Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

1 de junio de 2018

COMUNIDAD, para otro mundo posible

Para Otro  Mundo Posible



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Después de abordar el tema dela comunicación, de enfrentarnos con el uso que hacemos de la tecnología con la qe nos ponemos en contacto unos con otros los seres humanos, damos un paso más hacia el objetivo para el que nos enviamos  signos, señales, mensajes, anuncios, ideas, imágenes y canciones y nos damos cuenta de que todos esos sonidos e imágenes son para  que  mujeres y hombres de esta tierra podamos llegar  a una  verdadera

COMUNIDAD
                                      
La risa y la sonrisa
no serán esporádica mueca forzada
de interés de apariencia desprecio.
serán una explosión de gozo incontenible
desde el fondo: un abrazo a distancia

¿Y el llanto?
Totalmente imposible llorar en solitario
desaparecerán las sectas
y no tendremos miedo de hacer comunidades
en donde cada uno se sienta más persona
cuando más más esté abierto hacia los otros.

Religiones e iglesias estarán al servicio del mundo que florece
en camino de hermanos,
cuidando con cariño a los más vulnerables de la tierra
porque se abren a Dios que es “nuestro”
o sea: de todos
o, mejor, todo suyos
puesto que es de verdad
amor universal





REFLEXIONANDO
Unos junto a otros no podremos
reír ni llorar en solitario
y en vez de sectas, las comunidades 
se abrirán al amor de los pequeños.
¿Nos conformamos?
Lo triste de nuestra existencia es conformarnos con ella.  Eso es producto de la falta de memoria histórica.  No recordamos los pasos que a través de errores, sufrimientos y éxitos han dado los pueblos para superarse.

Mirando hacia atrás, rebuscando entre las ruinas pasadas y los documentos podemos darnos cuenta de que también en otros tiempos más o menos lejanos las relaciones humanas estaban infectadas de modos de pensar y actuar que hoy nos asustan.  Y no digamos fácilmente que “todo tiempo pasado fue mejor”.

Pensemos en el canibalismo, la esclavitud, los reyes absolutos que no contaban con elecciones ni cámaras de diputados… Todavía algunos casos de estos no se han transformado del todo.  Pero por lo general la esclavitud, los duelos “de honor”, los gobiernos dictatoriales, unos han desaparecido, otros llevan camino más o menos largo de desaparecer.

Mirando al futuro
Mirando al futuro también podemos pensar que las relaciones humanas pueden irse purificando y mejorando.  A un esclavo de hace más de 21 siglos (simplemente del XIX en las tierras de América) no se le pasaría por la cabeza que su situación podría cambiar y que iba a desaparecer la esclavitud.

Espartaco, un gladiador que intentó borrar esa situación de opresión, fracasó y murió junto a 60,000 de sus partidarios.  Casi todos quedaron pensando en Roma que la comunidad humana no podría ser de otro modo que organizada en amos y esclavos.
Eso mismo pensaban quienes importaron esclavos desde África  quienes los marginaron en Estados Unidos o en Sudáfrica.  Las cosas van cambiando.  Aunque aún no del todo.

Lo mismo podemos decir, cuando en la edad media no se concebía más reyes que los absolutos y los nobles señores de horca y cuchillo, que dominaban absolutamente sobre los siervos.

El largo camino
¡Cuánto costó llegar a la frágil democracia que ahora tenemos! ¡Qué lento camino a la promulgación y cumplimiento de los derechos humanos! Pero entre pasos adelante y retrocesos vamos caminando.

Desde siempre las personas, según se iban haciendo más personas han ido descubriendo que no podíamos vivir aislados unos de otros.

Los mismos animales nos dan a veces lecciones de asociación.  Pero  entre los colectivos humanos todavía existe la masificación en los grupos grandes y las sectas en los grupos pequeños.
La masa manejada por un orador hipnotizador, un publicista mentiroso o un tirano se convierte en eso… en masa que amasa

La secta convierte los grupos en  fortalezas cerradas que rechazan todo y a todos los que no se les someten.  A los sectarios se les llama también fanáticos fundamentalistas… Hay grupos que son sectarios radicales, pero muchos otros  que se consideran comunidad pueden sin darse cuenta cerrarse sobre si y ser  también pequeñas sectas.  

