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2 de junio de 2017

EL GUIÓN ANTES QUE LOS HECHOS

Venezuela: el guion antes que los hechos.

Por: Matías Bosch



En la “valiente oposición democrática” venezolana, el guion puede prescindir de los hechos.

...La andanada mediática sin pruebas ni rigor ético ninguno, acompaña todas las “denuncias” y “acusaciones” de los dirigentes de la MUD para hacer valer que en Venezuela otra vez reinan “el caos” y “la dictadura”.


María Elvira Salazar, famosa en Miami y Estados Unidos, corre a decir los nombres de los últimos jóvenes asesinados en Venezuela, asegurando que han sido víctimas de los “colectivos armados chavistas”.

Lilian Tintori -que para CNN es la equivalente a la esposa del Nelson Mandela venezolano- asegura en televisión que la “quieren matar” y que chavistas han disparado contra ella.

Henrique Capriles llama a los venezolanos a salvar la República hasta que los “30 millones caigan presos”.

En Youtube aparece un video titulado “Cámara graba a Colectivos Asesinan a Paola Ramírez en Venezuela 19 abril 2017”, aludiendo a los “colectivos chavistas” y a la joven Ramírez efectivamente asesinada en la fecha indicada.

En ninguno de los casos antes mencionados se dan pruebas. Ninguno cuenta con testimonios y con elementos demostrativos. En una época en que producir una imagen tiene un costo menor a 0, en que cualquiera anda con toda clase de dispositivos que graban voz y video, nadie de la MUD muestra un solo ejemplo de un policía, un militar o un militante oficialista asesinando a ninguno de los ya 41 muertos. Ninguno de los conductores televisivos distingue entre los fallecidos cuáles eran opositores al gobierno, cuáles no, y cuáles sencillamente no tenían nada que ver, porque los hay.
¿Cómo es esto posible? ¿Cómo los opositores a la famosa “dictadura madurista” pueden hacer tan poco, demasiado menos que los opositores a la tiranía de Pinochet en Chile, treinta años atrás? ¿Cuántas víctimas del horror de Somoza podían contar con tantas empresas mediáticas a su favor y darse el lujo de no convencer al público? ¿Cómo no logran María Elvira, Tintori, Capriles, CNN y las cadenas privadas colombianas que por fin alguien les pueda creer? ¿Acaso no le temen al ridículo, a hablar y hablar sin demostrar nada, faltando a los mínimos preceptos de la ética periodística y política? ¿Cuál es el límite entre no probar lo que se dice y mentir? ¿Cómo es posible que por toda América Latina y el mundo se propaguen noticias calcadas sin la menor disección?

En Venezuela ya hay precedentes más que serios. En 2002 engañaron al mundo, con imágenes trucadas, adjudicando a militantes chavistas 19 muertes que fueron causadas por francotiradores estratégicamente ubicados en aquella marcha del 11 de abril. El objetivo: presentar el golpe de Estado como un “resultado natural” del “caos” y la “violencia” en que Chávez había hundido a Venezuela. CNN y todas las televisoras que hoy participan de la orgía informativa, no dudaron en pasar, cuantas veces fuera necesario, aquel video falseado del intercambio de disparos sobre Puente Llaguno.

La oposición venezolana volvió con todo al ruedo en 2017. En enero (ninguna gran cadena de los massmedia lo difundió) declararon en la Asamblea Nacional que Nicolás Maduro había abandonado el cargo de presidente, implicando el llamado a elecciones en 30 días. Sencillamente decretaron cancelado al Poder Ejecutivo. De manera sospechosamente coincidente, Luis Almagro redactó su informe de la Secretaría General de la OEA planteando la misma exigencia: elecciones en 30 días o nada.

Mientras tanto, la andanada mediática sin pruebas ni rigor ético ninguno, acompaña todas las “denuncias” y “acusaciones” de los dirigentes de la MUD para hacer valer que en Venezuela otra vez reinan “el caos” y “la dictadura”. Ya lo anunciaba Henry Ramos Allup, el connotado dirigente, cuando habló, semanas atrás, “de los muertos potenciales y eventuales” como un pitoniso clarividente.

En la “valiente oposición democrática” venezolana, el guion puede prescindir de los hechos. La información puede prescindir de la verdad. Grabar con un celular es mucho más difícil que contar ya 41 personas muertas. La cuenta a favor tiene que ser muy grande para que costos tan grandes puedan ser pasados por alto. Los luchadores por “la libertad” se dan lujos extraordinarios.