El
papa pidió a sacerdotes y religiosos que salieran a la periferia.
Testimonio de lo que algunos están haciendo.
Maristas
de Champagnat celebran un nuevo comienzo en la periferia.
En
Siracusa, menores migrantes, vulnerables y sin voz.
Relatos
estremecedores de Muhammad, Elmadani y Abdul, jóvenes emigrantes
Le
miro y él me sonríe y dentro de mí me pregunto cómo el corazón
humano puede ser tan insensible como para suprimir una vida por
propio interés.
El
15 de enero de 2017 se celebra la Jornada Mundial del Migrante y del
Refugiado. El Papa ha escrito un mensaje para este día con el
título: Menores Migrantes, vulnerables y sin voz. La comunidad
marista "La Valla 200" de Siracusa nos ofrece el siguiente
comentario del texto.
Deseo
llamar la atención sobre la realidad de los emigrantes menores de
edad, escribe el Papa, especialmente los que están solos, instando a
todos a hacerse cargo de los niños, que se encuentran desprotegidos
por tres motivos: porque son menores, extranjeros e indefensos; por
diversas razones, son forzados a vivir lejos de su tierra natal y
separados del afecto de su familia.
Muhammad
no es un niño. Dice que tiene 17 años, como hacen todos cuando
desembarcan, pero en realidad tiene 22. Se acurruca en un rincón de
la sala y no necesitamos mucho tiempo para darnos cuenta de la
tristeza que lo habita.
En
su cultura, un hombre no puede permitirse llorar, ni siquiera cuando
lo estrechas entre tus brazos y puedes ver esa diminuta lágrima que
la piel oscura hace brillar y cuando te cuenta que ha tenido que
abandonar todo y a todos con la esperanza de un futuro mejor que
ahora no puede entrever. Dejó atrás: familia, trabajo, cultura,
lengua... y ahora, experimenta, en persona que es muy difícil vivir
en esa Italia que todos pintaban como un paraíso terrenal. Y más
que nunca, se siente solo.
Continúa
el Papa: No se trata sólo de personas en busca de un trabajo digno o
de condiciones de vida mejor, sino también de hombres y mujeres,
ancianos y niños que se ven obligados a abandonar sus casas con la
esperanza de salvarse y encontrar en otros lugares paz y seguridad.
No es raro que sean arrestados y... pueden permanecer por largos
períodos de tiempo recluidos, expuestos a abusos y violencias de
todo tipo.
Elmadani
(también declaró tener 17 años) y no tiene miedo en contarnos
cómo, una vez por semana, los soldados llegaban a su pueblo para
robar todo y violar a las mujeres. Siempre conseguía esconderse,
pero cuando los ataques se hicieron más frecuentes, todos los de la
casa le aconsejaron que se salvara, que escapara.
Pero
lo que se suponía que le llevaría a la salvación se convirtió en
una odisea escalofriante. Hasta que la barca de la salvación llegó
a Italia, fue testigo de la muerte, a su lado, de algunos de sus
amigos, se vio obligado a robar y a prostituirse, ha estado en
prisión varios meses con delincuentes comunes.
Elmadani
es un gran muchacho, aprendió italiano con fluidez, uno de estos
días recibirá el permiso de residencia y espera poder encontrar un
trabajo para ayudar a su familia. Sin embargo, no podemos concluir
como solían terminar los hermosos cuentos de antaño, pero las
historias con finales felices como la suya, por desgracia, no son
frecuentes.
En
muchas partes del mundo, leer, escribir y hacer cálculos elementales
-se lee en el mensaje del Santo Padre- sigue siendo privilegio de
unos pocos. Todos los niños tienen derecho a jugar y a realizar
actividades recreativas, tienen derecho en definitiva a ser niños.
Samir,
oficialmente acaba de cumplir los 18 años, pero confiesa que tiene
23. En su país no hay escuelas y, desde muy temprana edad,
acompañaba a su padre en el trabajo de unos campos que nunca
pudieron producir suficientes alimentos para toda la familia.
