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16 de marzo de 2018

LO QUE VA DE AYER A HOY


HISTORIAS BIBLICAS DE AYER 
QUE SE REPITEN HOY

Una misa para mí solito

Ayer
Jerusalén ardía de  habladurías y de ambientes peligrosos. El maestro y los suyos venidos de Galilea se acercaban  a  la capital. Antes de llegar a la puerta de Siloé encargó Jesús a Juan y Pedro:


“Cuando entren en la ciudad, les saldrá al encuentro un hombre llevando un cántaro de agua; síganlo hasta la casa en que entre, y digan al dueño de la casa: el Maestro te dice: ¿dónde está la estancia en que he de comer la Pascua con mis discípulos? Él les mostrará una habitación superior, grande, aderezada. Prepárenla  allí.





Marcharon y encontraron todo como les había dicho, y prepararon la Pascua"(Lc22. 7-20).
Pronto llegaron a ayudarles en los preparativos los demás y las demás (muchos estamos convencidos
de que además de los doce estuvieron allí las mujeres que se citan como  acompañantes en otros párrafos de los evangelios).

En aquella casa se  celebrarían aquella noche dos cenas de pascua.  La tradicional  de los dueños de la casa, en el piso de abajo, y esa  otra  que, según avanzaba  la celebración se iba haciendo más extraña. Los vecinos de abajo celebraban  el recuerdo de algo sucedido  en el pasado,  allá en Egipto. 
Esos se  hubieran extrañado al oír  al líder del grupo superior, que  iba pasando en la plática de recordar el pasado de fugitivos a hablar de un futuro mundo nuevo. Un futuro  un tanto gris, pero esperanzador.

Los de abajo compartían con el cordero un pan sin levadura y  se pasaban de uno a otro la copa de vino teniendo en la memoria los tiempos en que vestidos  con ropa de camino  iban a salir al desierto rápido porque  les pisaría los talones  el ejército del faraón.



Los vecinos de arriba no podían evitar recordar también  la historia de su pueblo caminante, pero pronto su extraño líder  empezó a hablarles de beber la copa en el reino de su padre. Se puso a partir y repartir el pan   hablando de que aquello
era su cuerpo (¿su cuerpo?)  Y que el vino que bebían desconcertados era su sangre (¡su sangre!) que iba a ser derramada. 


 Luego empezó una emotiva oración al Padre pidiéndole  que sus compañeros y quienes vinieran después  fueran todos uno, queriéndose, ayudándose y haciendo un mundo nuevo:


Lo que les cuento  sucedió entonces,
una primavera de  hace más de dos mil años, Pero…hoy?

Hoy
Don Maximiliano  llegó al despacho parroquial.
La amable secretaria se dispuso a escuchar su pedido: “una misa para el martes a las 5 de la tarde”.
- Perdone don Maxi las misas de diario  aquí son a las 6 e la mañana y a las 6 de la tarde

- ¡ah Mari Carmen!  No le dije que esta es una misa de quince años.

La Mari  Carmen se río por lo bajo recordando lo que  decía el P. Juan Carlos. “Uf… me piden una misa de quince años pero no aguantan ni  una de   sólo media hora”.

“Fíjese Don Maxi  Que   nada más  está en la parroquia el P. Juan Carlos que tiene que decir ya dos misas… ¿qué más le da   en vez de   celebrarla a las 5 celebrarla a las 6?
Pero el problema  es que ya hemos impreso las invitaciones”
La secretaria hizo un gesto de  sorpresa:” Y ¿eso lo imprimió usted sin consultar con la comunidad  parroquial? “
Bueno,  pero  hay otro problema.  El  martes a las 6, celebra también sus quince años  para su hija de Doña Manuela nuestra cocinera, y  no está bien, son personas de otra categoría.
¿Qué pasa ,¿no son hijos de Dios?
Mari Carmen déjese de filosofías, esto para mi familia es muy importante. Queremos  una misa para nosotros solos.
Yo sólo le digo don Maxi    lo que tenemos fijado  en la comunidad parroquial.  Precisamente el sábado pasado se comentó  que  toda celebración tiene que ser comunitaria.
¿Cómo dice?
Co-mu-ni-ta-ria… o sea que no puede ser un privilegio para nadie. Que las categorías como usted dice, no son cosas de la  comunidad. Que en la iglesia todos somos hermanos y  cualquier misa  es compartido por todos, desde que los primeros  cristianos se reunían en  una fiesta de hermanos en común-unión.
Don Maxi se quedó callado un rato; luego  exclamó entre dientes:” Estas novedades  que ustedes  se traen les van a hacer perder buenas ganancias a la parroquia. La secretaria  iba a responderle que el P. Juan Carlos y  el consejo parroquias no creían que las ganancias fueran lo más importante. Pero no
tuvo tiempo. Don Maximiliano se levantó diciendo: Ya me buscaré  otra  iglesia  donde sean más sensatos y no se anden con esos rollos co-mu-ni-ta-rios
Salió y cerró la puerta si dar portazo pero se le notaban las ganas.

Ustedes hermanos católicos, apostólicos y romanos (o cristianos de cualquier otra iglesia),  ante esta situación, 
¿qué harían  en lugar de la fiel secretaria Mari Carmen?..., 
¿y su fueran un don Maxi cualquiera con una hija  que cumple 15 años ?… 
¿y si fueran el P. Juan Carlos con su consejo parroquial en pleno…?  
 Y… 
¿y si fueran un tal Jesús Nazareno , ese que empezó partiendo y ompartiendo  el  pan, hasta que por este y otros motivos  más serios  lo partieron a él…

Ante esos  compromisos de quien  quiere una misa para él solito, y que llama misa a lo  que ni a Jesús
ni a sus amigos se les pasó  por la cabeza… Ante eso


 ¿Qué harían ustedes, eh?