los Diálogos de Platón. Éste
se basa principalmente en la averiguación de la verdad por medio de la confrontación de ideas.

c. Diálogo didáctico: es considerado generalmente como un método pedagógico que tiene como fin la transmisión de un determinado contenido a través de un sistema de preguntas y respuestas.

d. Diálogo apologético: este tipo de diálogo busca defender o refutar determinada postura ante la amenaza o el ataque de otras doctrinas (especialmente las religiosas).
Lo fundamental a resaltar en esta clasificación es la concepción que se mantuvo por varios siglos sobre el diálogo, como un concepto marcado por un carácter polémico.

2.1.2) El salto hacia una nueva comprensión del diálogo
Hubo que esperar hasta el siglo XIX con los filósofos Friedrich Jacobi y Ludwig Feuerbach, para que la palabra diálogo empezara a adquirir un sentido distinto, dejando así la antigua concepción del diálogo como una simple confrontación o comunicación impositiva de conocimientos o verdades. Esta nueva corriente empezó a ahondar en el tema del diálogo desde la dimensión relacional de la persona como un elemento inherente al ser humano. Es así que Feuerbach, en reacción a la postura filosófica de Hegel, propone el diálogo como un encuentro.

Además de los diálogos enunciados, el autor hace referencia también al diálogo teológico y espiritual es decir como un diálogo entre el Yo y el Tú.

Esta nueva forma de entender el diálogo trajo consigo el nacimiento de la llamada filosofía dialógica, en la que se considera al austriaco Ferdinand Ebner (1882-1931) como uno de sus máximos exponentes. En 1916, Ebner inicia sus reflexiones filosóficas sobre la dimensión dialógica del ser humano (Yo-Tú) desde una perspectiva pneumatológica, sosteniendo que la realización auténtica de la persona se da solamente en la apertura al diálogo, y no en la
individualidad o el aislamiento. Dentro de esa misma línea se inscriben los pensamientos de otros filósofos como Hermann Cohen, Franz Rosenzweig y Emmanuel Lévinas, quienes enfatizaron la idea del encuentro con el ―Otro‖ y con el ―Tú‖, como un aspecto fundante de la realización humana.

Es notable también el influjo del filósofo judío-austriaco Martín Buber (1878-1965) al publicar en 1923 su obra ―Yo y tú.


Teniendo en cuenta los elementos fundamentales de la filosofía del diálogo, Buber postula una relación dialógica en tres diferentes niveles: 1) Yo-tú (relación con las personas), 2) Yo-Ello (relación con el mundo o con la naturaleza) y 3) el Yo-Tú (relación con Dios o el Ser). Con Buber la filosofía del diálogo se popularizó rápidamente por toda Europa, llegando a influenciar enormemente otras ramas de la filosofía, así como también de la psicología y de la teología cristiana.