Para Otro Mundo Posible
Si alguno de ustedes tiene este libro que presenta su portada como cabecera de los temas, se dará cuenta de que los com que se analizan en él se nos van terminando. Pero también nos damos cuenta de que nuestra vida esta supercargada de muchos otros COM positivos (No queremos hablar aquí de los negativos como competir, combatir, conflicto…
Entonces decidimos seguir adelante con otras palabras que nos hagan pensar en situaciones de unidad que nos sigan ayudando a experimentar lo fundamental de nuestras reflexiones, a seguir sintiendo cómo TODOS SOMOS UNO en muchos aspectos de nuestra vida. Si les apetece hoy nos surge la vena musical y hablamos de…
CONCIERTO
¡Música maestro!
Escuchemos y contemplemos
Pero fíjense que la palabra concierto no se emplea solo en música y tiene un sentido más amplio que nos puede hacer meditar.
La palabra concierto se remonta en su etimología al latín “concertare”, formada por “con” en el sentido de unión y por “certare” que significa competir. O sea que al añadir el com convertimos la competencia en acuerdo. Concertar es acordar o convenir, de allí que concierto es el resultado de llegar a un acuerdo, pudiendo ser usado el término en concertaciones o acuerdos sociales, políticos o económicos; y también designa a las cosas dispuestas en forma ordenada. Del caos pasamos con la fuerza del amor al orden
El simbolismo del concierto en la música nos abre los ojos a la vida. Igual que los distintos instrumentos, cada uno de nosotros tenemos nuestra propia música, estamos hechos de madera, o de metal de plástico… y con formas distintas que producen distintos sonidos. Cada uno de nosotros tenemos nuestra música propia. Eso puede ser una confusión para cada uno, cuando no se pongan de acuerdo y se organice un desconcierto donde nadie se entienda. Pero también puede suceder que mi música y tu música se pongan de acuerdo y resulte un bello concierto. Eso puede ser porque alguien ha escrito la “partitura” y exista un director que coordine la orquesta ( o coordina una a reunión, el encuentro internacional o la pareja de esposos). También puede suceder que los músicos se sientan unidos en su ritmo, en su corazón y sin mucha preparación anterior improvisen la melodía, se complementen y resulte un concierto espontáneo.
Eso es lo que puede suceder en el jazz. Empezó con la música cuando los esclavos secuestrados en África juntaron su ritmo y su sentimiento con melodías del país norteamericano que le esclavizó y ellos, utilizando a veces los instrumentos más primitivos, tablas de lavar la ropa, viejas trompetas, banjos… fuero dando origen a maravillosos conciertos que brotaban de su corazón, de sus angustias, de sus sueños y ansias de libertad
Hoy se ha avanzado algo en la búsqueda de la libertad y en la concertación. Por las calles de Nueva Orleans, y no sólo músicos afroamericanos sino discípulos de ellos siguen lanzando al aire su música. En cualquier país los conciertos musicales y las concertaciones sociales hacen que muchos hombres y mujeres se vayan concertando. Ojalá que toda clase de acciones solidarias nos vayan ayudando a pasar del conflicto al concierto, donde todos siendo distintos vayamos siendo TODOS UNO.
Mientras contemplamos una parte del “concierto sagrado” de Duke Ellington, y pensamos que cada uno puede ser parte del concierto de la vida con todo su ser: su cabeza, su corazón y hasta sus pasos… sintamos que somos parte de la humanidad, distintos pero iguales. Instrumentos de un gran concierto.