Poema de Erri de Luca Erri de Luca
Nacerá en
una bodega entre viajeros clandestinos.
Lo
calentará el vapor de la sala de máquinas.
Lo
acunará el balanceo del mar a través.
Su madre
está embarcada en busca de la salvación o la fortuna,
Su padre
fue el ángel de una hora,
Muchas
paternidades consisten en eso.
En tierra
firme lo habrían dejado en un contenedor de basura
.Cortarán
con los dientes el cordón umbilical.
Lo
arrojarán al mar, a la misericordia.
Sólo
podemos darle los meses de vientre, dicen las madres,
Podemos
esperarlo, pero no abrazarlo (…)
Nacer es
sólo un aliento de aire podrido. No existe mundo para él.
Nada de
su vida es una parábola.
Ningún
martillo de carpintero golpeará las horas de su infancia,
Ni los
clavos en la carne.
Yo no me
llamo María, pero a estos hijos míos
Que nunca
han llevado un vestido o un nombre
Los
marineros los llaman Jesús
Porque
nacen en un viaje, sin llegada.
Está con
aquellos que viven el tiempo de nacer.
Va con
aquellos que duran una hora.
Un
deseo para estos momentos de desplazamientos en masa de personas y de tanta
incertidumbre: que se nos pegue la lengua al paladar si nos olvidamos de que
estamos “compartiendo viaje” con tantos porque, en palabras del papa Francisco:
“Cuando hay un “nosotros”, comienza una revolución”.
COMUNICADO XXV CIRCULO SILENCIO CADIZ
21 de Febrero
de 2018
El pasado 6 de Febrero se cumplieron 4 años de la
tragedia de la playa de Tarajal en Ceuta. Aquel 6 de Febrero de 2014, en
aquella playa, murieron quince personas procedentes del África subsahariana en
un intento de acceder al territorio español. La Guardia Civil los recibió con
botes de humo y con disparos de pelota de goma a los flotadores y al cuerpo. En
enero de este año, un juzgado de Ceuta ha archivado definitivamente la causa
abierta, la juez argumenta que “no aparece debidamente justificada la
perpetración de los diferentes delitos que han dado motivo a la formación de la
causa “.
En enero, 6 mujeres marroquíes, porteadoras de carga
de productos comerciales desde Ceuta a Tetuán, murieron aplastadas por las
aglomeraciones que se producen en el cruce de la frontera.
También en el mes de enero 15 refugiados sirios fueron
encontrados muertos por congelación en las montañas del Líbano, en la frontera
entre Siria y Líbano cuando huían de la guerra de su país.
Y en lo que llevamos de febrero, 90 personas han
muerto ahogadas en una patera al norte de la costa de Líbia; Salvamento
Marítimo ha hallado los cuerpos de tres personas durante las labores de rescate
de dos pateras en las inmediaciones de la isla de Alborán; ayer mismo fueron
rescatadas 72 personas en aguas del Estrecho de Gibraltar y la costa de Cádiz
cuando intentaban llegar a España en dos embarcaciones distintas, una neumática
y una patera.
¿Cuántas otras muertes habrán sucedido entre
refugiados y migrantes en esos cruces de fronteras sin que lleguemos a tener
conciencia de ellas?
¿Cuántas muertes hacen falta para despertarnos del
letargo de nuestra comodidad y exigir a los gobiernos rutas seguras y legales
para las personas que quieren buscar una vida mejor?
¿Cuándo dejaremos de ver a los inmigrantes como una
amenaza y descubriremos que no son más que las víctimas de un sistema económico
y político injusto del que formamos parte?
Mientras las tragedias migratorias nos siguen
sacudiendo cada día nuestro gobierno sigue respondiendo “a la defensiva “. La
Autoridad Portuaria, dependiente del Ministerio de Fomento, ha comenzado a
instalar una triple valla de cuatro metros de altura con concertinas alrededor
del puerto de Melilla. El gobierno explica que el objetivo de esta valla es
evitar que los menores extranjeros no acompañados puedan acceder al puerto con
el fin de intentar colarse en los barcos que unen Melilla con Málaga, Almería y
Motril.
Estas medidas NO son la solución. Mientras nuestro
mundo siga siendo tan desigual e injusto las migraciones y desplazamientos se
seguirán produciendo aún a costa de morir en ese peligroso viaje. Y es que en
muchos países del mundo la amenaza es tan real que merece la pena intentarlo.
Acoger y proporcionar asilo es una cuestión de derecho
internacional recogida en tratados suscritos por estados y, por tanto, de
obligado cumplimiento para sus gobiernos. Pero además de esas cuestiones
jurídicas, debemos actuar sobre las causas que provocan estas migraciones
políticas o económicas; las discriminaciones y persecuciones sociales o
personales, la guerra, el hambre, la desigualdad. Nada cambiará mientras se
mantengan las políticas económicas, financieras, comerciales, industriales,
agrícolas, pesqueras o de patentes que ahogan a esos pueblos que constituyen la
mayoría del planeta. Es necesario exigir políticas coherentes que reduzcan la
brecha entre nuestras sociedades enriquecidas y la mayoría empobrecida de
nuestro mundo. Y soñaremos con un futuro sin vallas que provocan muertes, con
vías seguras de acceso y unas leyes de extranjería inclusiva, no excluyente.
Amigos, con este deseo comienza nuestro tiempo de
silencio.
MESA DIOCESANA DE ATENCIÓN Y ACOGIDA DE REFUGIADOS –
Cádiz y Ceuta