Nueva
Serie: Catecismo pies en tierra.
2ª
PARTE SACRAMIENTOS CAPÍTULO 5
Donde
se trata de reconciliarse
AYER:
Desde que el ser humano empezó
a existir empezó a tener encuentros y “encontronazos”. Empezaron a chocar las personas unas con otra.
La causa ha sido que todos se llamaban igual, se llamaban “yo” y lo
que tenía cada uno se llamaba “mío”,
“mi” y como el otro o la otra también decían yo, mi y mío pues acababan uno y otro a gritos, o a golpes
o a insultos o a no hablarse, porque es que tú…
Eso ha pasado en todos los
países en todos los pueblos.
Y como cuando Jesús de Nazaret
empezó a pasearse por los alrededores del
lago se le ocurrió decir que lo que le hicieran a los otros yo” se lo
hacía a su padre celestial y a él que era el YO de verdad… pues entonces hubo
que buscar un arreglo. ¿cómo?
Veamos
hoy
CAPITULO 5
Donde se habla de lo que estropeamos en nuestra vida y de cómo lo
podemos recomponer
-U.P.- YA hemos hablado de los tres sacramentos de
iniciación. Ya está todo perfecto.
- EMI.-No.
-U.P. ¿Por qué no?
- EMI.-Porque los sacramentos son
signos para el hombre de carne y hueso.
- U.P.-¿Y qué?
-EMI.- Que el hombre de carne y
hueso es un pobre bicho lleno de debilidades, dolores de muelas, malas ideas,
torceduras de pie, enojos, gripes, cánceres y sidas, orgullos, timideces, accidentes, peleas, asesinatos,
soledades, envejecimientos...
- U.P. ¿Eso por qué lo dices?
-EMI.- Porque también la gente,
nosotros, pobre gente, necesitaremos
unos signos, unas celebraciones que nos ayuden a aguantar todo eso.
-U.P.- Creo que me vas a hablar de la confesión y de la extremaunción.
- EMI.-Creo que te voy a hablar
de la reconciliación y de la unción de los enfermos.
- U.P. Tú, con tal de cambiar los nombres... ¿Para eso me dieron un diploma
en la catequesis, de pequeño? ¿De qué me sirve ahora?
-EMI ¡Hombre!, es que después hubo
la reflexión de muchos creyentes: un
importante Concilio de los obispos de
todo el mundo. Eso nos ayudó a
aclararnos sobre muchas cosas.
-U.P.- Pues aclárame qué tiene que
ver la «reconciliación», como tú dices, con la «confesión» o «penitencia», como
decíamos antes.
- EMI.-En el fondo es lo mismo,
pero es distinto.
-U-P-- ¡Hay que ver cómo te explicas, maestra!
- EMI.-La gente muchas veces ha
entendido mal lo de la reconciliación. Ir a confesarse era como ir a soltar el
saco de pecados a un sacerdote que estaba dentro de un armario. Soltaban el
rollo. El cura les soltaba otro de consejos ( a veces les reñía) . Luego les ponía una penitencia, le
hacía una bendición y hasta otra.
- U.P.- ¿Y no es así?
- EMI.- No.
- U.P.-A saber.
- EMI.- Eso, a saber y a pensar
un poco. La cosa es mucho más sencilla. Lo primero: ¿Te acuerdas de que para el
cristiano Dios es Padre e incluso, como dice
San Juan: «Dios es amor»? Eso lo vimos en el primer folleto.
-U.P.- Sí, ya recuerdo ¿Y qué?
- EMI.-Que si Dios es Padre y
madre, no es policía ni verdugo y no debes tenerle miedo ni acercarte a El como
para pagar los platos rotos.
-U.P.- Pues bien nos han asustado con Dios.
-EMI.-Nadie debe aprovecharse de
Dios para tener asustadas a las personas.
- U.P.- Así que ¿no hay que confesarse?
- EMI.-No corras, que es peor.
Cuando tú te arrepientes sinceramente ya tu Padre Dios ha perdonado tus malas
jugadas.
-U.P.- ¿Pues entonces...?
- EMI.-Pues entonces podemos
celebrar luego la «fiesta de la reconciliación» con tus hermanos.
- U.P-Explícate un poco más.
- EMI.-Nosotros tenemos ojos,
oídos, boca, cuerpo... Con eso nos
expresamos. Hacemos signos y fiestas en comunidad, nos relacionamos unos con
otros.
-U.P.- Eso ya lo habíamos dicho.
- EMI.-Y hay que repetirlo.
