EL “PADRE NUESTRO”
NO ES PARA DECIRLO DE MEMORIA
Son sólo dos
evangelistas, Mateo y Lucas, quienes responden con Jesús a la pregunta de los apóstoles:
Enséñanos a orar”. Las dos “oraciones” no son iguales en los dos
textos.
Eso nos ayuda a
pensar que no es lo mismo rezar que orar. Que tenemos el peligro de
convertir la oración que nos sale del corazón a un rezo repetido que se nos cae
de los labios.
Cuántas veces en misa, por ejemplo, cuando el
sacerdote propone a los asistentes decir la oración que Jesús nos enseñó “: Padre nuestr… Se organiza una
auténtica carrera a ver quién-termina- antes-de recitarla-enterita-hasta-el final-hasta-
ese- final, cuando,- como decía el niño -le pedimos a Dios que “¡nos libre del
terrible “malamén”!
Los
cristianitos………….y……..el malamén
Pero estamos empezando
la reflexión por el final y mejor es preguntarse… : si, “”cuando decimos lo que
decimos nos damos cuenta de lo que decimos.””
O si podemos decir
o meditar ese “padre-nuestro” con otras
palabras. Por ejemplo:
Decimos “Padre nuestro que estás en el
cielo”.
Pero esa
expresión Padre es simbólica. Igual
que le llamamos padre a Dios, le podemos
llamar madre o amigo… porque en el fondo lo que queremos decir es,como dice la carta de San Juan , que Dios
es amor. La palabra amor simboliza y recoge todo lo que es querer, quererse,
amarse… entre los seres vivos y entre todo ser creado.
Y además, eso de
que “Dios está en el cielo lo” vemos ya un poco superado. El cielo en
tiempo de Jesús era como una gran bóveda de donde colgaba el sol, la luna. Las
infinitas estrellas…
Desde que
Galileo y demás astrónomos que le siguieron han descubierto lo que es el
universo y han empezado a hablar de años luz de galaxias y constelaciones… ¿tenemos
que seguir hablando de cielo donde está Dios? o podemos hablar de amor
eterno del universo que suena a una realidad más actual:
todo lo que ama y los que se aman entre
los seres de la creacón.
Cuando decimos santificado
sea tu nombre:
No nos aclaramos con eso de que tengamos que “santificar”
el nombre de Dios, si ya Él es santo.
Acaso podríamos decir que su nombre, Él, que es luz,
ilumine nuestras vidas: que sea
tu nombre nuestra lumbrera.
Y fíjense cuando pedimos a Dios venga a nosotros tu
reino
¡Si resulta que ya
casi no existen reyes!. Esos suenan
a película de la edad media. Casi ni
existen reinos, que se están terminando. Solo hay repúblicas, a veces no muy
democráticas… y algún que otro reino por Europa, Asia… Bueno y también reyes
del rock y reinas de belleza que cambian cada año… Entonces
¿Qué quiere decir
eso de reino de Dios? Pues lo que Jesús quería con el lenguaje de
aquella época era una sociedad nueva
donde si Dios es amor, nosotros
viviéramos en ese amor, todos en paz y justicia… de modo que en vez de venga
tu reino donde se haga su voluntad en la
tierra como en el cielo podríamos decir que el mundo nuevo, paz y
justicia, nos saque a todos de la
tiniebla
El pan nuestro de cada día no es un pan que cae del ciel, sino conseguido día a día
con nuestro esfuerzo, el pan con tierra
techo y trabajo cada mañana se nos ofrezca
Pedíamos: perdónanos nuestras deudas, ahora podemos
expresar con sinceridad: si entre
nosotros nos perdonamos también perdona nuestras ofensas.
Aunque echamos de menos el perdón de esas deudas que
tienen con los países ricos los países pobres a los
que l<s multinacionales tiene sujetos en el fondo monetario
internacional
Como al pedir no nos deje caer en la tentación
tenemos presentes
los tropiezos y tentaciones que hoy
son los medios publicitarios y
comunicación con sus falsas noticias…y
decimos que nos protejas de los tropiezos y tentaciones que nos acechan
Por fin, en vez de
líbranos del feroz mal amén…
Suplicamos al amor eterno del universo:
Que nos liberes del mal que hacemos
(nosotros a los demás) y el mal ajeno no nos sorprenda
Así es. Eso es…Deseamos que así sea, buen amén