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20 de mayo de 2017

LA COMUNIDAD, LA GENTE, TU. YO Y…EL YO


LA TRINIDAD. LA COMUNIDAD, LA GENTE, TU. 
YO Y…EL YO

MEDITACIÓN POPULARIZADA 
SOBRE EL ICONO DE LA TRINIDAD

Al  llegar  a esta página  supongo  que ya han contemplado el icono de Rublev, han leído  la explicación del experto, han vuelto a contemplar el icono y  hasta  han sonreído y tal vez pensado, con el folleto “La Santísima Comunidad”  donde en portada aparecen los sublimes personajes sujetando con los pies una vulgar pelota de fútbol. Me gusta la palabra “vulgar”, porque rebaja lo sublime.

También es bueno poner lo religioso a los pies de lo vulgar.

Fíjense que en estas vueltas en torno a la pintura del artista ruso hemos meditado sobre los simbolismo de un cuadro que intenta “pintar a Dios” ¡uuuy!  Perdón, pintara los tres ángeles que fueron a visitar a nuestro padre o tatarabuelo Abraham (Gen 18 1-15), pero que la imaginación desbordante de los que intentan saber mucho sobre la divinidad los han identificado con ese lío que nos hacemos todos: con que si un solo Dios pero tres personas iguales aunque distintas…


Quien comenta el cuadro se dedica a darle vueltas y revueltas y le salen muchos más simbolismos según las líneas del cuadro, la colocación de los personajes, los colores… Muy bonito e interesante.

Todo esto tiene su belleza recogiendo el proceso de los seres humanos desde el susodicho Abraham pasando por las distintas generaciones de creyentes, hasta nuestros días.

En ese proceso, los humanos, sin despreciar las tradiciones, mitos, simbolismos pasados vamos adquiriendo otras ideas, mejor otra conciencia que nos hace ver las cosas de otro modo, y analizar de otro modo, sin tirar a la basura lo que antes se decía.

En el folleto citado nos atrevimos a cambiar la palabra trinidad por esa palabra que aún no ha tomado bastante fuerza en nuestra vida: Comunidad. O sí, ha tomado fuerza pero al mismo tiempo se ha vuelto superficial: Comunidad humana, religiosa, de naciones, familiar, de bienes… comunismo, comuneros, comunitarismo, comulgar… Poner algo en común, tener todo en común, un espíritu común, sentido común…

Pero por debajo de todas esas expresiones surgen palabras que acaso ni se pronuncian pero se nos meten dentro como un tumor, un cáncer; por ejemplo “secta”.  ¡Qué mayor unidad que la de una secta capaz de despreciar, marginar y hasta degollar a los que no hacen “comunidad” con ellos!, a los que no comulgan con sus ideas.

Sucede con  esa palabra que unos piensan  viene de seguir… y otros que viene del latín secare= cortar  Es verdad que las sectas cortan relaciones, cortan cabezas…

Ahí está, en contraste,  lo que es de verdad la comunidad, que no corta nada y que en el proceso de lo que llamábamos conciencia se puede  asemejar más a  la Trinidad que desde el principio del cristianismo y también en otras  religiones ha sido una forma de  reflejar a Dios.

Últimamente,no sólo en las religiones o en la espiritualidad, sino también entre los científicos se han abierto  a eso que forma todo lo que tiende a la com-unidad.  No quiero emplear  muchas palabras que  hoy utilizan los físicos y los astrónomos,  pero esa unidad ya no se nos aparece solo como de tres personas muy juntitas.  Esa unidad  en la diversidad  ya no es solo de personas sino de un universo que se  descubre cada vez más inmenso  pero cada vez más unido.  Incluso algunos teólogos lo que llamamos padre, hijo y espíritu  se atreven a llamarlo, porque todos son  palabras simbólicas: madre, amante, amigo.

Y se habla, como se hablaba de la Trinidad  divina  de que todo lo que existe  es inmenso en  su  realidad pero es no-dual y los yo, yo, yo… que somos cada uno, no somos yos separados  sino  que formamos parte de un YO  universal.

Algunos se atreven  en vez de decir “Padre nuestro que estás en el cielo”  a  pensar en el amor eterno del universo.

¿Qué habría intentado pintar  Rublev  si hoy le hubieran  propuesto  pintar el cuadro de las santísima trinidad, de la santísima comunidad,  o la santísima eternidad en la que estamos todos incluido?.  No les digo que ustedes lo intenten pues hasta genios como Dalí se hubieran devanado los sesos perdiéndose en una realidad que no sabe si son  tres o infinitas personas o una infinita realidad trans-personal de seres distintos, o seres uno.

Allí  no tendrán sentido las comparaciones.ni los enfrentamientos, ni las competiciones y luchas entre individuos,  si  nos damos cuenta que esta realidad que somos…  aunque seamos distintos, todos, todo… somos uno.

¿Qué pintaría Rublev?