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26 de agosto de 2018

ASUMIR, Palabras a voleo

PALABRAS A VOLEO

Existen palabras totalmente laicas, civiles, que de pronto  aparecen con un sentido religioso.
Cuando nosotros nos damos cuenta de eso puede que nos sorprendamos  o que nos sintamos en la necesidad de meditar…  darnos cuenta de lo que estamos diciendo.  Ejemplo de esto es  nuestro empleo del verbo:



Asumir

Cuando lo empleamos como sustantivo, como nombre común o propio. Empecemos con el verbo antes de darnos la sorpresa

Asumir:
Del latín. assumĕre.

1.  Atraer a sí, tomar para sí.
2.  Hacerse cargo, responsabilizarse de algo, aceptarlo.
3.  Adquirir, tomar una forma mayor.



Pensemos  un poco sobre  lo que  eso significa.  Recordemos las responsabilidades que hemos asumido en nuestra vida. Acaso nuestra aceptación de alguien  que un día se acercó a nosotros pidiéndonos ayuda o protección y nosotros, nuestra comunidad o nuestra familia lo asumimos.

En este momento,  cuando escribo  estas líneas a mediados del mes de agosto, surge una palabra derivada de  la   que  estamos tratando.  ¿Derivada? ¿Qué tendrá que ver  asumir  con  ASUNCIÓN.
Para ustedes,  personas religiosas, tal vez les suene extraño que la Asunción de María se relacione  con lo que leímos  en el diccionario: tomar par sí, hacerse cargo, adquirir…

La mayor parte del pueblo católico siempre habló de  la Asunción de María… al cielo.

Las imágenes más clásicas de Murillo nos presentan a la Virgen María flotando  sobre las nubes, como empujada por angelitos y, dicen los especialistas de arte sacro, que se distingue cuando es una pintura dela Virgen de la Asunción (y no La Inmaculada) por su mirada en éxtasis contemplando, claro está, el Cielo.


Otras personas de visión más crítica sonríen irónicamente ante estas vueltas y revueltas con las pinturas que intentan reflejar a esa humilde  campesina a la que envuelven los artistas  entre nubes y angelitos.


Dentro de la ignorancia teológica y gramatical  de muchos católicos piadosos está lo que entienden por “asunción”.  Empiezan por confundir esa palabra  con” ascensión”. Como se dice que Jesús ascendió al cielo… también quieren   decir  que María de Nazaret tuvo que subir por allí arriba… pero como ella no  tiene categoría divina  se maneja  otra palabra y se habla de la “asunción de la Virgen  al cielo” lo que no tiene sentido.

Lo primero que no se entiende es, en los actuales avances  de la ciencia,  pensar  el cielo como un lugar por ahí arriba lleno de santos, de angelitos con diversos formatos  y  más arriba  un Dios Padre con sus venerables barbas,  el hijo con sus llagas y  el espíritu Santa revoloteando por ahí. Un poquitín más abajo la Virgen María que  ha asumido (?) al cielo… ¿qué?¿que la han asumido?

Hace unos años_ explica fray Marcos - se le ocurrió decir al Papa Juan Pablo II que el cielo no era un lugar, sino un estado. Pero me temo que la inmensa mayoría de los cristianos no ha aceptado la explicación, aunque nunca la doctrina oficial había dicho tal cosa.       

Es grande la ignorancia  del lenguaje religioso en muchos cristianos… Se emplean las palabras sin saber lo que significan y se repiten sin entender.  Muchos periodistas  lo suelen acabar de  estropear  con frases  hechas cuando tratan temas de Iglesia sin saber qué significan.

Para muchos la religión es una serie de tópicos, de frases que se dicen sin entender pero…”¡como siempre  se ha dicho así!”…

Estamos en un tiempo histórico donde no  podemos  quedaros en repetir frases sin tomar conciencia de lo que quieren decir.

Volviendo al “asumir”,  podríamos  aceptar, si somos creyentes, que aquella mujercita de aldea,  al darse cuenta de la misión que se la venía encima con su embarazo, asumió, aceptó esa misión como toda madre que se siente responsable de  cuidar la vida de ese ser que nació de  ella, sin subir al cielo, aquí en la tierra, asume  esa responsabilidad.

También podríamos  decir simbólicamente que Dios ( ese que, en frase de Santo Tomás, sabemos lo que no es pero no sabemos lo que es) -sólo nos dice San Juan que Dios es amor- asume en su amor eterno a  la nazarena María.  Así ya podemos  contemplar como símbolo las pinturas de Murillo y otros artistas  de la mujer vestida de sol con la luna y una tropa de angelitos a sus pies empujándola hacia arriba; ella  mirando hacia lo alto.

Aunque otros preferiríamos que nos representasen a María como una mujer, sin lujosos mantos, sin nubes, ni coronas, ni luces celestiales  asumiendo esa misión dura de acompañar a su hijo profeta  atrevido.

Les copio  la  distinción que nos ofrece fray Marcos Rodríguez O.P.:

No debemos caer en el error de considerar a María como una entidad paralela a Dios, sino como un escalón que nos facilita el acceso a Él.  La confusión que tenemos sobre María, se debe a que no hemos sido capaces de distinguir en ella dos aspectos: uno la figura histórica, la mujer que vivió en un lugar y tiempo determinado y que fue la madre de Jesús; otro la figura simbólica, mitológica que hemos ido creando a través de los siglos, siguiendo los mitos ancestrales de la Diosa Madre y la Madre Virgen. Las dos figuras han sido y siguen siendo importantes para nosotros, pero no debemos mezclarlas.

En otro tema de este blog pueden leer completo el artículo citado  de fray Marcos: < María nos ha hecho descubrir lo femenino de Dios>.

Aquí nos hemos centrado en analizar esa  importante palabra, pensando en que todos tenemos nuestra propia asunción,  asumiendo la misión que el amor eterno nos encargue, por la que merece la pena  que nos juguemos la vida y no nos conformemos con vivir falsamente con lo que siempre se ha hecho así.  Que tengan ustedes  en su vida una verdadera  Asunción.