LA TRINIDAD. LA COMUNIDAD, LA GENTE, TU.
YO Y…EL YO
MEDITACIÓN POPULARIZADA
SOBRE EL ICONO DE LA TRINIDAD
Al
llegar a esta página supongo
que ya han contemplado el icono de Rublev, han leído
la explicación del experto, han vuelto a contemplar el icono y hasta
han sonreído y tal vez pensado, con el folleto “La Santísima Comunidad” donde en portada aparecen los sublimes
personajes sujetando con los pies una vulgar pelota de fútbol. Me gusta la palabra “vulgar”, porque rebaja lo sublime.
También es bueno poner lo religioso a los pies de lo
vulgar.
Fíjense que en estas vueltas en torno a la pintura
del artista ruso hemos meditado sobre los simbolismo de un cuadro que intenta
“pintar a Dios” ¡uuuy! Perdón, pintara
los tres ángeles que fueron a visitar a nuestro padre o tatarabuelo Abraham
(Gen 18 1-15), pero que la imaginación desbordante de los que intentan saber
mucho sobre la divinidad los han identificado con ese lío que nos hacemos todos:
con que si un solo Dios pero tres personas iguales aunque distintas…
Quien comenta el cuadro se dedica a darle vueltas y
revueltas y le salen muchos más simbolismos según las líneas del cuadro, la colocación
de los personajes, los colores… Muy bonito e interesante.
Todo esto tiene su belleza recogiendo el proceso de
los seres humanos desde el susodicho Abraham pasando por las distintas
generaciones de creyentes, hasta nuestros días.
En ese proceso, los humanos, sin despreciar las
tradiciones, mitos, simbolismos pasados vamos adquiriendo otras ideas, mejor otra conciencia que nos hace ver las
cosas de otro modo, y analizar de otro modo, sin tirar a la basura lo que antes
se decía.
En el folleto citado nos atrevimos a cambiar la palabra
trinidad por esa palabra que aún no ha tomado bastante fuerza en nuestra vida:
Comunidad. O sí, ha tomado fuerza pero
al mismo tiempo se ha vuelto superficial: Comunidad humana, religiosa, de
naciones, familiar, de bienes… comunismo, comuneros, comunitarismo, comulgar… Poner
algo en común, tener todo en común, un espíritu común, sentido común…
Pero por debajo de todas esas expresiones surgen palabras
que acaso ni se pronuncian pero se nos meten dentro como un tumor, un cáncer;
por ejemplo “secta”. ¡Qué mayor unidad
que la de una secta capaz de despreciar, marginar y hasta degollar a los que
no hacen “comunidad” con ellos!, a los
que no comulgan con sus ideas.
Sucede con esa palabra que unos piensan viene de seguir… y otros que viene del latín
secare= cortar Es verdad que las sectas
cortan relaciones, cortan cabezas…
Ahí está, en contraste, lo que es de verdad la comunidad, que no corta nada y que en el proceso de lo que
llamábamos conciencia se puede asemejar
más a la Trinidad que desde el principio
del cristianismo y también en otras
religiones ha sido una forma
de reflejar a Dios.
Últimamente,no sólo en las religiones o en la espiritualidad, sino
también entre los científicos se han abierto
a eso que forma todo lo que tiende a la
com-unidad. No quiero emplear muchas palabras que hoy utilizan los físicos y los
astrónomos, pero esa unidad ya no se nos
aparece solo como de tres personas muy juntitas. Esa unidad
en la diversidad ya no es solo de
personas sino de un universo que se
descubre cada vez más inmenso
pero cada vez más unido. Incluso
algunos teólogos lo que llamamos padre, hijo y espíritu se atreven a llamarlo, porque todos son palabras simbólicas: madre, amante, amigo.
Y se habla,
como se hablaba de la Trinidad
divina de que todo lo que
existe es inmenso en su
realidad pero es no-dual y los yo, yo, yo… que somos cada uno, no
somos yos separados sino
que formamos parte de un YO universal.
Algunos se atreven
en vez de decir “Padre nuestro que estás en el cielo” a
pensar en el amor eterno del
universo.
¿Qué habría intentado pintar Rublev
si hoy le hubieran propuesto pintar el cuadro de las santísima trinidad,
de la santísima comunidad, o la santísima eternidad en la que estamos
todos incluido?. No les digo que ustedes
lo intenten pues hasta genios como Dalí se hubieran devanado los sesos
perdiéndose en una realidad que no sabe si son
tres o infinitas personas o una infinita realidad trans-personal de
seres distintos, o seres uno.
Allí no
tendrán sentido las comparaciones.ni los enfrentamientos, ni las competiciones
y luchas entre individuos, si nos
damos cuenta que esta realidad que
somos… aunque seamos distintos, todos,
todo… somos uno.
¿Qué pintaría Rublev?