Es fácil llevarse bien con los chinos –decía un cantante popular – lo difícil es llevarse bien con los vecinos.

La tendencia de los grupos humanos es intentar fortalecerse levantando fortalezas (muros, alambradas) contra los de al lado.

¿Qué patriotismo?
El patriotismo se convierte frecuentemente en el desprecio de los extranjeros sobre todo si los extranjeros son pobres y no vienen a dejar mucho dinero.  Ya hablamos de ello  en otra ocasión.

Parece que para ser patriota es preciso despreciar a los demás países.

Entre pueblo y pueblos vecinos hay frecuentemente enfrentamientos y reyertas. 

Las mismas iglesias y grupos religiosos consideran a quienes adoran a un dios “distinto” como gente a quienes hay que atraer como sea a la propia religión.  Y si fracasan en su intento de convertirlos se les margina, se les desprecia o se les mata.  Todos sabemos que la triste historia de las distintas inquisiciones todavía no ha desaparecido.

¿Y hacia dentro?

Eso respecto a las comunidades “hacia afuera”, pero si contemplamos los intentos de crear comunidad “hacia dentro” todos tenemos la experiencia de lo difícil que es vivir en asociación.  Podemos hacer un pequeño repaso de “algunas enfermedades que tienen las comunidades de distinto tipo:

El poder:  Hasta en los grupos más pequeños fácilmente surgen alguien que “puede” más que los demás.  Un pequeño tirano. A veces le ayuda el tener un nombramiento como superior, título del que abusa para tener    sometidos a sus “inferiores”. 

En ests épocas  que aumenta la conciencia, ese título de superior habrá que irlo poniendo en tela  de juicio.
 Otras veces algunos no necesitan título ni nombramiento, les basta su genio y su lenguaje agresivo para saber imponerse y dominar a los otros
.
Estaremos de acuerdo en que un grupo, sobre todo grande, necesita alguien que coordine… pero nos falta mucho para llegar a la actitud de los zapatistas en Chiapas de “mandar obedeciendo”.
Otra enfermedad contraria es:


La manipulación:  Es más astuta que el dominio despótico pero, con aires de democracia, el manipulador maneja a los demás utilizando la afectividad, la falsedad, el soborno.
Otra enfermedad que aqueja a las comunidades es:

La pasividad:   Llamada también borreguismo.  Hay personas que por educación o problemas sicológicos se dejan manejar, hacen lo que les dicen sin ningún espíritu crítico. 

La más cruel caricatura de esta enfermedad es la “obediencia debida” que exhiben como defensas militares y torturadores cuando les acusan de los crímenes cometidos.  Dicen que ellos no han hecho más que cumplir órdenes.  Aunque esas órdenes sean masacrar inocentes.  En pequeña dimensión eso sucede cuando personas tienen anulado el espíritu crítico y hacen o dejan de hacer lo que les mandan sin intentar dialogar y analizar si eso que se plantea – aunque sea una autoridad – es justo o injusto.

Podríamos seguir el análisis pero esto no es un libro de sicología.  El intento aquí es solamente conseguir que comprendamos  cómo, en el sueño de crear comunidades vivas y abiertas, corremos el peligro de despertarnos chocando con la dura realidad.

Es bueno que nos demos cuenta de lo difícil que es hacer comunidades… y de que esas comunidades no deben convertirse en sectas.
Como pista en el camino de crear comunidad humana y comunidad de comunidades, les invito a leer los últimos versos del poema que nos sirve de guía:

Desaparecerán las sectas
y no tendremos miedo de hacer comunidades
en donde cada uno se sienta más persona
cuando más esté abierto hacia los otros.
Religiones e iglesias estarán al servicio
del mundo que florece
en camino de hermanos, 
cuidando con cariño a los más vulnerables de la tierra
porque se abren a Dios que es “nuestro”
o sea: de todos.
Puesto que es de verdad Amor Universal.
“…Cuidando con cariño a los más vulnerables…”


No se hará ese nuevo mundo que afirmamos como posible mientras no se cambie la actitud que parece “natural” en la humanidad.  Hasta que no lleguemos a cambiar la tendencia de intentar ponerse arriba   por la actitud de  vivir  al servicio a los humildes.

