Ellos deben ser los sujetos y
protagonistas de su liberación"
Boff:
"No se puede resolver el problema de los pobres sin la participación de
los propios pobres"
"Lo
importante no es la Teología de la Liberación sino la liberación concreta de
los oprimidos"
Teología
de la Liberación
La Teología de la Liberación de los
"viejos" y de los nuevos es como una semilla que representa la
"fuerza de los pequeños". Esa semilla no murió. Seguirá viva mientras
haya un único ser humano oprimido que grite por liberación
• "Gracias
por dar centralidad al grito de la Tierra y de las víctimas del sistema"
• Boff:
"El pueblo de México dio ejemplo al mundo"
• Boff:
"La conciencia persigue al corrupto aunque nadie lo condene"
(Leonardo
Boff, en Koinonía).-
Siempre que se celebra un Foro Social Mundial, tres días antes, se celebra
también un Foro Mundial de la Teología
de la Liberación. Participan más de dos mil personas de todos los
Continentes (Corea del Sur, varios países de África, Estados Unidos, Europa y
de toda América Latina) que practican en sus trabajos este tipo de teología.
Ella implica tener siempre un pie en la
realidad de la pobreza y de la miseria y otro pie en la reflexión teológica y
pastoral. Sin este maridaje no existe Teología de la Liberación que merezca
ese nombre.
Cada cierto tiempo hacemos nuestras
evaluaciones. La primera pregunta es:
¿cómo está el Reino de Dios aquí en nuestra realidad contradictoria? ¿Dónde
están las señales del Reino en nuestro Continente, pero también en China, en
África crucificada, especialmente en medio de los pequeños de nuestros países?
Preguntar por el Reino no es preguntar
cómo está la Iglesia, sino cómo va el
sueño de Jesús, hecho de amor incondicional, de solidaridad, de compasión,
de justicia social, de apertura a lo Sagrado y qué centralidad se da a los
oprimidos. Estos y otros valores forman el contenido de lo que llamamos Reino
de Dios, el mensaje central de Jesús. El
nombre es religioso pero su contenido es humanístico y universal. Él vino a
enseñarnos a vivir esos valores y no simplemente a trasmitirnos doctrinas sobre
ellos.
Igualmente, cuando se pregunta cómo va
la Teología de la Liberación, la respuesta está contenida en esta pregunta:
¿cómo están siendo tratados los pobres y los oprimidos, las mujeres, los
desempleados, los pueblos originarios, los afrodescendientes y otros excluidos?
¿Cómo entran en la práctica liberadora de los cristianos? Conviene subrayar que
lo importante no es la Teología de la
Liberación sino la liberación concreta de los oprimidos. Esta es una
presencia del Reino y no la reflexión que se hace.
Del 12 al 14 de octubre unos 50 teólogos
y teólogas de toda América Latina tuvimos un encuentro en Puebla (México). Fue
organizado por Amerindia, una red de
organizaciones y de personas comprometidas con los procesos de transformación y
de liberación de nuestros pueblos. Esta reunión, hecha en clave cristiana y
crítica, analiza el momento histórico en que vivimos, con una perspectiva
holística, enfatizando los contenidos místicos/proféticos y metodológicos de la
Teología de la Liberación, hecha a partir de esa realidad.
Allí estaban algunos de los "padres fundadores" de este
tipo de teología (a principios de la década de 1970), todos entre 75-80 años,
que se encontraban con la nueva
generación de jóvenes teólogos
(indígenas entre ellos) y teólogas (algunas negras e indígenas). Con un
sentido profundamente igualitario y fraterno, queríamos identificar nuevas sensibilidades, nuevos enfoques y
maneras de procesar ese tipo de teología, qué dignidad atribuimos a los que
no cuentan y son invisibilizados en nuestra sociedad de corteneoliberal y
capitalista.
En vez de conferencias -hubo solo dos
introductorias en la apertura- preferimos
trabajar en mesas redondas, en pequeños grupos y hacer intercambios en
conjunto. De esta forma todos podían participar en un enriquecimiento fecundo.
Había teólogos/as que trabajaban en
medio de indígenas, otros en las periferias pobres de las ciudades, otros en la
cuestión de género (como superar relaciones de poder desiguales entre hombres y
mujeres) en toda una región, otros eran profesores e investigadores
universitarios pero orgánicamente vinculados a los movimientos sociales. Todos
venían de experiencias fuertes y hasta peligrosas, especialmente en América
Central con los cárteles del narcotráfico, las desapariciones, las
"maras" (crimen organizado de jóvenes violentos) y la violencia
policial. Todos los trabajos fueron transmitidos por internet y había miles de
seguidores en todo el Continente.
No se puede resumir la densidad
reflexiva de tres días de trabajo intenso, pero quedó claro que hay distintas formas de entender la
realidad (epistemologías), ya sea de los pueblos originarios, sea de los
afrodescendientes, sea de hombres y mujeres marginados e integrados. Para todos
era evidente que no se puede resolver el
problema de los pobres sin la participación de los propios pobres. Ellos
deben ser los sujetos y protagonistas de su liberación. Nosotros estamos dispuestos
a ser aliados y fuerza secundaria.
La Teología de la Liberación de los
"viejos" y de los nuevos es como una semilla que representa la "fuerza de los pequeños",
lema del encuentro. Esa semilla no murió. Seguirá viva mientras haya un único
ser humano oprimido que grite por liberación.
Recordamos el poema de Pablo Neruda:
"¿Cómo saben las raíces que deben subir a la luz y luego saludar al aire
con tantas flores y colores?" Con Dostoievsky y con el Papa Francisco
creemos también que fundamentalmente lo que salvará al mundo es la belleza,
fruto del amor a la vida y a aquellos que injustamente menos vidas tienen.