La
muerte de Jesús debió suponer un terremoto en la fe de sus
discípulos. Si es el Mesías, ¿cómo es que ha muerto? Para
responder a esta pregunta, revisaron las Escrituras y encontraron
referentes como el Siervo de Yahvé que había profetizado Isaías.
San Pablo llevó estas conclusiones al extremo y durante los primeros
siglos se desarrolló una teología en la que Dios parecía un Rey
ofendido tan gravemente que necesitaba un sacrificio expiatorio de
tal magnitud, que solo podía realizar su propio Hijo. Estas
categorías que han servido en siglos pasados, hoy no podemos
entenderlas y nos dan una imagen de Dios "no creíble".
Es necesario interpretar esta teología con una nuevas categorías
que bien podrían ser la Solidaridad, la Libertad o la Paz. Esto nos lo explica José Arregui.