LO QUE VA DE AYER A HOY
(HISTORIAS
BÍBLICAS DE AYER QUE SE REPITEN HOY)
NO TODO SE ARREGLA CON MISAS
Ayer.
Ayer, es
simbólicamente, el mes de Nisán.
Nisán (en hebreo: נִיסָן; , del sumerio nisag: “retoño, primer
brote”) es el primer mes del calendario hebreo bíblico, que comienza su
cuenta a partir de la salida de los hebreos de la esclavitud en Egipto;
El nombre otorgado al mes de Nisán en la Biblia es simplemente “el
mes primero”, Es nombrado por primera
vez en el segundo libro de la Biblia, Éxodo: “Este mes para
vosotros será éste el primero en los meses del año” (Éxodo 12:2).
Nisán cuenta
siempre con 30 días y deberá coincidir siempre con el principio de la primavera
(en el hemisferio norte), determinada por el equinoccio de primavera del
21 de marzo, en que el día y la noche tienen la misma duración. Con dicha
finalidad, y para que la festividad de Pésaj se celebre en el
mes de la primavera según el precepto bíblico, el mes de Nisán se corresponde
con los meses gregorianos de marzo y abril, según el año. Su signo del Zodíaco es Aries
(En latín: cordero), en recuerdo del sacrificio pascual de “un cordero o cabrito por
cada familia” Éxodo 12:3-10
Pésaj, la Pascua
judía, llamado también “Fiesta de la Libertad” o “de la Primavera” - del 14 al
21 de Nisán, que celebra la liberación del pueblo judío de la esclavitud en
Egipto: “Siete días comerás ázimos y
el día séptimo será fiesta de Yahveh... En aquel día harás saber a tu hijo: ‘Esto
es con motivo de lo que hizo conmigo Yahveh cuando salí de Egipto’ “(Éxodo 13:6). Fuera de Israel, en la diáspora judía, se
celebra un día más, hasta el 22 del mes. Esta fiesta comenzaba a prepararse
desde el día 10 del mes de Nisán, cuando cada familia escogía para sí la oveja, carnero, o cabra
que degollarían y
la cuidaban hasta la mitad de la tarde del día 14, cuando la
degollaban en preparación de la cena pascual que se celebraba la noche del día
14 del mes de Nisán, de acuerdo a las
instrucciones que Moisés
Es esta cena
pascual la que Jesús y sus discípulos celebraron antes de irse al jardín de
Getsemaní la noche de su arresto, ocasión que llegó a ser conocida como “La
Santa Cena” (texto de Wikipedia)
Estos Olivos de
aquel
huerto tienen más de 900 años. Se supone serán retoños de los que contemplaron
a Jesús cuando lo apresaron, poco después de la
cena…
Aquí aguantan ellos
de pie, retorcidos, rugosos,…
Pero, volvamos al
pésaj, la celebración de la liberación en Egipto de nuestros hermanos del
pueblo judío. Es bueno que pensemos cómo
aquella cena fue la última…
Simplificando
diríamos que la cena de liberación fue la última que tuvo el Nazareno con sus
seguidores, pero la primera de las que se han celebrado en los cientos de años
sucesivos desde entonces hasta hoy.
¿Quieren que
veamos el contraste entre ayer y hoy de esa cena?
Ayer se empezó
celebrando el día del Señor (dominus), domingo, recordando
el día de su resurrección.
Se empezó celebrando
sólo ese día aquella reunión donde “se partía el pan”. Pero hoy…
Hoy se celebran “misas”
(ya no se llaman partir el pan, porque partir…poco pan se parte allí). Se celebran
cualquier día, a cualquier hora y…me atrevería
a decir de cualquier manera.
(Pregunta: ¿es
que diciendo muchas mejoras la calidad?
Ayer los primeros
cristianos solían reunirse en la casa de alguno de ellos. Más tarde en otros
lugares escondidos, cuando empezaron a perseguirlos. Aún se visitan en Roma las catacumbas, cuevas
que servían también de cementerios y que se iban prolongando hasta ser pasillos
largos, como laberintos.
Hoy en cambio, se han construido templos, basílicas, catedrales.
Les falta la intimidad de aquellos primeros grupos de cristianos
convencidos de la presencia de Jesús en
sus vidas.
***
Hoy la mesa se ha
convertido en altar, lejos de los asistentes, recordando los altares de
sacrificios del templo de Jerusalén y otras religiones que nada tienen que ver
con lo que era la familiar fracción del pan. Así la gente va a “oír” la misa que “dice” o que
“hace” el padre. Pero ellos no van a celebrar.