Eso quiso hacer aquel  campesino galileo  entrando en   la capital en una humilde cabalgadura




ESCUCHANDO LA PALABRA

Los bautizados tenían un solo corazón y una sola alma … Hechos 2,43-47
“Ante los prodigios y señales que hacían los apóstoles, un sentido de reverencia se apoderó de todos.  Los creyentes estaban todos unidos y poseían todo en común.  Vendían bienes y posesiones y las repartían según la necesidad de cada uno.  A diario acudían fielmente e íntimamente unidos al templo, en sus casas partían el pan, compartían la comida con alegría y sencillez sincera.  El Señor iba incorporando a la comunidad a cuantos se iban salvando” (Hch. 2, 43-47).
Ese intento de las primeras comunidades cristianas, que, ya sabemos, no eran realizaciones perfectas.

Yo soy Pablo, yo soy de Apolo 1 Corintios 3,3-4
“…dado que aún los guía el instinto, Si entre ustedes hay envidias y discordias, ¿no indican que todavía se dejan guiar por el instinto y por criterios humanos en su conducta? Cuando uno dice: yo soy de Pablo, y otro: yo soy de Apolo, ¿acaso no se comportan como cualquier hombre?
(1 Cor. 3, 3-4)

Pablo ya tiene que atacar el espíritu sectario que nacía en las comunidades cuando cada uno se organizaba en grupo separado porque le atraía más un predicador distinto del otro predicador.

Para que todos sean uno… Juan 17, 20-21
“No solo ruego por ellos (los apóstoles), sino  también por los que han de creer en mí por medio de sus palabras. Que todos sean uno como tú, Padre, que estás en mí y yo en ti que también ellos sean uno en nosotros para que el mundo crea que tú me enviaste” (Jn. 17, 20-21).
Esta es la reflexión definitiva sobre la unidad y la comunidad.  Nuestra fe en el Dios que es uno y son varias personas es algo que con decir que “es misterio” ya no nos inquieta y lo dejamos en un rincón para que los teólogos lo reflexionen. Nosotros sabemos que en nuestra vida de cada día, una comunidad de cualquier tipo será una formada por varias personas, pero cada persona es como es y con frecuencia surgen entre ellas discusiones, enfrentamientos e incomprensiones.

Muchas comunidades terminan disolviéndose o dividiéndose en más comunidades o en muchas iglesias, o en muchas personas, yéndose cada uno por su lado.

¡Fíjense que “mérito” tiene la Santísima Trinidad que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo están unidos desde la eternidad y no se han separado…
Perdonen la bromita, pero es importante para pensar que el modelo y raíz de nuestras comunidades está en la "Santísima Comunidad” (Podemos llamar así a la Trinidad).

Así creer en un solo Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, será un misterio que nos supera pero también que nos avergüenza, porque a pesar de lo que dijo Jesús; que fuéramos uno como el Padre y Él son uno (con el Espíritu Santo)… fíjense hoy las divisiones entre católicos, ortodoxos, luteranos, calvinistas… y los cientos de Iglesias Evangélicas que han proliferado en el mundo.

Y dentro de cada Iglesia unas comunidades se separan unas de otras.  Todas se llaman cristianas, todas dicen creer en Dios y en Jesús… pero todas no solo están separadas sino enfrentadas unas contra otras e intentando ganar para su grupo a las demás.

Y todavía peor: dentro de cada comunidad se producen desacuerdos que muchas veces terminan en discusiones y en que cada uno se marcha por su lado. ¿No se nos cae a todos la cara de vergüenza? A todos: evangélicos, ortodoxos, católicos… todos los que afirmamos creer en Jesús y su evangelio.

Algunas frases se pueden discutir, dialogando  sobre lo que el Libro Sagrado quiso decir, pero esto de la unidad en la comunidad, con raíces en Dios está clarísimo. Que seamos uno: unidos a Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, y por tanto entre nosotros.  Esta es la base profunda de la comunidad cristiana.

Si otro mundo y otra iglesia es posible será para que vayamos caminando a la unidad aunque seamos distintos, con Dios es Trinidad, pero un solo Dios…
¿Lo meditamos un poquito?

