(Historias bíblicas de ayer
que se repiten hoy)
¿SE PUEDE O NO
SE PUEDE?
AYER
Los
seres humanos, desde que comenzaron a ser personas, y sujetos, empezaron
también a ser responsables. Entienden?. El responsable responde, no
necesariamente de palabra sino de obra.
Hombres y mujeres según va evolucionando su conciencia, van respondiendo a acciones que les pide
alguien o les sugiere la vida.
Pero
también el ser humano se queda anclado en la indecisión.
Se
queda clavado en el “¿Y ahora qué hago?
Hay
una frase maldita a través de los tiempos que nos deja paralizados. Se dice generalmente con voz mortecina y
produce una reacción de inmovilidad en nuestro cerebro y en nuestro cuerpo. Esa
frase es: “No se puede”
Esa
corta expresión se suele repetir por lo general para congelar los ánimos de
cualquier entusiasta.
Son
peligrosos los entusiastas, personas que
todo lo creen posible y andan siempre con la palabra y el corazón bailando en
cualquier asamblea o comunidad.
El
entusiasta es quien frente a una posible necesidad en el ambiente social en que
vive, deja caer sobre las mentes del grupo, como una lluvia refrescante, una
propuesta estimulante.
Molesta
palabra esa: la “propuesta”.
La
idea se coloca sobre la mesa de reunión,
eso quiere decir que se pro-pone al
grupo. La reacción de todos o casi
todos los presentes puede ser el rostro inexpresivo de quienes se
quedan mirando al pro-ponente, hasta que
alguien, como portavoz de todos, dice
Y esas
caras que mucho se asemejan a lo que en Egipto llaman esfinges. Parece que sin
hablar están respondiendo como mudos al
que propuso algo nuevo: “no…no se
puede.”
¡Cuántas
iniciativas por el bien de la sociedad se han quedado convertidas en
propuestas vacías porque muchos, jóvenes y adultos
desde su infancia
han sido maleducados en la pasividad, en la inmovilidad, en el negativismo!
“El
que se mueva no sale en la foto”.
Y
la foto es también otra foto de esfinges que no expresan ningún gesto de
aprobación, ni de interrogación.
Esto
ha sucedido en muchas situaciones antiguas y más cercanas. Nos podemos
preguntar si en nuestros ambientes
sucede…
Hoy
Pasa
la historia y la sociedad sigue intentando proyectarse hacia el futuro.
Ya
hablábamos en una reflexión anterior sobre “el cambio” de un mundo donde el
espíritu intente que la humanidad
avance. El espíritu que pueda tener - o no - la forma de
alguna religión. Espíritu, aliento,
brisa, viento… algo que no deja de moverse, que no se ve pero se siente.
Los
grupos relacionados con ese espíritu no parecen decidirse muchas veces por el
dilema de “¿se puede o no se puede?”.
Para
muchos tal vez se relacione más con el rostro inmutable de la esfinge o la
máscara inexpresiva de quien no quiere optar.
Existe
un factor en lo que se relacione con la religión que tiene una influencia
negativa. Es lo solemne.
Las
celebraciones litúrgicas quedan bloqueadas en los templos por las actitudes
solemnes, inexpresivas, por la lejanía del llamado altar (la mesa de
celebración) con escalinatas y escalones
lejos de las bancas donde se pone el pueblo.
Esa
solemnidad de las acciones religiosas tiene también que ver con algo contra lo que está luchando a brazo
partido el papa Francisco y quienes se sienten, aunque no se sientan, a su
lado.
Estamos hablando del clericalismo que marca los movimientos, gestos y
palabras de las personas religiosas
Y les frena en sus decisiones.
Ya
ven que este péndulo de la indecisión está macando muchas actitudes de etiqueta
espiritual y concretamente cristiana.
¿Podemos?
No podemos?. Algún país que ustedes y yo
conocemos se encuentra con los choques por esa opción política, y fortalecen
esa decisión.
Pero
en otras tierras lationoamericanas se mueven o se quedan quietos cantidad de
personas que no se lanza por el camino de cambio, por esa actitud que envenena
muchas reuniones. Esas reuniones de grupos expresamente creyentes,
En muchas comunidades cuándo alguien pro-pone:
“Podríamos empezar a organizar desde mañana, bla, bla bla”
Se escucha la voz mortecina que congela esa o
cualquier iniciativa: “Pero… pero es es que no se puede”
Pues…
pues apaga y vámonos.