ANÉCDOTAS DE MISA
Los católicos tenemos una relación muy cercana con la Santa Misa.
Por eso no es de extrañar que sucedan cosas graciosas y que se cuenten sin
miedo. La Cadena 100 de España, en su programa ¡Buenos Días Javi Nieves!
recogió testimonios entre su audiencia, sobre cosas curiosas y graciosas que
suceden en misa, y que permanecen ocultas a quienes concurren.
EL TERRIBLE MALAMÉN Y LA JUGUETONA SEÑORA GLORIA
El sobrino de Julio Molina le preguntó bastante asustado durante una misa:
“tío, ¿tú no tienes miedo al Malamén?”. Su tío le dijo: “¿quién es ese?”, a lo
que el pequeñajo contestó “pues que cuando rezan dicen ´líbranos del Malamén´”.
Mamen Peralbo admitió que estuvo hasta los ocho años rezando que “el Señor
vendrá con Gloria a JUGAR a vivos y muertos“. La niña se preguntaba cada día
quién podía ser esa señora “Gloria” y en qué consistía ese juego tan macabro.
Ana Mateo Díaz confiesa: “el día de mi Primera Comunión con todo mi ímpetu
canté: “A la marea, a la marea…a la marea, a la marea…a laaa mareaaa mi
señorrr“…¡Y al agua que lo eché! Me quedé tan ancha…y lo peor es que tardé años
en descubrir que lo que realmente decía la canción era “Alabaré a mi Señor”.
Mer Honrubia cuenta que su padre un día le llevó a misa con una amiga
cuando tenían once años. En mitad de la homilía, el cura, que era muy anciano,
estaba leyendo “en tiempos del profeta Samuel…” y se quedó callado. Con toda la
iglesia en riguroso silencio, esperando a que continuara con la lectura, suelta
la amiga en voz alta: “Samuel? Sa muelto!!!!!!!!”. Tuvieron que salirse de misa
del ataque de risa que les entró.
“..Y un Jesús impotente aparecía ante la muchedumbre”. Es lo que leyó desde
el atril Anabel Gallego en una misa de su colegio, por esta graciosa confusión
se ganó un par de collejas de su “imponente” profe sor Bernardita.
JESÚS SE CAYÓ EN EL PARQUE Y LOS TRANSFORMERS
Pilar Mangas cuenta que un día su sobrino de tres añitos estaba en misa con
la abuela y mientras el cura daba el sermón, el pequeño feligrés se quedó
mirando fijamente a un crucifijo. Apesadumbrado y horrorizado por la escena le
soltó a su abuelita delante de todos: “Mira, yaya, este también se ha caído en
el parque. ¡Mira cuánta sangre tiene, saca el Betadine y las tiritas!”.
La madre de Jaime Olivava intentó explicar al niño en medio de misa un
concepto tan complicado como la Santísima Trinidad. Al terminar de decirle que
Dios era Padre, Hijo y Espíritu Santo, el pequeño gritó delante de todos:“¡Ahí
va! ¡Es un transformer!”.
Mirtha dio a su hijo unas monedas para que las echara en misa, en el ofertorio. Luego llegó el momento de la comunión y los dos se acercaron hasta el altar, aunque él todavía no tenía la edad para comulgar. Delante del cura y enfadado, el pequeño le dijo: “¿a mí no me das?, si ya te he pagado”. (Como dice un famoso spot hay cosas que el dinero no puede comprar).
Mirtha dio a su hijo unas monedas para que las echara en misa, en el ofertorio. Luego llegó el momento de la comunión y los dos se acercaron hasta el altar, aunque él todavía no tenía la edad para comulgar. Delante del cura y enfadado, el pequeño le dijo: “¿a mí no me das?, si ya te he pagado”. (Como dice un famoso spot hay cosas que el dinero no puede comprar).
ERRORES DE NOVATOS
Si no eres un habitual de las iglesias te puedes ver haciendo el ridículo
en un abrir y cerrar de ojos. Según cuenta Cati Ferriol, su primo fue a
comulgar y al ver que el sacerdote le ponía una patena plateada debajo de la
barbilla, le plantó un beso a la bandejita para jolgorio de la asamblea. Quizá
pensó que le daban a besar la vajilla de la Última Cena.
Algo parecido le ocurrió al padre de Francisco Javier Gallego. En el momento de la consagración, el sacerdote levantó los brazos y dijo: “haced esto en conmemoración mía”, el padre de Francisco Javier ni corto ni perezosolevantó los brazos desde su sitio imitando al sacerdote. Al mirar que nadie le acompañaba los bajó rápidamente y prometió pasarse por la Iglesia más a menudo.
Algo parecido le ocurrió al padre de Francisco Javier Gallego. En el momento de la consagración, el sacerdote levantó los brazos y dijo: “haced esto en conmemoración mía”, el padre de Francisco Javier ni corto ni perezosolevantó los brazos desde su sitio imitando al sacerdote. Al mirar que nadie le acompañaba los bajó rápidamente y prometió pasarse por la Iglesia más a menudo.
La anécdota que le pasó a Enrique Romero es todavía más surrealista. Estaba
en misa y cuando tocaba pasar el cepillo se quedó atónito al ver que la persona
que estaba a su lado echaba un billete y como le parecía mucho cogía las
vueltas. (Enrique es posible que no supiera que se había sentado junto al
hermano mayor de la Cofradía de la Virgen del Puño).
Sara As contó que su primo era monaguillo en la iglesia de su pueblo y cada
vez que el cura daba por terminada la misa dominical diciendo el “podéis ir en
paz”, su primo convencido repetía: “Podéis ir al bar”. Y es que no sabéis bien
la importancia que tiene el bar en los pueblos.
EN LAS BODAS
La bodas también son un momento donde suceden cosas graciosas, a pesar de
que intentemos controlar hasta el último de talle. Cuando se casó uno de los
hermanos de la seguidora del programa Luisa Rojas, al arrodillarse en el altar
junto a su novia, uno de sus hermanos pequeños le había escrito con tinta
indeleble en la suela del zapato izquierdo la palabra: HELP y en la del
derecho: ME. Ante semejante proposición a la novia no le quedó otra que dar el
“sí quiero”.
Elsa Pérez estaba en su propia boda, y cuando llegó el momento de entregar
las arras a su marido éstas no aparecían por ningún lado. Así que su madre y su
tía, sin ninguna vergüenza, “fueron recolectando centimillo a centimillo entre
todos los invitados” para asombro de los contrayentes. (A la madre no le
parecía suficiente con una colecta que decidió hacer dos).
A la madre de Mayte Ato le dijeron en misa que apagara el móvil. “Bah,
nunca me llaman“, pensó, y dejó el aparato encendido. A mitad de la misa empezó
a sonar bien fuerte su mensaje de avisos: “atención, ha llegado a su localidad
el camión del tapicero. Tapizamos sillas, tresillos…”. La salmodia celular
retumbaba en la iglesia mientras el cura se desternillaba de risa y la madre de
Mayte buscaba el móvil roja como un tomate.