PARA EL DIÁLOGO Y LA ACCIÓN

1. En la sociedad en que vivimos, ¿En qué aspectos encontramos un ambiente de solidaridad, de compasión de sentir con los otros?
2. Hasta dónde llego yo a sentir y  dialogar con los demás?
3. Los grupos humanos que conocemos ¿se convierten en sectas o llegan a ser verdaderas comunidades?
4. ¿Pertenezco yo a alguna verdadera comunidad en que puedo participar?
5. ¿Qué pasos podríamos dar para que nuestros grupos, nuestras iglesias fueran de verdad comunidades participativas?
6. Y a los jóvenes… ¿qué podemos hacer para ayudarles a salir del individualismo e irse educando a vivir en comunidad?

UN PASO MÁS  CON UN NUEVO LENGUAJE

Aquí hemos hablado de la comunidad de fe cristiana,  pero vivimos en un mundo donde avanza la conciencia humana y ya no podemos quedarnos aislados en la comunidad de fe cristiana.

Estamos centrando en la una espiritualidad  que no abarca solamente nuestra fe religiosa. Sabemos que el mismo Jesús no se quiso encerrar en una religión. Su vida y su visión fueron mucho más universales
Les ofrecemos el Capítulo 2 de  EL HOMBRE SABIO Y COMPASIVO (Ya  editado en folleto) 


JESÚS EL HOMBRE SABIO Y COMPASIVO
Parte 2

Lo cierto es que en el texto de los evangelios  que ha llegado a nosotros encontramos expresiones, frases… y  en esas frases se descubre   toda la hondura y riqueza de lo que dijo Jesús,  aunque no sea al pie de la letra de  cómo Jesús hablaba. En este sentido,  el evangelio es para nosotros un mensaje de sabiduría, que nos invita a despertar.

Signos de la conciencia transpersonal en Jesús
La experiencia de los místicos es una experiencia transpersonal. Quiero decir  que  no se queda solo en lo mental  sino  que  se abre paso a una nueva manera de ver la realidad. En esas experiencias místicas   se deja callado el pensamiento y es posible “ver” más allá del velo de la mente que nos tapa la realidad. Es fácil encontrar en los místicos expresiones de claro sabor transpersonal. Eso mismo ocurre en el evangelio.
 No vamos aquí a discutir cuales serían   las palabras “auténticas” de Jesús – lo que se dice  en latín:“ipsissima verba Iesu” (la mismísimas palabras   de Jesús) -  porque después  de lo que se llama    “experiencia pascual”, después de sentir a Jesús resucitado,  lo que decían los discípulos ya no son al pie de la letra las palabras exactas de Jesús. Los discípulos no tenían micrófonos y grabadoras para recordar exactamente lo que Jesús dijo;  y lo mismo  hicieron los que escribieron  el evangelio.  Lo cierto es que en el texto de los evangelios  que ha llegado a nosotros encontramos expresiones, frases… y  en esas frases se descubre   toda la hondura y riqueza de lo que dijo Jesús,  aunque no sea al pie de la letra de  cómo Jesús hablaba. En este sentido,  el evangelio es para nosotros un mensaje de sabiduría, que nos invita a despertar.

Lo que llamamos  transpersonal quiere  decir que la conciencia   tiene  un modo de darse cuenta de las cosas  y un modo de actuar, que están unidos entre sí. Habría que dudar, por tanto, cuando el modo de pensar de  alguien no esté de acuerdo con su transformación personal,  en el modo de actuar de esa  persona.  Así decía Jesús de los fariseos: “ellos dicen pero no hacen”.

 Lo característico de ese estadio, de  esa nueva conciencia, es que superamos  el nivel mental y, por tanto, superamos  el “yo”. Ya no piensa cada uno solo en su “yo”, que es lo que domina casi siempre en nosotros: yo, yo yo… Pensemos en esta poesía de Jacinto Benavente:                                                   
En el "meeting" de la Humanidad
millones de hombres gritan lo mismo;

¡yo, yo, yo, yo, yo, yo!...

¡yo, yo, yo, yo, yo, yo!...

¡Cu, cu, cantaba la rana!                              
¡Cu, cu, debajo del agua!
¡Qué monótona es la rana humana!                 
¡Qué monótono es el hombre mono!
Y luego: a mí, para mí;
en mi opinión, a mi entender.
¡Mi, mi, mi, mi!
¡Y en francés hay un "moi"!
¡Oh!, el "moi" francés, ¡ése sí que es “grand!”
"¡Monsieur le moi!"
La rana es mejor.


