Lo
que va de ayer a hoy
Historias
bíblicas de ayer que se repiten hoy
Iluminar
o deslumbrar
Ayer
(o mejor, antes de ayer)
Pues
dijo Dios “hágase
la luz”, y ¡zas! se
encendió la luz.
Yahvé
se quedó pensando: “¡La
de cosas que podrán hacer los hombres y mujeres que voy a crear
dentro de seis días!. Podrán tener linternas cuando sea de noche y
toldos para cuando haya demasiada luz.
Inventarán
el cine, y la media luz para bailar tangos. Claro que antes tendrán
que sacar chispas con dos piedras o fabricar cajas de fósforos para
encender por lo menos una candela… Pero ya verán. Se van a quedar
asombrados cuando contemplen la luz y se pregunten ¿qué es eso que
brilla tanto?… Aunque no lo empezarán a comprender hasta que
aparezca por ahí ese peludo Einstein que casi, casi, llegará a
explicarlo, aunque…
Se
va a complicar hablando de mí y diciendo: “Dios no juega a los
dados”, discutiendo con un tal Bohr que insistirá en que la
creación, la luz, se han hecho por purita casualidad.
Estaba
el Señor absorto en sus pensamientos hasta que oyó decir: “Para
Dios mil años son como un día y mil días como un año”.
¡Ah pues es verdad!. Se dio cuenta de que era san
Pedro quien hablaba (carta2, 3.8)y que su Jesús, el que lo llamaba
abbá ya
había pasado a la vida eterna dejando bien claro que ´Dios
es luz, en Él no hay tiniebla alguna; y
no solo eso sino que: “ustedes
(¿nosotros?) son
luz y
no tienen por qué esconderse en el sótano sino iluminar todo y a
todos los que les rodean.
O
sea que en ese momento Dios se dio cuenta de que ya se
encontraba aquí, en el
Hoy
¡Cómo
pasa el tiempo, - dijo el Señor
Dios omnipotente y misericordioso.- ¡Pues
menuda la que se está organizando con la luz! . Empezó
a pasearse por los rincones de esta tierra igual que ayer,
cuando paseaba por el paraíso el día que
descubrió a Adán y Eva dándose un atracón de manzanas (para Dios
una sola es como mil manzanas…)
Pues
digo que empezó a pasear por la tierra del hoy
buscando los lugares donde hubiera
más luz. Estaba empezando a anochecer.
Con
su divino instinto descubrió una casita a las afueras de la ciudad.
En un pequeño barrio una lucecita iluminaba tenuemente la
habitación. Aquí
estoy yo - dijo Él mirando al fondo
en el corazón de aquellas mujeres. Sonrió y salió…
A
lo lejos se veían las luces de la gran ciudad.
Cuando
entró por sus calles, plagadas de lámparas, faroles, letreros
luminosos, vitrinas iluminadas notó algo extraño. Miró a los ojos
de la gente que por allí caminaba y vio sus párpados entornados,
como si aquella luz les hiciera daño… Miró los corazones de
aquellos y lo sintió apagados. Aquí
hay mucho luz pero ilumina poco, aunque son muchos vatios los que se
derrochan pero ¿por qué parecen no ver estas personas?
Se
fijó en las letras iluminada en la calle por tantas luces: ALMACENES
<EL TRÓPICO> LES
DESEA FELICES FIESTAS…
ESTOS
DÍAS CERVEZA
EL TIGRE
ESTÁ CON USTEDES (y
con tu espíritu- contestó Dios, que
algo de liturgia sabía).
Se
quedó mirando vitrinas y escaparates. Entre vestidos, zapatos,
aparatos con cables y
botones, botellas y latas de conserva… en
algunos rincones descubrió pequeñas estatuitas que no encajaban en
el conjunto: Un mujer joven y bonita, arrodillada, un hombre de pie,
más bien anciano apoyado en una vara y un muñequito, un chiquitín
desnudo sobre un poquito de paja.
En
varios escaparates vio eso… pero en la mayor parte destacaba un
muñecote con capucha roja y barba blanca. Yahvé no hizo mucho caso
de todo aquello. Lo que más le preocupaba eran los ojos entornados y
los corazones cegados de mucha gente. ¿Hay
aquí demasiada luz o falta luz?. Es algo que no calculé cuando la
hice . No eché los dados para crear la luz, me
salió del corazón.
Se
quedó mirando a su alrededor, o más bien a lo profundo, al fondo de
todo aquello: Todo
eso que hay aquí y lejos de aquí, lo que salió de aquel gran
fogonazo que según creo unos lo llaman BIGBANG y otros ADÁN Y EVA.
( Ya ven, el Abbá, padre eterno y
misericordioso está muy flojo en el análisis literario de la
biblia). Pero de pronto se quedó parado y exclamó ¡Aaaah!
Ahora ya me doy cuenta de lo que sucede con mi invento. Yo soy Luz.
Algo de mi luz se extiende por todo el universo. Pero estos bichitos
inteligentes que me han salido en la evolución de todo lo real se
han pasado de la raya ¡y
han confundido ILUMINAR con
DESLUMBRAR!
Andan
por el mundo deslumbrados y no ven. Sueltan por todas partes chorros
de luz que les impiden distinguir. Algunos listos enfocan proyectores
sobre unas partes de esta pelotita que llaman tierra y dejan en
oscuridad otras. Golpean las pupilas de la gente con esos inventos de
poderosos focos y no consiguen iluminar los pensamientos y los
corazones de las personas. Ahora me explico por qué mataron a mi
Jesús y a tantos de esos profetas. Después de matarlos les levantan
monumentos
y hasta hacen películas, que es otra manera de deslumbrar a la
gente, pero no consiguen que a mujeres y hombres se les ilumine la
conciencia.
Y,
por lo que he podido escuchar, también han inventado aparatos que
suena con estruendo, los ensordecen y les impiden pensar y buscar la
luz de la verdad.
Entonces
Yahvé, Dios, Alá, Shiva, Tian Zhu, Elohim , Tao, el Amor eterno del
universo… se volvió camino de su eternidad.
Le
daban ganas de irse a echar una partida a los dados y discutir con
Albert Einstein y Niels Bhor. A ver si ellos le explicaban por qué,
en este mundo del siglo XXI, la luz a la que ellos daban tantas
vueltas, en vez de iluminar los ojos y las conciencias de la gente
deja a tantos deslumbrados y deslumbrándose mutuamente.
Pero
en aquel momento escuchó a lo lejos la voz del profeta Isaías que
gritaba en el desierto su capítulo 58: compartir
tu pan con el hambriento y albergar a los pobres sin techo; cubrir al
que veas desnudo y no despreocuparte de tu propia carne. Entonces
despuntará tu luz como la aurora.
¡Compartir,
albergar, cubrir…- exclamó el
Abbá - no
despreocuparte de tu propia carne!. Por eso, porque se despreocupan
de su propia carne, los hijos de Adán y Eva andan por ahí
deslumbrados, sin ver qué hacer. Ya no me hace falta discutir con
Einstein y Bhor de dados y física cuántica.
Y
así el Amor eterno del Universo se volvió tranquilo a su eternidad,
la que está en el fondo de nuestra propia carne, de cada uno y del
universo entero. Más en lo hondo que nosotros mismos.