Ayer la gente iba
a “celebrar” un banquete de amigos, done ponían en común la comida que llevaban
de casa. Aunque ya entonces empezó a haber desviaciones.
Escuchemos a
Pablo enojado reprendiendo a los corintios (carta 1 capítulo 11). Ustedes, pues, se reúnen, pero ya no es comer
la Cena del Señor, pues cada uno empieza sin más a comer su
propia comida, y mientras uno pasa hambre, el otro se embriaga. ¿No tienen sus
casas para comer y beber? ¿O es que desprecian a la Iglesia de Dios y quieren
avergonzar a los que no tienen nada? ¿Qué les diré? ¿Tendré que aprobarlos? En
esto no.
Yo he recibido
del Señor lo que a mi vez les he transmitido. El Señor Jesús, la noche en que
fue entregado, tomó pan y, después de dar gracias, lo partió diciendo: «Esto es
mi cuerpo, que es entregado por ustedes; hagan esto en memoria mía.». De igual manera, tomando la copa, después de
haber cenado, dijo: «Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre. Todas las
veces que la beban háganlo en memoria mía.» Fíjense bien: cada vez que comen de este pan y
beben de esta copa “están proclamando la muerte del Señor.”
Así se ve que no
comían sólo ese pan y esa copa sino que era una cena compartida en toda regla.
Hoy el pan (que
no parece pan) y el vino, (que se lo bebe sólo el sacerdote) lo pone la
parroquia, luego pasan la bandeja, el canasto, para recoger lo necesario para el
pan y el vino) y para otras necesidades
de la parroquia y de los que la atienden. “Necesidades necesarias” o gustos y
caprichos de los que administran el dinero. También se usa lo que se reúne,
cuando hay conciencia, en ayuda a pobres, obras sociales, caritas,
trabajos de evangelización, de educación y de formar conciencia.
Pero
El problema que
hoy planteamos es más serio, y por eso el título de esta reflexión.: ¿Se
arregla todo con misas?
Ayer quienes se
reunían lo hacían espontáneamente, sin que nadie les obligase y el motivo único
de su reunión era recordar a su líder Jesús, su vida, su muerte, su
resurrección. Ese era el único motivo. Unidos con Jesús, también recordaban los
problemas, sufrimientos, alegrías, sus seres queridos muertos, aunque para recordarlos
no tenían que pagar nada a nadie.
Hoy esas misas
que se “dicen”, también se “encargan”.
Si preguntamos a las
personas que
llegan al despacho parroquial para pedir una misa (¿cuánto vale?)Por qué van
nos quedamos helados, porque muy pocos saben que eso que llaman misa es una fiesta
comunitaria para recordar a Jesús, centro y guía de nuestra fe. Para sentirlo
presente hoy en nuestras vidas. De eso ni idea.
¿Quieren que
hagamos una lista espontánea de por qué la gente “pide” una misa? Pues…:
Para pedir la curación de una
enfermedad, por un ser querido difunto, para aprobar unos
exámenes, porque lo tienen que operar, porque
le vaya bien en un negocio que empieza,
porque la niña cumple 15 años y quiere una misa (en un horario sólo para
ella), por un viaje que tienen que
hacer, porque se gradúa una promoción en
su escuela y les tienen que bendecir el
anillo, para tener buena cosecha, para ganar un pleito, para que suelten de la
cárcel a alguien que a lo peor se la merece, porque es usted alcalde o político que busca votos para
un cargo, y en ese pueblo hay gente muy católica, porque el jefe de su empresa va a misa todos
los domingo y quiere usted que lo vea…
para… para… No seguimos porque cualquiera de ustedes puede aumentar la lista.
Pero, pregunto, ¿y el Nazareno que se reunió a cenar con los muchachos en aquella habitación del piso de arriba, cuando dijo : “hagan esto en memoria mía”· ¿pensó que iban luego muchos a hacer
“esto” en cualquier memoria menos la
suya, y con intenciones de lo más variado incluso contrarias al mensaje que Él estaba anunciando?.
Otra pregunta: y los que buscan quién “les diga una misa”, ¿piensan que el llamado sacerdote (nombre que Jesús no puso, porque los
sacerdotes eran de otra religión: la del templo de Jerusalén o cualquier otra). Pues ¿piensan ustedes que el
llamado sacerdote es una máquina de decir misas?
Están disminuyendo las vocaciones en los seminarios. En algunos lugares
de tradición católica parece que los fieles reducen su fidelidad a actos
religiosos, procesiones, horas santas, bendiciones, y sobre todo a asistir a
misas o a “pagarlas” como dicen…
Esa era su preocupación y el tema central de sus discursos.
Pero nosotros hoy…
Hoy todo lo queremos arreglar con misas.