La
miseria era el vestido que a todos cubría y marchar de casa
solamente significaba que había una boca menos que alimentar y, de
cara al futuro, una posible ayuda para la familia. Lleva en Italia
más de un año, pero no sabe leer, ni escribir, aunque se hace
entender.
Hemos
intentado convencerle de que aprenda a leer y a escribir y, por un
tiempo, pensamos que habíamos tenido éxito: los números, las
primeras letras... Tiene 23 años de edad, sin papeles, sin
perspectivas de trabajo, con peligro de ser repatriado. Cuando me
encuentro con él, me sonríe y me dice: "Papá, tú me
entiendes". Sí, le entiendo, estoy a su lado, pero me doy
cuenta de que no es suficiente y que, para él, el futuro no tendrá
los colores del arco iris.
La
precariedad los priva de documentos, ocultándolos a los ojos del
mundo... De ese modo, los niños emigrantes acaban fácilmente en lo
más bajo de la degradación humana, donde la ilegalidad y la
violencia queman en un instante el futuro de muchos inocentes,
mientras que la red de los abusos a los menores resulta difícil de
romper.
Y
pienso en Abdul, de 13 años, hospitalizado. No consigue comunicarse
en ninguna de las lenguas que hablamos nosotros: habla solamente el
dialecto de su tribu. Fui a verlo algunas veces, pero os aseguro que
es difícil permanecer con él e inventar algo que pueda llegar a
interesarle.
Pero
Abdul es afortunado, porque es un varón y está vivo. Hasta hace
unos días, Abdul no existía. Solamente después de desembarcar
tiene una edad y un nombre. ¡Cuántos muchachos como él han
desaparecido porque alguien necesitaba de sus órganos! ... ¡Cuántas
niñas se han visto obligadas a prostituirse! Le miro y él me sonríe
y dentro de mí me pregunto cómo el corazón humano puede ser tan
insensible como para suprimir una vida por propio interés. Y,
pensábamos que Caín ¡sólo era un personaje del Antiguo
Testamento!
Y
he aquí como concluye el Papa: Por último, deseo dirigir una
palabra a vosotros, que camináis al lado de los niños y jóvenes
por los caminos de la emigración: ellos necesitan vuestra valiosa
ayuda... No os canséis de dar con audacia un buen testimonio del
Evangelio, que os llama a reconocer y a acoger al Señor Jesús,
presente en los más pequeños y vulnerables.
Nosotros
estamos dando los primeros pasos en Siracusa, y optamos por caminar
al lado de los menores, vulnerables y sin voz. Estamos al principio y
lo que hacemos es simplemente una gota de agua en el océano, pero
nos gustaría agregar lo que le agradaba repetir madre Teresa: "sin
nosotros, el océano tendría una gota menos de agua".
*El
Instituto Marista puso en marcha un proyecto en 2016 llamado
'Lavalla200', un nombre que recuerda el 200 aniversario del Instituto
y el lugar de su fundación el 2 de enero de 1817. El proyecto tiene
como objetivo crear comunidades internacionales, formadas por laicos
y hermanos, en las realidades de periferia.
El
primer grupo fue enviado a las comunidades después de un período de
formación en 2016. Otro grupo recibirá la formación en los
próximos meses y también será enviado en misión. Actualmente hay
4 comunidades: Tabatinga, en el Amazonas (Brasil); Monte Druitt, en
Australia; East Harlem, Estados Unidos; Siracusa, Italia.
La
comunidad de Siracusa, formado por dos hermanos (Italia y Australia)
y dos laicos (Brasil y Chile), está dando los primeros pasos. Vive
la realidad de los inmigrantes africanos que buscan un futuro mejor
en Europa.
Es
que el osito está intentando saltar la alambrada detrás de su
pequeño amo? ¿O es que ahí se quedó enganchado y no lo pudo
seguir?…