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20 de abril de 2017

Parábola del pastor descarriado

Parábola del pastor descarriado

¿Y si son las ovejas
Las que ahora no encuentran
dónde está su pastor, que se ha perdido?

¿Y si es que los pastores se han ido del rebaño
buscando el suave olor del poder y el dinero?

¿Y si los que debieran andar con el rebaño,
que era un rebaño pobre,
prefieren acogerse a la sombra de las ovejas gordas
que pastan en rediles con pesebres dorados
protegidos con alambres de espinos,
y desde allí repiten incendiarias consignas,
con voces de ventrílocuos,
mintiendo con palabras
de otros pastores mártires
que murieron por su rebaño pobre?


¿Y si a esos pastores que ahora se ven perdidos,
sólo les gusta estar con ovejas muy bien alimentadas
mientras noventa y nueve son las que andan errantes,
esquivando disparos
que les caen desde dentro de los cercos de espino?

¿Y si lo que se lee y oye en papeles y radios
son graznidos de buitres
que desde las alturas de torres de petróleo
esperan la carroña de las ovejas muertas?

Y si… ¿y si ustedes que escuchan los graznidos
no se lo creen todo?
¿No han pensado venirse
buscando a los pastores perdidos,
rompiendo su alambrada?

¿A invitarles que también salgan ellos
a perderse
por montes y barrancos,
barriadas y suburbios,
esos que el buen pastor
les llama con cariño

periferia?