He querido destacar como imagen de este “post” una escultura de la justicia que se aleja de la mayoría de las que la representan, tan visibles en los Palacios de Justicia de todo el mundo. En ellas suele figurar una mujer de gesto impasible, con los ojos vendados, con una balanza en una mano y una espada en la otra. Estas esculturas están inspiradas en la diosa griega Themis, encarnación del orden. Su equivalente romana se llamaba Iustitia y en ocasiones aparecía flanqueada por un león.

Sin embargo, la imagen muestra una gran dignidad. La dignidad de los que se mantienen en pie, de los que siguen avanzando como pueden a pesar de “los palos” recibidos ( La estatua no está “estática” sino que “camina”, a pesar de todo). La dignidad de los que nos recuerdan que todavía hay mucha justicia por hacer más allá de las leyes y el derecho. Buena prueba de ello es el ejemplo de todos aquellos, de todas aquellas que con sus heridas, con sus cicatrices y con su vida, nos muestran que no hay caminos fáciles en la lucha por la dignidad y la justicia. La estatua es una llamada a no desfallecer, a seguir adelante.