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6 de julio de 2018

EL GRITO DE LOS MIGRANTES

EL GRITO DE LOS MIGRANTES AFRICANOS

Por Fernando Bermúdez


Estoy desconcertado por lo que está sucediendo con los migrantes y refugiados. En lo que llevamos de año una constante avalancha de inmigrantes africanos están llegando a nuestras costas. Muchos de ellos han muerto ahogados en el Mediterráneo.  Mientras una Europa alarmada tiende a cerrar fronteras, entre nosotros pululan opiniones encontradas ante este fenómeno. Unos con un sentido humanitario claman  por abrir las puertas. Otros ventilan ideologías racistas y xenófobas de rechazo.

No hay que olvidar que hace cuatro siglos íbamos los europeos a cazar africanos negros como si fueran animales, arrancándolos de sus familias, para venderlos como esclavos en las Américas. ¿Qué persona no se conmueve ante este delito de la historia? ¿Por qué ahora  los vemos como una amenaza y les cerramos las puertas en vez de resarcir  esa deuda? Empresas europeas, incluidas españolas,  explotan y saquean sus recursos naturales  (petróleo, oro, plata, coltán, uranio, maderas finas,  pesca…) en alianza con las oligarquías y  gobiernos corruptos de esos países, mientras a la gente pobre  la dejamos hundida en la pobreza y el hambre.


Gestos como el del Aquarius son bellos, pero no son la solución. Es necesario que tomemos conciencia de que no podemos consumir derrochando lo que a ellos les falta para vivir. Es necesario que nuestros gobernantes y empresarios dejen de lucrar explotando  sus recursos, a fin de favorecer un desarrollo integral que beneficie a los más empobrecidos. Y sobre todo, dejen de venderles  armas. Muchos huyen no solo del hambre sino también de la violencia y la guerra.

Urge una revolución de la conciencia en todos  los ciudadanos del norte. No se puede tolerar por más tiempo tanta injusticia y tanto sufrimiento. “Estamos llamados a abrazar, acoger, proteger, promover e integrar a migrantes, refugiados y víctimas de la trata de personas”, clama el papa Francisco. Un desafío para todos, pero particularmente para nuestras parroquias.

Fernando Bermúdez López
ALGUAZAS