¡Cu, cu, cu, cu, cu!
Sólo los que aman saben decir ¡Tú!
La conciencia transpersonal es, pues, una conciencia unitaria y desegocentrada (que no se encierra en sí misma sino que se abre a todo). Quien llega a esa conciencia  “ve” la unidad de lo real: de todas las personas y de todos los seres;  y lo ve todo sin que su mente le tape los ojos  para  que no vea más que lo suyo propio.  Ve más  allá de las aparentes diferencias de cada ser. Y actúa desde el amor a todos los seres. De ahí que los dos rasgos más característicos de quien se halla en ese nivel de conciencia sean la sabiduría y la compasión.

Y eso es precisamente lo que más se destaca en la persona de Jesús. ¿Quién es y qué ha visto este hombre sabio y compasivo? Vamos a acercarnos a algunos textos del evangelio, buscando huellas de la conciencia transpersonal  en Jesús,  en aquellas dos dimensiones que la caracterizan: la desegocentración ( el no  dar importancia  solo  al al YO propio) y la conciencia unitaria.(la conciencia de que TODOS Y TODO SOMOS UNO).

Jesús,  un hombre que no está  encerrado en su  yo.
En la  evolución de cada persona –como  en la evolución  de la humanidad  - va apareciendo el nivel mental Se  empieza a pensar –y, con él, también aparece  el  yo, como algo independiente.  Ese es un momento  importantísimo. Uno sale de la oscuridad de quien no se siente persona, como el niño pequeñín o el animalito  y se llega a la autoconciencia de que somos personas. Pero ahí no termina todo.

Como no podía ser de otro modo, ese nuevo nivel “personal”   se distingue  porque  se tiene una conciencia egoica (acuérdense: “ego” quiere decir “yo”).

El yo, el niño pequeñín, empieza  una carrera, espontánea y ansiosa, y así busca convertirse  en centro y protagonista de toda la escena. Se olvida de que para él  eso  es sólo un momento más de la evolución de la realidad.
   
Cuando alguien se siente persona e individuo  sobre los demás, se siente como el centro del mundo, como si hubiera llegado a la meta definitiva. Así llega a lo más alto  del egocentrismo   y eso tiene  consecuencias en todos los sectores (en  sus relaciones con los demás, la economía, la sociedad, la política, la religión).   Es el reino del yo y del individualismo total. Yo, yo, yo…

Un ejemplo: cuando a uno le domina el yo… y  si hay elecciones vota, no vota lo que es mejor para el país, para la mayor parte de la sociedad, sino que vota “lo que es mejor para él”. Los demás… no le importan.

Ese modo de portarse no es   una cuestión moral (egoísmo personal), sino  que es más bien una falta de comprensión: es que no nos damos cuenta de  cómo es realmente el mundo. Somos ignorantes, inconscientes.

Por ignorancia   creemos que es  definitivo lo que es sólo pasajero. Y al  creerme que yo soy definitivo, mi yo buscará por todos los medios a su alcance, sin darse cuenta, sobrevivir y afirmarse frente a todos los demás: Yo soy yo y estoy en contra del otro  que no es  yo.  La ignorancia nos lleva a la competitividad, a la rivalidad, a la crispación y al enfrentamiento, al “yo puedo más que tú”,  “yo valgo más que tú”, “tengo más derechos que tú”.

Sólo  cuando nos demos bien cuenta de la realidad, podremos cambiar, podremos    modificar esa manera de pensar y actuar. Tendremos una nueva conciencia.   De hecho, las personas que han “visto”, más allá de las apariencias, han modificado su comportamiento. De esas personas, como Jesús,  hemos recibido un mensaje que   nos ayuda a  no dejarnos encerrar en la cárcel de nuestro yo.  Así podremos  mejorar y cambiar nuestra  vida. Justamente eso es lo que nos llega de Jesús.
Podemos escuchar esa canción  del “yo” en:


Y para rematar este documento nos parece  importante  que les  ofrezcamos un pequeña presentación de la sicología transpersonal  que no se encierra en la  religión aunque la  vemos íntimamente unida a la vida de Jesús. Pueden ver este breve video