Hacia
un diálogo interreligioso juvenil para la transformación social
Edwin
Roberto Mendoza Hipp
2.1.5)
Expresiones del diálogo interreligioso.
Como
se ha visto en el inciso anterior, el diálogo interreligioso se ha
venido convirtiendo en una asignación ineludible de las religiones.
Empero, existe todavía cierta inseguridad e
incertidumbre
sobre cómo aplicar en la vida real, los presupuestos y actitudes que
se acaban de exponer. Para ello, varias instituciones y estudiosos se
han dado a la tarea de desmenuzar las diferentes formas en que se
puede manifestar el diálogo interreligioso en la sociedad actual.
Algunos
autores como Bud Heckman y Rori Picker Neiss, han optado por
presentar una
interesante
distinción de ciertos términos al momento de hablar del diálogo
interreligioso, que más que definiciones, describen formas muy
específicas en que se puede materializar el diálogo entre
creyentes de distintas confesiones. Los términos más destacados
que dichos autores plantean son:
representantes
de diferentes religiones.
b.
Diálogo intrarreligioso: es el tipo de diálogo que se da entre
creyentes de una misma
tradición
religiosa. Por ejemplo, entre católicos y protestantes, entre
musulmanes sunitas y
chiitas, entre judíos ortodoxos y reformistas, etcétera.
c.
Diálogo interconfesional: son las interacciones casuales y
cotidianas que se producen
entre
personas de diferentes religiones, en lugares como el trabajo, la
calle o la escuela.
d.
Diálogo multiconfesional: tal y como lo definen los autores
antes mencionados, el
diálogo
multiconfesional ―es cuando personas de diferentes confesiones se
reúnen pero
sin
ninguna específica articulación o reconocimiento de sus confesiones
individuales.
e.
Diálogo multirreligioso: este tipo de diálogo se da cuando
personas de distintas religiones
convergen
en actividades que no están directamente relacionadas con un
propósito
religioso.
Un ejemplo de ello es cuando líderes religiosos, o representantes de
diversas
religiones,
acuerdan asistir a un seminario o una conferencia sobre alguna
problemática
social,
filosófica o ecológica.
A
pesar de lo ambiguo y confuso que puedan parecer estas distinciones,
dichos autores
consideran
que esta diferenciación de conceptos puede ser útil para clarificar
el camino hacia un entendimiento más profundo de las relaciones
interreligiosas. Tomando en cuenta estas posibles limitantes, la
presente investigación se apegará a utilizar el término de diálogo
interreligioso en su sentido más amplio y común, ya que las
expresiones descritas anteriormente refieren en última instancia, a
la comprensión y cooperación entre creyentes de distintas
religiones.
Por
otro lado, de una manera más práctica, otros afirman que el diálogo
interreligioso puede
expresarse
también de otras formas. Aunque existen varias clasificaciones sobre
los tipos de diálogo interreligioso, una de las más populares ha
sido la del documento ―Diálogo y Misión, publicado en 1984 por el
Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso98. El documento
identifica cuatro modos de diálogo interreligioso que pueden darse
según las circunstancias y las necesidades de las personas o de las
comunidades religiosas:
a)
Diálogo de la vida: es el esfuerzo cotidiano por practicar la
sana convivencia entre los creyentes
de distintas religiones en ámbitos comunes como la familia, la
escuela, las amistades
o el trabajo.
b)
Diálogo de las obras: esta forma de diálogo se caracteriza por
acciones de cooperación conjunta
entre las religiones en favor de la promoción humana.
c)
Diálogo de los intercambios teológicos: este diálogo está más
orientado a los expertos y
especialistas que buscan ahondar en los valores espirituales y en las
reflexiones
teológicas
de otras religiones.
d)
Diálogo de la experiencia religiosa: se basa en la apertura por
compartir las riquezas
espirituales
de otras tradiciones religiosas a través de la oración, la
meditación y la
contemplación.
En
una forma muy similar, el brasileño Roberlei Panasiewicz elabora
también una
clasificación
sobre las diversas formas en que se manifiesta el diálogo
interreligioso, catalogándolo así en cuatro distintos niveles: 1)
nivel existencial (presencia y testimonio); 2) nivel místico
(oración y contemplación); 3) nivel ético (liberación y promoción
del ser humano); y 4) nivel
teológico (enriquecimiento y aplicación de los patrimonios
religiosos).
Estos
distintos modos en que se expresa el diálogo entre creyentes,
también deja entrever dos formas bastante sutiles de explicar el
diálogo interreligioso. La primera forma parece ser una corriente
más teórica que pone un mayor énfasis en el diálogo como una
herramienta de comprensión y entendimiento mutuo entre las
religiones (sin excluir tampoco por ello el compromiso político y
social). Y por otro lado, un segundo grupo, que además de concebir
el diálogo interreligioso como un instrumento de enriquecimiento y
entendimiento recíproco, acentúa con más fuerza la dimensión
ética, política y social como productos de un verdadero diálogo
interreligioso.
Independientemente
del acento que se ponga para explicitar el diálogo interreligioso,
cada uno de los modos de diálogo enunciados anteriormente
constituye un enorme desafío para todas las religiones, no sólo
porque invita a replantearse la manera en que se vive la propia
espiritualidad, sino también porque obliga a asumir una
responsabilidad compartida para encontrar mejores maneras de
relacionarse con otros creyentes.