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31 de marzo de 2017

Hacia un diálogo interreligioso: ELEMENTOS Y LINEAS DE ACCIÓN

HACIA UN DIÁLOGO INTERRELIGIOSO JUVENIL PARA LA TRANSFORMACIÓN SOCIAL

Edwin Roberto Mendoza Hipp

3.3) Elementos y líneas de acción para la promoción del diálogo interreligioso juvenil en  Guatemala

Tratando de ser coherentes con la propuesta de contextualización que se ha expuesto al inicio, se hará referencia al caso de los jóvenes en Guatemala. Aun así, adentrarse en el tema de las juventudes en Guatemala tampoco es tarea fácil, pues ello requiere de un estudio integral que tome en cuenta los entornos sociales donde se despliegan las distintas culturas juveniles. Por lo que el  primer paso para abordar el presente planteamiento es situarse en el contexto social y religioso de  los jóvenes de la Guatemala del siglo XXI, lo que implica analizar algunos datos científicos que hasta cierto punto podrán parecer muy desalentadores. Sin embargo, esta es una senda que debe  ser recorrida, para poder así ofrecer algunas líneas de acción que inspiren la práctica de un diálogo  juvenil interreligioso adaptado a los nuevos lenguajes y expresiones sociales de los jóvenes
Guatemaltecos de hoy.


3.3.1) Panorama social de las juventudes en Guatemala
Si algo se puede afirmar con toda certeza es que ser joven en Guatemala significa vivir en un país marcado por la violencia y las grandes desigualdades sociales. Independientemente de la clase  social o posición económica, los jóvenes en Guatemala están conscientes, de alguna u otra forma, de la ostensible situación de violencia y de la abismal brecha que existe entre ricos y pobres. Ya  sea directa o indirectamente, los jóvenes en Guatemala se han visto confrontados en algún  momento por estas contrastantes realidades. Sin embargo, no todos asimilan esta conciencia de la misma manera. Esto quiere decir que mientras que para algunos jóvenes esta realidad constituye  algo relevante y comprometedor, para otros no es más que una situación sin importancia con la que  no se sienten vinculados de ninguna forma.

Por otra parte, un aspecto muy interesante a resaltar es que Guatemala es un país conformado mayoritariamente por jóvenes. Para constatar esta aseveración se puede hacer referencia a la proyección realizada por el Consejo Nacional de la Juventud (CONJUVE) y la Secretaría de  Planificación y Programación de la Presidencia (SEGEPLAN), quienes estimaron que para el 2015 el total de habitantes menores de 30 años sería de un 69.5%143, lo cual confirma que más de mitad de los habitantes de Guatemala son jóvenes. Sin embargo, el factor alarmante se encuentra en la proyección del 2015, en la cual se afirma que del total de los jóvenes que tienen entre 15 y 29  años, el 54% ―vive en condiciones de pobreza, sin acceso adecuado a los servicios básicos que  presta el Estado y sin la posibilidad de acceder a fuentes de ingresos que mejoren sus condiciones  de vida‖144. Estos datos revelan una realidad muy preocupante, pues ponen en evidencia las  precarias situaciones de miseria en las que vive la mayoría de guatemaltecos 145.

Como se mencionaba anteriormente, una de las características que indudablemente ha marcado   a los jóvenes en Guatemala ha sido la incontrolable situación de violencia que se respira en el país,  especialmente en ambientes urbanos. Este hecho se ha visto reflejado especialmente en las estadísticas y estudios de organismos internacionales, los cuales han calificado a Guatemala dentro  de los países con los más altos índices de violencia en el mundo. Por tanto, tomando en cuenta que  la mayoría de los habitantes son menores de 30 años, es evidente que los protagonistas principales  de la violencia en Guatemala son los jóvenes (tanto víctimas como victimarios). En ese sentido, los informes estadísticos de violencia en Guatemala realizados por el PNUD, corroboran que la mayoría de hechos violentos (robos y asesinatos) involucran indistintamente a jóvenes de entre 18  y 25 años 146.

Esta desoladora realidad de violencia por la que atraviesa Guatemala no es un hecho aislado,  sino que está íntimamente relacionado con otras situaciones como la falta de acceso a la educación,  la debilidad de las instituciones encargadas de la salud pública, la carencia de oportunidades  laborales, el favorecimiento de políticas económicas excluyentes y la creciente corrupción de las  entidades estatales, entre muchas otras. Dadas las presentes condiciones, la mezcla de estas  problemáticas ha venido a ser un perfecto caldo de cultivo para propiciar una cultura de la muerte, en donde la dignidad humana se ve constantemente violentada de múltiples formas.

En este  contexto, el PNUD propone que ―la participación de las organizaciones civiles, los empresarios y grupos religiosos, entre otros actores claves, aporta un valor importante‖147 para contrarrestar la  violencia, la discriminación y la segmentación social entre los jóvenes.


3.3.2) Panorama religioso de las juventudes en Guatemala

Una de las características más notables de la sociedad guatemalteca ha sido su dimensión religiosa, cuya praxis se sigue viendo fuertemente reverberada en esferas de la vida pública148. Por  esa razón, parece más que necesario otear la escena religiosa en el actual contexto juvenil, para poder así generar un fructífero diálogo interreligioso que responda verdaderamente a los nuevos  desafíos sociales.
Hasta el día de hoy, el tema de los jóvenes en Guatemala sigue siendo una asignatura pendiente  en el campo investigativo149, y aunque si bien se han realizado algunos trabajos con respecto a  ello 150, estos aún continúan siendo muy escasos.

Lo mismo podría decirse también de los estudios  socio religioso en Guatemala, los cuales han sido desarrollados con mucha menor frecuencia y usualmente de forma marginal. Pese a estas limitantes, algunas instituciones nacionales e  internacionales151 se han esforzado por obtener una radiografía de la realidad religiosa en Guatemala.

 Una de estas iniciativas fue un informe sobre religión en América Latina, el cual fue publicado  en el 2014 y desarrollado por el Pew Research Center de Estados Unidos. Por lo que puede servir  como un primer referente para introducir el tema de la religión en Guatemala. El estudio reveló  que a nivel nacional, el 50% de los creyentes son católicos, el 41% son evangélicos y el 3% pertenece a otras religiones. Mientras que el 6% restante no posee ninguna afiliación religiosa.

Independientemente del margen de error que pueda existir en una caracterización de este tipo, los  datos enunciados evidencian que la gran mayoría de la población profesa alguna religión, lo que  convierte a Guatemala en un país aparentemente religioso, aspecto que se ve fuertemente reflejado  en actividades masivas como procesiones, peregrinaciones, conciertos cristianos y servicios  religiosos multitudinarios. Sin embargo, un estudio que aporta datos más reveladores acerca de la relación que existe entre religión y juventud en Guatemala es la ―Primera Encuesta Nacional de Juventud en Guatemala ENJU 2011‖, en la cual se recogen apreciaciones muy importantes de jóvenes de entre  15 y 29 años sobre diversos temas, entre ellos la religión. De acuerdo a los resultados por adhesión  e identificación religiosa la encuesta indica que el 89.7% de los jóvenes se confiesa creyente de alguna religión152, mientras que el resto se encuentran en otras categorías