Necesitamos comunicamos con nuestros gestos y expresar hacia fuera lo que nos
pasa por dentro. Necesitamos celebrar juntos el perdón de Dios.
- U.P.-Pero si el pecado y el perdón es un asunto íntimo, personal.
- EMI.-Sí, es personal, pero no
es individual. Cuando hacemos mal no sólo lo hacemos contra Dios, sino contra nosotros
mismos y contra familiares, amigos,
vecinos: la gente que nos rodea. Por eso es necesario celebrar públicamente la
reconciliación: en comunidad.
- U.P.-¿Y para eso hay que ir al armario donde está el padrecito?
EMI.- Para reconciliarse no es ya
necesario ir al confesionario. Puede dialogarse con el padre (que hace de
representante de Dios y de la comunidad) en un despacho charlando con
tranquilidad. A no ser que prefieras pedir perdón de tus faenas públicamente a
toda la comunidad, no al padre en secreto.
- U.P-Hombre, eso es muy fuerte!
-EMI.- Pues eso es lo que hacían en algunos casos los cristianos de los
primeros siglos . Reconocían sus
barbaridades en voz alta ante toda la comunidad.
- U.P.-Ya tenían valor.
- EMI.- Hoy tenemos diversos
modos de celebrar la fiesta de la reconciliación. Aquí no te les voy a contar.
Pero lo que es importante, se celebre como se celebre, es que
hay que acabar con los miedos, las angustias, , los escrúpulos, los terrores que se han
mezclado con la confesión. Hay que convertir la reconciliación en una fiesta.
Para más explicación léete en el evangelio lo del hijo pródigo y entenderás
mejor la reconciliación.
- U.P.-Bien. Basta ya de
reconciliación. Hablemos del otro sacramento para nuestras debilidades... Era
la extrema... ¿cómo lo llamabas?
- EMI.-De «extrema» nada. ¡La unción
hombre! Lo de la unción es una cosa muy antigua. Era una costumbre de los
antiguos luchadores. Se untaban con aceite para estar más ágiles y resbaladizos
en la lucha.
-U.P- Y ahora ¿de qué lucha se trata?
- EMI.-De la lucha por la vida.
No de la lucha de unos contra otros, a ver quién aplasta al más débil, no. Se
trata de la lucha contra el mal, las injusticias del mundo. En el bautizo y en
la confirmación ya se practica esa unción.
-U.P.- ¿ Y la extrema?
-EMI.- ¡Que no es extrema! ¡Que
no la llames así! Se trata de la unción de los enfermos, y no es cuestión de
celebrarla cuando ya la persona está en las últimas, en el extremo y ni se
entera.
-U.P-.- Pues ¿de qué sirve?
-EMI.- El que está gravemente
enfermo o el que simplemente tiene muchos años... se enfrenta con la debilidad
de su cuerpo, con los achaques, los dolores, el desgaste...
- U.P-¿Y el ungüento ese lo cura todo?
- EMI.-No. Es un modo de unirse
con los sufrimientos de Jesús y de conectar con la fuerza de su Espíritu. Pero
no para resolverle todos los problemas. Los sacramentos no son magia ¿eh? Son
un regalo de Dios, pero también hace falta que las personas correspondan a ese
regalo.
-U.P.- ¿Y también la unción puede ser un sacra-miento?
-EMI.- Claro. Cuando los
parientes llaman al padrecito para que vaya a casa del enfermo y el enfermo ya
no está enfermo sino que ya se murió ¿No
sabes lo que se dice por ahí?
-U.P.- ¿Qué se dice?
- EMI.-Que muchos cristianos
reciben los cuatro sacramentos totalmente inconscientes. Totalmente inconscientes,
sin enterarse de nada.
-U.P.- ¿ cuatro sacramentos
inconscientes? A saber.
- EMI.-Primero se le bautiza al
niño chiquitín sin que se entere de nada. Luego se le lleva a hacer la
«comunión» demasiado pequeño sin saber casi lo que hace, atontado además por
los regalos, el trajecito, las fotos y la fiesta que le organizan.
-U.P.- Van dos.
- EMI.-Se le da la unción tan
extrema que ya está muerto o medio muerto. Tampoco se entera.
- ¿U.P.-Y el cuarto?
- EMI.-El matrimonio, la boda.
Muchos e casan por la Iglesia casi del todo inconscientes. No se enteran.
-U.P.- Te estás pasando.
- EMI.- Vamos a otro capítulo y
te lo cuento. Verás si me paso o no.